lunes, 8 de mayo de 2023

Regresando a las secuencias de tiro…

Regresando a las secuencias de tiro… 

Nota corta por Cecilio Andrade.


Pues eso, regresando a las secuencias de tiro, entonces ¿se usan porque sí? ya que eso es lo que "todos" dicen y lo que "todos" hacen. Sin duda alguna Uds. deciden finalmente pero, por otra parte, analizar, estudiar y pensar un poco no hace daño... ¿o sí?


Existen miles de textos, de unos pocos de las cuales me declaro culpable, sobre reseñas técnicas de lo que es una secuencia de tiro u otra, así como sus distintas variantes y evoluciones, pero ¿se usan así y ya está? Lo cierto es que la respuesta es un si y un no, y aunque la contestación parezca el típico chiste de gallego no deja de ser correcta. Por cierto, si alguien se da por ofendido u ofendida, soy gallego desde hace algo más de 50 años.

Hay que disparar hasta que el agresor o agresores dejen de suponer un riesgo para la propia vida o la de terceros, lo cual implica no materializar simplemente una secuencia estándar y bajar el arma, ni tampoco disparar sin parar hasta quedarse sin munición. Ambos extremos pueden suponer un gran problema para la propia supervivencia física, ética y/o legal.

En el primer caso no es asumible estar subiendo y bajando el arma cada “X” disparos, ya que se pierde enfoque del objetivo y se regalan oportunidades al adversario que se intenta neutralizar. 

Tampoco es recomendable disparar sin parar ya que entre otras cuestiones negativas, amén de quedarse sin munición, magnifica el efecto túnel y provoca continuar disparando a un objetivo que quizá ya esté neutralizado y no suponga un riesgo, con los obvios problemas legales y éticos  posteriores; por no añadir que se desperdicia tiempo ante un riesgo que posiblemente ya no es tal, mientras se pierde de vista y control otros potenciales riesgos del entorno.

Un punto intermedio es siempre lo mejor. 


Realizar secuencias continuas hasta neutralizar al objetivo puede ser el mejor procedimiento en la mayoría de los casos. Dejar una media de 0.20 segundos entre cada secuencia suele ser una forma muy eficaz de mantener el dedo bajo control, para a través de este sencillo proceso calmar y controlar un poco los ya de por si acelerados organismos y mentes. Ese ínfimo intervalo entre cada secuencia permite tener un mejor control visual consciente del objetivo a neutralizar, así como detectar cuando deja de ser una amenaza y, por tanto, pudiendo pasar a otra, que será más fácilmente identificable al no estar tan obcecados sobre un único objetivo.


A modo de comentario aclaratorio sobre este asunto de las secuencias de tiro, así como para dejar una clara definición, debido esto último principalmente tras observar que el dogmatismo integrista de muchos lectores me es transferido a mí sin formar parte de mi personalidad profesional ni personal, creo importante aclarar que no uso tipo alguno de secuencias de tiro específicas ni estandarizadas; en cualquiera de sus formas y para toda situación, no lo considero correcto y en determinados casos lo defino como un claro error hacerlo. 


Como toda técnica o procedimiento de trabajo con armas, ya sea recargar en una forma determinada, subsanar interrupciones, moverse con el arma al frente, hacia arriba o hacia abajo, etc, el concepto de secuencias de tiro tiene sus campos específicos de aplicación, que en unos casos serán 100% aplicables y necesarias, mientras en otros lo son solo parcialmente, y en algunos serán totalmente contraproducente.


Como ejemplo de esto último imaginen un profesional armado contra 3, 4 ó 5 agresores. Si solo sabe realizar, debido a su mejor o peor entrenamiento previo, secuencias de dos o tres disparos, eso es lo que hará. Con toda seguridad, logrará parar al primer agresor, probablemente alcanzará al segundo, pero con el tercero sería quimérico pensar que lo logre antes de ser abatido. Lo más factible es el empleo de una técnica de tiro que implique una secuencia dividida y fluida de disparos únicos pasando de un blanco a otro, en lugar de secuencias mayores por blanco. Por otro lado tengan en cuenta que secuencias rápidas por blanco tienden a generar lentos cambios de objetivo.


