domingo, 18 de mayo de 2025

Baja luminosidad I. Pistolas y linternas... y proactividad.

 Baja luminosidad I. Pistolas y linternas... y proactividad.

Por Cecilio Andrade

“Al combinar el instinto con la técnica, buscaba esa pequeña zona donde me podía exigir al máximo sin hacerme daño y desentrañar los sistemas de mi cuerpo. 

Acceder y permanecer en esa pequeña zona es la clave del éxito.” 

                                                         Ultramaratoniano Scott Jurek, de su libro "Comer, correr, vivir". 


La problemática del uso de linternas y armas.

La función de cualquier posición de tiro, táctico en nuestro caso pero adaptable a todos los demás tipos, es simplemente conseguir la estabilidad que nos permita lograr la precisión necesaria para alcanzar un objetivo con eficacia, precisión y seguridad. 

El hecho de que que las condiciones de luz sean variadas, altas, bajas o nulas, no modifica en absoluto dicha función.

Estadísticamente la probabilidad de tener un enfrentamiento en condiciones de baja luminosidad ronda por regla estadística el 65%, aunque en algunos entornos profesionales se acerca al 80%.

Un punto muy importante, que no se debe olvidar jamás, es que cuando hablamos de condiciones de baja luminosidad esto no conciernen únicamente a un horario nocturno, pudiendo encontrarnos en esa situación a lo largo de las 24 horas de cualquier día del año.  

Una casa con todas sus persianas bajadas, un sótano, el hueco interno de las escaleras de un edificio, un parking subterráneo y/o cerrado, etc. Las situaciones de baja, o nula, luminosidad son casi infinitas, y por ello las preferidas por los potenciales adversarios ante los que deba actuar un profesional armado o un legítimo usuario en situación de defensa, propia o a terceros.

La preparación adecuada para trabajar con armas en condiciones de baja luminosidad implica adiestrarse en técnicas de empleo de linternas. Lo cual nos lleva al error más común, pretender que dominar una única técnica con linterna cubre todos los posibles entornos posibles. 

La realidad es simple y aplicable a todo trabajo con armas, “la situación determinará qué técnica es la más adecuada”. Cada técnica de iluminación en el presente trabajo tiene sus ventajas, así como obviamente sus inconvenientes; pero, insisto, son aplicables a todo tipo de entornos y situaciones en la vida personal y profesional, .

Debemos conocer y entrenar tanto las técnicas específicas de iluminación con armas, como los principios operativos y tácticos que se aplican en condiciones de baja luminosidad. Conocimientos y técnicas que aplicaremos en todas las operaciones que impliquen condiciones de baja luminosidad, por lo cual deben ser estudiadas y entrenadas tanto como las técnicas específicas de trabajo con armas y operaciones armadas.

Repitiéndome hasta aburrirlos, no existe sustituto para el entrenamiento, ni pastillas de colores que lo acrecienten. 

En el caso que nos ocupa, situaciones de baja/nula luminosidad, no se necesita incluir fuego real. Para entrenar, estudiar, analizar y estructurar las diferentes técnicas de iluminación, de movimiento, de limpieza y registro de edificios, etc. es importante definir que se puede realizar este entrenamiento con armas sin munición, simuladas o sin arma alguna.

Aunque, obviamente, finalmente habrá que examinarse aplicando las técnicas entrenadas con fuego real para comprobar que podemos sincronizar ambas técnicas, linternas y armas, en una única perfectamente unificada.



Pistolas y linternas.

De todos los miles de tipos y modelos de linternas que existen actualmente en el mercado es difícil definir una como emblemática y ejemplo a recomendar. Cada fabricante, representante, vendedor y usuario defiende a capa y espada, por no decir a chaleco y pistola, su modelo o elección particular. 

En mi caso puntual debo decir que tras emplear una gran “colección” de linternas a lo largo de los años me fijo en una serie de características, más que en marcas y/o modelos, a la hora de decidir que linterna de combate porto y empleo. 