No soy un defensor a ultranza de métodos únicos y excluyentes, por lo contrario, creo que toda técnica, incluso algunas aparentemente peregrinas, pueden ser o son aplicables en según qué circunstancias y situación. Por ello recomiendo a todo profesional la creación y mantenimiento de una caja de herramientas personal, llevando en ella todas las técnicas que pueda necesitar por muy pesadas que parezcan, y aunque lo más habitual sea que solo emplee habitualmente seis o siete, ahí estarán todas las demás por si las necesita, siempre y cuando si, obviamente, las ha practicado y t tiene muy claro cuando, como y donde emplearlas.


También es obvio que se debe disparar mientras los riesgos estén al frente y con posibilidad de dañar a uno mismo o a terceros. Pero disparando siempre con el control que solo se adquiere con un entrenamiento inteligente, buscando que ese entrenamiento sea como se trabaja, para finalmente trabajar como se ha entrenado. Solo entonces los resultados podrán ser los deseados con mayor probabilidad de éxito, eso sí, más acelerados con el estrés que, como comento muy a menudo, se encargará de pisar nuestro acelerador interno.


Les veo en breve... espero.


Cuídense y cuiden de los suyos.

sábado, 22 de abril de 2023

Hablemos de los anchos de banda de nuestro cerebro... ¿eso existe?

Hablemos de los anchos de banda de nuestro cerebro... ¿eso existe?

Nota corta por Cecilio Andrade.





Creo que para la mayoría de mis sufridos lectores y alumnos, más o menos asiduos, es evidente el tiempo que dedico a estudiar y comprobar todo lo relacionado con ese kilo y medio escaso, en algunas personas más escaso que en otras…, de gelatina que llamamos cerebro. En particular en aspectos tan compenetrados con la lucha y la supervivencia en combate, como son la Teoría Evolutiva, la Neurología, la Fisiología, la Psicología, la Biomecánica y un muy largo etcétera de  ciencias y estudios transversales que, para mi al menos, están totalmente relacionados. Materias que hay que estudiar en conjunto para intentar comprender mínimamente eso que nos ha acompañado a lo largo de la existencia de la vida en esta vieja canica azul que flota en el espacio, me refiero al enfrentamiento y el combate.


En muchos artículos, clases y conferencias intento no aburrir cuando hablo sobre el “ancho de banda” de nuestra gelatina cerebral. Pregunto cosas como ¿cuánta información es capaz de captar conscientemente por segundo un cerebro medio?, y muy raramente me saben contestar, salvo que sean repetidores en mis ponencias, que en el mejor de los casos es sobre unos 1000 bits x seg. 


Es entonces cuando disparo la segunda pregunta trampa con una sonrisa lobuna, ¿y con cuánto trabaja el subconsciente? A lo cual contesto tras un rato de hacerles sudar contestando números al azar, que es la asombrosa cantidad de 400.000.000.000 de bits x seg. Y nuestra "gelatina" capta todo eso en cada uno de todos los segundos de nuestra vida. (Vean la nota corta: Hablemos de cosas "tontas"... Información consciente versus información subconsciente).


Y si, leyeron bien, son cuatrocientos mil millones, no necesitan contar los ceros. Y si lo pasamos a un termino más común, pero no por ello mejor conocido, los gigabytes, son el equivalente a 46 “gigas” de sus inteligentes teléfonos. Por si me he equivocado en los cálculos cada bit de información equivale a 0.125 bytes informáticos, o lo que es lo mismo por cada 8 bits obtenemos un byte 


Mucha información aburrida ¿verdad? 



Por cierto, relean que uso el verbo captar y no procesar… es un matiz importante a tener en cuenta y que espero saber explicar si continuan leyendo. 