Mi herramienta de iluminación debe ser:

      • Suficientemente pequeña, ligera y cómoda para llevarla siempre conmigo.
      • Adaptada a mi mano, que, por cierto, en mi caso es tamaño mini.
      • Con el botón de encendido/apagado de fácil, rápida e intuitiva activación sin que interfiera en la utilización segura y precisa de las armas.
          • Mi preferencia es que se pueda activar, desactivar y/o modificar funciones, usando el pulgar mientras se utiliza la linterna formando un puño, o martillo, firme y sólido
      • Gran autonomía y bajo consumo.
      • Intensidad de luz suficiente para deslumbrar a una amenaza cuando le ilumine la cara.
      • Resistente por si debo emplearla modo de defensa o herramienta de impacto, por ejemplo romper un vidrio, o me sorprende un agresor extremadamente cercano.


Podría reseñar una lista más o menos extensa, por no decir interminable, de características, pero considero que las seis anteriores resumen las más importantes que aplico y enseño.

De linternas acopladas directamente en las armas, cortas o largas, escribiré en un próximo trabajo, hoy trataré de linternas en mano.


Principios de trabajo en condiciones de baja luminosidad.

Si empiezo este punto con algo como:

 ... “hay que estudiar y analizar cuándo utilizar la linterna y cuándo no, 

cuándo avanzar y cuándo permanecer inmóvil”...


Algunos dirán que solo repito una verdad de perogrullo, y que poco más aporto que redescubrir la rueda redonda. Pero por más verdad de perogrullo que sea no la hace más correctamente aplicada en el día a día del profesional armado y/o legítimo usuario

Veamos algunas preguntas más o menos importantes a tener en cuenta.

      • ¿Cuantos de Uds. seleccionan su munición en base al fogonazo que produce?
      • ¿Utiliza la ropa en base a la potencial baja visibilidad o a la moda táctica del momento?
      • ¿Analiza las condiciones de luz respecto a Ud? 
          • ¿Y que ocurre respecto al adversario??
      • ¿Busca evitar situarse a contraluz y no generar sombras delatoras?
      • ¿Usa las zonas oscuras y de sombras buscando llevar a los agresores a las zonas iluminadas?
      • ¿Cómo usa la linterna? 
          • ¿Lo mínimo posible para búsqueda? 
          • ¿Lo máximo posible una vez localizada la amenaza?
      • ¿Usa la linterna como herramienta de confusión para los agresores? 
      • ¿Modifica forma, ángulo, duración y ritmo de iluminación?


Empezar a considerar, y contestar, estas “simples” cuestiones les ayudará a generar sus propios programas de entrenamiento y mejora personal.

Recuerden que la función primaria de la linterna es localizar e identificar amenazas, pero que también se utilizará para facilitar la seguridad en los movimientos e incluso como medio de comunicación y de información. En ese último punto, herramienta de información, permite señalar objetivos, zonas concretas, sectores y/o líneas de avance, control o vigilancia, etc.

Debemos buscar cambiar la posición del origen de la luz para no establecer un patrón que los agresores puedan emplear a su favor para neutralizarnos. Un procedimiento muy útil es desplazar la luz vertical y horizontalmente, cambiando de ángulo y altura respecto a nuestro propio cuerpo. Esto se consigue sabiendo pasar de una técnica de iluminación a otra de manera fluida. 

Recuerden que las linternas producen suficiente reflejo como para que desde varias habitaciones de distancia un potencial agresor sepa que estamos en la zona. 

También es importante modificar de forma aleatoria los lapsos en los que está encendida.

Considerar en avanzar hacia una esquina con la linterna apagada, sin poder ver la ruta y el punto de llegada, en la mayoría de los casos significará casi un suicidio, pero, como todo en lo relativo a la táctica de combate y supervivencia, existen situaciones en las que puede considerarse aplicable como procedimiento, sobre todo si previamente a apagarla hemos "memorizado" la ruta a seguir.

Cuando se chequea una esquina o nos situamos tras un parapeto, es fundamental dirigir la linterna de forma que no se reciba el reflejo de la luz, nos auto-iluminaríamos, delatándonos y facilitando la acción del agresor. Hay que tener siempre presente que cuanto más alejada esté la linterna de la cobertura empleada, mayor será el reflejo de la luz hacia nosotros.

Es por ello que repetiré a lo largo de este trabajo, si se aburren de esa repetición lamento no querer evitarlo, la importancia de ser capaces de pasar de una técnica a otra, adaptándonos al entorno y situación de forma eficaz, segura y fluida.