Volviendo a lo que nos ocupa, sin duda es impresionante semejante ancho de banda inconsciente, pero no es menos impresionante si analizamos la entrada inconsciente de datos de cada uno de los sentidos por separado, tal y como vienen reflejados en la tabla adjunta*. En la misma podemos comparar la diferencia entre el ancho de banda y la capacidad de transmisión de datos inconsciente de nuestros sentidos al cerebro, frente al ancho de banda de nuestra percepción consciente. Siendo esto último es algo tan bajo como un bit x seg en el caso del olfato o el gusto, cinco para el tacto, o hasta 30 y 40 bits x seg para el oído y la vista respectivamente. 


Quizá todo puede parecer demasiado extremo cuando comparamos la recepción del “yo consciente” respecto al “yo inconsciente”, pero lo cierto es que nuestro “verdadero yo” lo forma la suma unificada de ambos, que por otra parte jamás existen por separado ni van su cuenta.


Hoy en día se considera, gracias a experimentos y pruebas aun no definitivas, que aunque la mente inconsciente “capta” la cantidad ingente reseñada anteriormente, en realidad procesa realmente la tampoco nada desdeñable cantidad de algo más de 11 millones de bits x seg., para que en el nivel final nuestra mente consciente procese tan solo unos 50 bits x seg.


Ello demuestra que gran parte de las funciones relacionadas con los sentidos y el cerebro funcionan de forma totalmente automática, y que la parte de toma decisiones de forma consciente ya viene relativamente formada previamente desde nuestro subconsciente. 


No experimentamos los “datos en bruto” del mundo que nos rodea, solo lo “sentimos” tras haber sido filtrados cuidadosamente por el subconsciente. El mundo nos parece rico en detalles, sin duda, pero por suerte para nosotros y nuestra supervivencia, no percibimos conscientemente tantos detalles sobre esa vasta información como creemos. Eso explica, en parte, algunas ilusiones ópticas o efectos que se generan en un enfrentamiento, donde el estrés de supervivencia también actúa sobre todo lo anterior.


Si ahora trasladamos todos estos números al trabajo del Coronel Boyd, con su concepto del OODA (Vean la nota corta: Sorpresa, velocidad, agilidad y violencia como parte de los factores para enfrentar la agresión… simple… ¿o no es tan simple?y de los “cuartos de segundo” necesarios para ser conscientes de los estímulos externos y poder “pensar” en como reaccionar, quizá alcancemos a comprender porque creemos que esos cuartos de segundo a todos los efectos son simultáneos y en tiempo real, haciéndonos vivir en una aparente “realidad con retraso”.


Para terminar y complicarles más todo este verdadero oxímoron, el aparentemente lógico  sentido común nos dice que primero pensamos y entonces decidimos cómo nos sentimos respecto a ello. Lo cierto, y todas las pruebas lo demuestran así, es que es al contrario, como nos sentimos respecto a algo nos viene a decir que es lo que debemos pensar.


Sin duda no somos esos orgullosos seres racionales que presumimos, pero por suerte somos seres emocionales con raciocinio… y mucho más emocionales cuando la propia supervivencia, la del Glaber Simiae** que somos en realidad, está en juego.


Cuídense y cuiden de los suyos.



* La tabla procede del artículo “The half-second delay: what follows?"  Publicado en la revista Pedagogy, Culture & Society (2006).

** Glaber Simiae:  Personal nombre científico empleado por mi para definir al más presuntuoso Homo Sapiens, significa "mono sin pelo".

domingo, 19 de marzo de 2023

¿Qué es la Hoplología? ¿Algo antiguo que se quiere actualizar? ¿Algo actual que se quiere hacer clásico?

 ¿Qué es la Hoplología?

¿Algo antiguo que se quiere actualizar?

¿Algo actual que se quiere hacer clásico? 


Por Cecilio Andrade para la Escuela de las 3 Armas.


Editando y reformando por preguntas y comentarios, más o menos "curiosos", un viejo artículo sobre la Hoplología.


Y aún así empezar un ensayo con una pregunta sigue sin considerarse la mejor de las formas de pretender llegar a los lectores, después de todo bastantes dudas tenemos en el día a día de sufridos pagadores de impuestos. Por otra parte, la ubicua Internet ha hecho muy fácil encontrar información sobre todo el saber humano, que se utilice principalmente para buscar porno, memes escatológicos y videos de adorables gatitos no es problema de la red misma, si no de los primates sin pelo, con más o menos desodorante, que la utilizamos.



Tras un comienzo tan poco prometedor podría remitirles a Wikipedia para que leyeran sobre que es eso de la Hoplología, pero aprovecharé la oportunidad que me dan para intentar hacer comprensible y accesible una ya de por si complicada y aparentemente adolescente ciencia… intentando contestar esas preguntas sin usar memes trillados, videos de adorables gatitos ni, Minerva no me lo permita, pornografía rancia. Empezaré por una aburridísima etimología histórica… les autorizo a saltarse los siguientes tres párrafos si lo prefieren.


Hoplología es una palabra deriva de los términos griegos hoplos, en referencia a un animal mítico acorazado, y hóplon, que aunque se le da el significado del escudo utilizado por los guerreros de la antigua Grecia, lo cierto es que dicho escudo recibía más correctamente el nombre de aspis koilè. El significado original de hóplon era herramienta o instrumento, para más tarde pasar a denominar las herramientas o instrumentos de guerra, las armas. E incluso en esa evolución primero hacia referencia a la parte defensiva, para posteriormente incluir toda la equipación del infante pesado griego, el hoplita. Dicho infante toma su nombre no tanto del escudo, como algunos autores sugieren, si no de la panoplia, en referencia al conjunto de armas y armaduras que portaban.


Con lo anterior debo reconocer que la Real Academia Española, mi base de referencia como saben todos los que siguen mis escritos, no reconoce la palabra Hoplología, aunque si hoplita, ya vista, y hoploteca, de la suma del también visto hóplon, “arma”, y théke, “armario y/o caja”, obteniendo el significado de “museo de armas antiguas”.


Se considera que fue Sir Richard Burton, un personaje muy peculiar que les recomiendo investigar adecuadamente, no les defraudará, quien acuñó en el siglo XIX el término, y aunque no era una palabra desconocida antes de esa fecha su uso era muy limitado. No fue hasta pasado el ecuador del siglo pasado gracias a Donn F. Draeger, otra biografía que les recomiendo, que la Hoplología empezó a considerarse a nivel académico, debido también a que fundó la International Hoplology Society para estudiar y ampliar los límites de esta ciencia con el apoyo de varias universidades norteamericanas.


Pasando a algo más práctico tenemos que la actual  y aceptada definición de Hoplología es:


“La ciencia que estudia el comportamiento y el rendimiento de los seres humanos en un entorno combativo, tanto armado como desarmado”.


Esta definición actual es el producto del aporte de expertos a lo largo de su relativamente reciente evolución como ciencia, que no como principio histórico humano, y con toda seguridad disfrutará de más actualizaciones a lo largo de su crecimiento y desarrollo. La Hoplología fue definida de varias formas:


Para Sir Richard Burton era:



“La ciencia de las armas y técnicas de ataque y defensa, humanas y bestiales”.


Definición que fue “afinada” ligeramente por Donn F. Draeger.


"El estudio de las bases, pautas, relaciones y significancias del comportamiento combativo en todos los niveles de la complejidad social". 


Pero fue Sid Campbell, otra biografía que merece que investiguen, quien terminó de ajustarla tal y como hoy es aceptada y les reseñé al principio de este apartado.


"El estudio de la evolución y el desarrollo del comportamiento y rendimiento de los seres humanos en combate [...] El estudio de cómo las personas luchan, por qué luchan y cómo las diferentes culturas han manifestado estas conductas”.



En base a esta última definición surgen los tres axiomas fundamentales y básicos de la Hoplología.