Muy pocas veces nos encontraremos presentando al mismo tiempo linterna y pistola. Lo más usual es que ya se tendrá la linterna en la mano, tras lo cual la amenaza aparecerá repentinamente y habrá que desenfundar la pistola. Obviamente lo primero es alinear de forma correcta la pistola para pasar de inmediato a la técnica de trabajo con linterna que requiera la situación.

Cuando se emplean linternas, la tendencia instintiva del ojo humano es que se sienta atraído hacia el lugar que se ilumina, en lugar de centrarse en el punto de mira sobre el objetivo, como se entrena en las situaciones ordinarias de tiro. Lo que además se agrava si la amenaza se mueve, la Evolución ha hecho que los ojos humanos se sientan atraídos de forma instintiva por el movimiento.

Dirijan siempre la linterna hacia los ojos de la agresión, lo cegara y/o distraerá, sin que por ello Uds. dejen de controlar lo que pueda hacer o portar en las manos.


Técnicas de trabajo con linternas y arma corta.

Las técnicas de iluminación que veremos en el presente trabajo son las que empleo normalmente, salvo la última.

      • Linterna al pecho.
      • Linterna al cuello/mandíbula.
      • Técnica FBI.
      • Técnica Harries.
      • Técnica Harries modificada.
      • Técnica Harries invertida.
      • Técnica Rogers.


Linterna al pecho.

Es una técnica muy eficaz cuando no deseamos llamar la atención de posiciones más “llamativas” en un entorno lleno de público, y/o tenemos solo sospechas, sin confirmación, de posibles agresores.

Es más recomendable su utilización cuando aún no hemos desenfundado/empuñado el arma, permitiendo que el tronco mantenga un buen punto de equilibrio al realizar el desenfunde. Así mismo conseguimos que el sentido de orientación del cuerpo dirija perfectamente el foco de luz a las zonas que deseamos chequear.

Puede utilizarse también con la pistola empuñada, aunque en esta situación adolece de algunos problemas.

      • Se dispara con una sola mano.
          • Lo que por otra parte si es bien entrenado en distancias cortas y medias no debe suponer problema alguno.
      • Si se extiende la mano del arma pueden crearse sombras perjudiciales para la eficacia del tiro.
          • Aunque por otro lado ilumina los elementos de puntería.
      • El hecho de que ambos brazos estén en distinta posición y ángulo respecto al tronco puede dificultar la alineación de foco de la linterna y línea de tiro del arma.
      • No se puede emplear eficazmente tras obstáculos y parapetos.
      • Crea conos de sombra para lo que es necesario saber pasar de forma natural a otras posiciones de iluminación que los elimine o, al menos, los disminuya.


Como ya comenté, lo ideal es aprender a pasar de una técnica a otra, de forma que siempre se pueda utilizar la técnica más adecuada a, por ejemplo, tanto esquinas a la derecha como a la izquierda.

No obstante, considero importante recalcarlo, es posible disparar con gran seguridad y precisión, a distancias cortas y medias, extendiendo la pistola mientras se mantiene la linterna pegada al pecho.

Linterna al cuello/mandíbula. 

Es muy rápida y casi instintiva porque dirige la linterna hacia donde normalmente mira la cabeza al colocarla entre la mandíbula y el cuello.

La desventaja para algunos es que se dispara con una sola mano, lo que como ya dije en la técnica anterior, si es bien entrenada en distancias cortas y medias no debe suponer problema alguno. 

En esta técnica se facilita enormemente la alineación del foco de la linterna con la línea de tiro del arma.

Resulta adecuada para movimientos en zonas sin cobertura, así como desde el lado izquierdo o derecho de una cubierta o abrigo, si bien tras los mismos debemos tener en cuenta dos detalles.

      • Para un diestro al portar la linterna con la mano izquierda y empuñar con la derecha, le permite una gran iluminación del lado izquierdo del obstáculo sin exponerse apenas, pero puede dificultarle la alineación del arma sin un entrenamiento adecuado.
      • Por otro lado para ese mismo diestro, al portar la linterna con la mano izquierda y empuñar con la derecha, le dificulta la iluminación del lado derecho del obstáculo facilitando en este caso la alineación del arma sin exponerse apenas.



Para operadores zurdos debemos invertir lo comentado, algo que ruego mantengan durante todo el presente texto.

Un detalle a tener en cuenta es que si bien la posición ortodoxa requiere situar la linterna en el mismo lado del cuello/mandíbula que la mano que la sostiene, lado izquierdo de la mandíbula para un diestro es muy sencillo, sin cambiar de mano, colocar la linterna en el lado contrario del cuello sin perder capacidad ni movilidad, mano izquierda en lado derecho de la mandíbula cruzando el brazo sobre el tórax. 

Este cambio puntual favorece poder trabajar con eficacia con obstáculos sin importar sobre que lado del mismo debamos trabajar, logrando una gran eficacia de iluminación y control del arma sin una exposición excesiva.


Técnica FBI.

Lá técnica más purista consiste en extender, y alejar, la linterna hacia el costado del cuerpo donde empuñamos la linterna. 

La ventaja más comentada de esta técnica radica en que si alguien intenta disparar a la luz no nos alcanzará a nosotros. 

También se considera como ventaja que permite mantener el arma sobre una zona o amenaza específica y revisar con la linterna otra zona o dirección. 

Debo decir que si bien existen situaciones en las que esta acción es necesaria, apuntar en una dirección con el arma y chequear en otra con la linterna, no la puedo recomendar para uso generalizado dados los riesgos evidentes de descargas negligentes al dividir la atención en una situación donde debemos estar 100% enfocados.

Con la linterna en la mano esta técnica se aplica muy rápidamente. Las principales  desventajas son que se tiene que disparar con una sola mano y al alejar la linterna resulta muy complicado, sin un entrenamiento extenso y esmerado, alinear correctamente linea de tiro con el foco de la linterna. 

Simple pero grave problema de biomecánica, anatomía y coordinación motora.

Mi principal aplicación y recomendación de esta técnica es para poder chequear interiores y obstáculos con mayor seguridad. 

Al separar la linterna del cuerpo podemos mantenernos parapetados, o no, y a la vez chequear otro obstáculo reduciendo o incluso neutralizando los sectores de penumbra que creamos al generar sombras espesas con la luz de nuestra linterna. Para ello, en mi procedimiento, procedo a alejar la linterna para ese chequeo tanto lateral como verticalmente, de tal forma que pueda “negociar” el obstáculo, potencial cobertura del agresor, desde varios ángulos.


Técnica Harries.

Es con diferencia el método de iluminación más empleado aunque no por ello el más correctamente ejecutado, ya que requiere una técnica de aplicación esmerada y perfectamente entrenada. 

También es una técnica agotadora sin un entrenamiento físico adecuado, lo que acaba generando malas posiciones, aplicaciones, posturas y vicios para compensar ese agotamiento muscular.

La mano de apoyo pasa por debajo y alrededor de la mano que empuña hasta su lado derecho, para diestros, buscando que las muñecas y los dorsos de ambas manos se apoyen una contra la otra. Para mantener ese contacto sólido el codo de apoyo debe posicionarse lo más vertical que anatómicamente sea posible, forzando la muñeca de apoyo a situar su dorso ligeramente por encima de la mano de empuñe. Esto genera que la posición se haga más lateral, lo que provoca adelantar el pie izquierdo un poco más de lo normal, ambos puntos al estilo clásico de tiro de estilo Weaver,

Es necesario ejercer una tensión isométrica para evitar que las muñecas y dorsos de las manos se separen con el retroceso del tiro, así como en los movimientos de desplazamiento y giro. Esta tensión isométrica es la que dificulta en gran medida que se pueda mantener esta posición durante largos periodos de tiempo.

Resulta cómoda cuando se opera desde el lado derecho de un obstáculo. Cuando se despeje una esquina, esta técnica coloca la linterna de forma que es lo primero que se asoma por la esquina.

Otra consideración a tener en cuenta con esta técnica es que allí donde apunte la linterna también apunta la boca de fuego. Esto quiere decir que a cualquiera que se alumbre con la linterna, incluso aunque no se trate de una amenaza, se le estará apuntando con la boca de fuego.

Como ya he comentado varias veces en el presente texto, es necesario ser capaz de pasar de una posición a otra de forma eficaz, segura y fluida para poder adaptarnos lo más rápidamente posible a las cambiantes situaciones y entornos de un enfrentamiento armado sea del tipo que este sea, evitando riesgos innecesarios como el comentado.