  • El comportamiento combativo humano está inextricablemente unido a la evolución humana.
  • Los humanos exhiben dos tipos de agresión, afectiva y depredadora, y ambas formas han evolucionado de diferentes necesidades relacionadas con la supervivencia del hombre como animal social-grupal y como animal cazador.
  • La evolución del comportamiento combativo humano está ligado al uso de armas y viceversa.


A día de hoy, existen infinidad de programas de combate militares, policiales y civiles que, nombrándola o no, aplican los principios de la Hoplología en sus planteamientos. Los ejemplos mas destacados y comúnmente reseñados son los del Marine Corps Martial Arts Program, MCMAP, del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, y el Modern Army Combatives, MAC, del Ejército de los Estados Unidos. Programas que de una u otra forma han marcado referentes para que otros muchos programas por todo el mundo extiendan el concepto de la Hoplología, aún sin saber de ella como tal.


La Hoplología es una ciencia que aprende de todas las demás ciencias y a su vez aporta a todas y cada una de ellas, tanto individualmente como en conjunto. En apariencia abarca “simplemente” el segmento de la cultura humana dedicado a las armas, armaduras, técnicas de combate y sistemas de lucha, desde sus características técnicas. Pero lo cierto es que también estudia la forma en que todas éstas cuestiones interactúan con los planos económicos, políticos, sociales y religiosos, entre otros aspectos, de las sociedades humanas.


La Hoplología aun está en su infancia, sin saber todavía donde puede llevarle su crecimiento, ni todo lo que puede aportar a lo largo de su camino hacia la edad adulta como ciencia. Pese a su juventud ya se ha convertido en un área aceptada de estudio y aporte en disciplinas como la antropología, la psicología en casi todos sus campos, la historia militar, la tecnología histórica, la arqueología, la sociología, la anatomía y biomecánica, la neurología y un gran etcétera que sería demasiado largo y aburrido de reseñar.


Pero, arriesgando a ser aburrido, no puedo dejar ni pasar por alto la más reciente ciencia, mucho más adolescente que la propia Hoplología, de la que también se alimenta y a su vez nutre, y que no es otra que la denominada killología, del afamado psicólogo, autor y conferenciante, el Teniente Coronel (Ret.) Dave Grossman. Les recomiendo su bibliografía sin quitar ni una coma.


Pasando a aspectos más técnicos, podemos dividir la Hoplología en un árbol con tres ramas principales de investigación, que a su vez, como toda ciencia, se dividen en infinidad de otras pequeñas ramas, a saber:

  • Hoplología tecnológica.
    • Estudia el desarrollo de las armas, armaduras y demás herramientas bélicas en relación con los contextos históricos y geográficos entre otros.
  • Hoplología funcional.
    • Estudia la estructura, desarrollo y organización de la aplicación de las armas y la lucha.
  • Hoplología conductual.
    • Analiza y aglutina los factores psicológicos y fisiológicos que afectan al rendimiento del ser humano en combate así como al desarrollo de la cultura de la lucha.
    • Esto incluye los efectos de la cultura en la evolución del hombre como animal social-grupal.

Les preguntaba en el título del presente ensayo, ¿qué es la Hoplología?, y lo cierto es que no se si he sabido contestarles de una forma mínimamente coherente y comprensible. Lo que si creo que he logrado es plasmar lo que se puede lograr con el estudio histórico, interdisciplinario, metódico, riguroso, científico y humano, entre otras muchas características, que aporta la Hoplología a la profesión más antigua de la Humanidad, la del uso de la violencia entre los propios congéneres de la especie.


La violencia entre humanos no desaparecerá en un corto ni medio plazo, quizás se logre a muy… muy… muy largo plazo, siendo moderadamente optimista, pero el conocimiento exacto del qué, por qué, para qué, cómo, cuándo, cuánto y donde, las preguntas que han permitido a la Humanidad crecer y avanzar a trancas y barrancas, es lo que nos permitirá ir reduciendo, poco a poco, cm a cm, lágrima a lágrima, el uso de la violencia de un Marte brutal y sin principios, por una Atenea, que sabedora de la inevitabilidad de la guerra y la violencia, busca suavizarla, reducirla y encauzarla con estrategia, sabiduría y, sobre todo, humanidad.