Debemos dominar una variante de la posición Sul (ver otros trabajos anteriores sobre esta posición) cuando no apuntemos con la pistola pero mantengamos su empuñamiento. 

Esto requiere situar la linterna al centro del pecho con el dorso de la mano hacia el frente, y apoyar sobre este dorso los dedos de la mano que empuña también con el dorso de la palma al frente y dirigiendo el cañón del arma hacia abajo en unos 45º aproximados y ligeramente al frente, con ello controlamos el ángulo de la linea de tiro del arma sin apuntar a compañeros, civiles o a uno mismo. 

Extendiendo cuando sea necesario los brazos al frente se puede pasar a la técnica comentada de la forma eficaz, segura y fluida que ya comenté y recomiendo.

A modo de ser detallista, pedantemente detallista para muchos, es de resaltar que pulseras y relojes de excesivo tamaño pueden dificultar y agravar los problemas comentados. En el caso de relojes muy voluminosos es de considerar el portarlos con la esfera en la cara interna de la muñeca, en lugar de la posición usual de la cara externa.

Es correcto reconocer que esta técnica debe su nombre a la persona que en su momento fomentó su aplicación y extensión en el entorno operativo, el Sr. Michael Harries,


Técnica Harries modificada.

Para evitar las tensiones articulares y musculares, de Indole biomecánica, comentadas en la posición base anterior, en esta variante se realizan las siguientes modificaciones.

      • En este caso, para relajar la tensión, los brazos se “encogen” ligeramente más de lo habitual.
      • En lugar de adoptar una posición de tiro de tipo Weaver, la posición final es más del tipo Isósceles moderna, con los brazos formando un triángulo. 
      • Ciertamente casi podríamos decir triángulo equilátero, en lugar de isósceles, pero para ser justos esto depende más de la envergadura del tirador que de una corrección gramatical o geométrica.
      • Para lograr este triángulo de forma cómoda y eficaz, el contacto de las muñecas se mantienen de igual forma que en la posición base, pero los dorsos de las manos se separan entre si hasta formar, sobre el apoyo de las muñecas, un ángulo máximo de 90º.
      • Estas simples modificaciones facilitan mantener la posición durante periodos de tiempo más largos, con un aumento de fluidez y seguridad en los movimientos, giros y el tiro en si.

Disparar con esta técnica, si bien biomecánicamente hablando es más eficaz, requiere un entrenamiento específico y esmerado para poder saber utilizar las miras con el ángulo lateral comentado, así como, como en todas las posiciones reseñadas, situar en paralelo linea de tiro con el enfoque de la linterna.



Técnica Harries invertida

También conocida como descruzada, consiste en colocar la linterna, para un tirador diestro, en paralelo en el lado izquierdo de la pistola.

Esta técnica se recomienda como complementaria tanto de la técnica Harries convencional como de la modificada, principalmente para chequear apuntando, e incluso disparar, desde el lado izquierdo de una cubierta.

Mi recomendación es colocar la articulación de la segunda y tercera falange, las falanges se comienzan a contar desde la punta de los dedos hacia la palma, de la mano de la linterna tomando como referencia el contacto del pulgar de ambas manos, la que empuña la pistola y la que porta la linterna. 

Hay que ejercer una tensión isométrica para evitar que las manos se separen con el retroceso, el movimiento y/o los giros.

Así como evitar presionar la corredera de tal forma que podamos lacerarnos los dedos y/o frenar la corredera y generar un riesgo de interrupción.


Técnica Rogers

También denominada de jeringuilla, por la forma de presentación. 

En teoría permite realizar el empuñe de la pistola con ambas manos, aunque en realidad dicho empuñamiento deja mucho que desear. 

En mi opinión adolece de grandes inconvenientes y muy pocas virtudes, si las tiene.

      • No resulta adecuada con manos pequeñas, lo cual reconozco que es mi caso.
      • No es instintiva ni natural, lleva bastante tiempo alinear correctamente linterna, manos y arma. 
      • Debido a la forma de sujetar la linterna dificulta pasar de esta técnica a las otras.
      • La linterna pueda presionar la retenida del cargador con una facilidad preocupante.
      • Es imposible emplear la linterna de forma contundente, como arma defensiva de impacto, sin correr el riesgo de fracturarnos los dedos.
          • Amén de no disponer de la máxima fuerza y contundencia posible en dicho impacto.

Por todo lo anterior es evidente que no la recomiendo y, obviamente, no la utilizo en mi trabajo.



“El juego del trabajo y los negocios de la vida en realidad son lo mismo si los reducimos a los principios, los comportamientos y las técnicas que eliminan las distracciones y fomentan un enfoque beneficioso. “

David Allen,  experto en productividad.


Sobre la importancia de la fluidez y proactividad.

Emplear la palabra proactividad es ahora muy común, hace unos años lo era tan solo en los textos de dirección de empresas y los pseudo-manuales de autoayuda tan de moda. 

Incluso era un término que no se encontraba en la mayoría de los diccionarios, mi propio corrector al escribirlo en este artículo no lo reconoce como correcto, sugiriéndome cambiarlo por “productividad”. 

No creo que sea una corrección aceptable ni que, como muchos indican,  signifique tan sólo tomar la iniciativa. 

En mi personal opinión significa que, como seres pensantes, somos responsables de nuestras propias acciones y decisiones. Nuestra conducta es producto de nuestras decisiones, no de nuestras condiciones personales, ni del entorno ni de las opiniones de otros. 

Ser proactivo, sigue sin reconocerlo el corrector, significa, para mi al menos, que tengo la iniciativa y la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan. 

Stephen Covey escribió, allá por finales de los años 80 del siglo pasado, en su libro que les recomiendo leer, "Los siete hábitos de las personas altamente efectivas”...

“La proactividad forma parte de la naturaleza humana, y, 

aunque los músculos proactivos puedan encontrarse adormecidos, 

sin duda están en su lugar”.

Como pueden leer, eso de la proactividad, proactivo, y su antagonista, “reactividad”, que tampoco reconoce el corrector, y “reactivo”, no es mi invento personal, ni siquiera es algo novedoso. 

No es mío pero lo considero desde hace décadas el hábito más importante y fundamental del ser humano, y mucho más para  aquellos profesionales que lidian cada día en la palestra de poner su vida, o la de terceros, en riesgo. 

Los enfrentamientos reales nunca son justos, no siguen reglas, normas, ni pautas ordenadas y organizadas, ni siquiera éticas en casi todos los casos. Todo eso está bien y perfecto para una competición deportiva, algo que jamás son las “competencias” a vida o muerte.

Ser proactivo implica conceptos de adaptación, cambios, salir de la zona de confort. 

El cambio jamás es bueno o malo como parecen indicar según que libros y que autores de autoayuda consultemos, pero el conocimiento que implica ese cambio, sea del tipo que sea ese conocimiento, siempre será positivo. En la sociedad actual, para que la vida tenga sentido, todo debe ser comprensible desde el punto de vista de pautas, normas, reglamentos, estructuras, medidas, ideas, leyes fijas, y todo esto, a su vez, debe corresponder a realidades inmutables y eternas por más que sea obvio que el escenario es siempre cambiante.

En su gran obra “Los bufones de Dios”, Morris West escribió...

 “Vivo esperando lo mejor y preparándome para lo peor”. 


En mi opinión esa es la base de ser verdaderamente proactivo. Y ese concepto me lleva a volver a reseñar a Stephen Covey, en la misma obra que nombré unas lineas más arriba.

“…desarrollar el primero y fundamental hábito de las personas que, 

en cualquier medio, son altamente efectivas: el hábito de la proactividad”.


Ustedes deciden, ¿serán proactivos o reactivos? 

Pregunta sencilla para respuestas infinitas, por más que mi corrector de texto no quiera reconocerlo.



En fin, a lo mejor debí reducir las más de 680 palabras de esta "conclusión", pedante, acusadora y aburrida a la simple y sencilla frase de un filósofo y ensayista hispano.


“La técnica es el esfuerzo para ahorrar esfuerzo”. 


Si… sin duda debí empezar, y terminar por ahí, por D. José Ortega y Gasset. 


Pedante de mi.

Cuídense y cuiden de los suyos.

Walbys Bay. Octubre 2023