¿He sabido contestar a la pregunta del título? ¿He logrado aportar algo? No lo sé… pero estoy seguro que Uds. si lo saben.


Cuídense y cuiden de los suyos.


Edición de la publicación original en España. Julio 2021

Enlace a la Escuela de las 3 Armas

domingo, 12 de marzo de 2023

¿Cantear el fusil? En principio no, pero analicemos el concepto...

 ¿Cantear el fusil? En principio no, pero analicemos el concepto... 

Hoy toca un artículo más largo que un nota corta, por Cecilio Andrade.


Durante siglos, cantear, traducido como inclinar lateralmente un arma colocada en línea de fuego, con arcabuces, mosquetes, escopetas y similares, era un pecado gravísimo. La potencia de fuego se basaba en la homogeneidad de la “nube” de proyectiles que una unidad podía lanzar a “los de enfrente”. Además, si los mosqueteros no querían provocarse daños físicos a si mismos, la “patada” del retroceso de estas armas obligaba a asentarlas exacta y perfectamente. Por otro lado, incluso a nivel de cazadores y tiradores aislados, las características balísticas de precisión de las armas y proyectiles de la época obligaba a ello.


Hoy en día todo esto ha cambiado. Estudios de balísticas, trayectorias, efectos, control y ergonomía de armas, etc., han generado que considerar el concepto de posiciones inamovibles en tiro no solo ya sea incorrecto, si no que incluso se convierta en contraproducente. En nuestros días, las municiones comunes, aun con su máximo retroceso posible, son totalmente controlables incluso por el usuario más endeble. Recordemos que existen competiciones de apenas adolescentes con armas que hasta hace muy poco eran consideradas exclusivamente militares. Después de todo, un .223 Rem/5.56 mm, por ejemplo, es poco más que un .22 LR con esteroides. Pero vayamos aun más lejos, un francotirador policial o militar con el teóricamente potente .308 Win/7.62x51 mm realiza disparos canteando, en mayor o menor medida, consiguiendo no solo agrupar sino además repetir y crear tablas de tiro para ello. En definitiva, hoy en día cantear un arma ya no es el pecado balístico ni anatómico de antaño.


Tácticamente no solo ha dejado de ser tabú sino que se convierte en algo fundamental para la actuación de todo profesional armado actual. Canteará su arma buscando adaptarse al equipo que porta, al entorno, al movimiento que realice, a los obstáculos y parapetos, en definitiva, a las circunstancias puntuales del enfrentamiento armado. Pero permítanme una matización sobre la frase anterior, ese canteo ayuda a moverse con la mayor fluidez y soltura posible, ni más ni menos. Recordemos algo importante, cuando hablamos de movimiento nos referimos tanto al operador en sus desplazamientos como de su cuerpo al dirigir el arma, esté dicho cuerpo estático o desplazándose. Es obligado analizarlo tanto desde el punto de vista operativo como táctico, dejando claro que en caso de verse forzado a realizar un disparo de máxima precisión, siempre buscara la posición más estable que le sea posible adquirir. 


Analizar el canteo de un arma implica considerar ángulos y sentidos de dicho canteo. Podría hacerse más de tres centenares de matices según el ángulo de la vertical del fusil respecto al operador, calculen Uds. si hay muchos o pocos ángulos posibles de definir, amén de considerar si el ángulo se dirige hacia dentro o hacia fuera, respecto al centro de masas del tirador. Es más que obvio la enorme amplitud de posibilidades, teniendo en cuenta que no todas son ni asumibles, ni aplicables, ni recomendables.


Definiendo parámetros de uso, respecto al centro de masas del tirador tenemos dos posibilidades:

  • Interior, hacia el centro del torso.
  • Exterior, hacia fuera del torso.

Y respecto al ángulo en sí mismo, mi estudio lo centro en tres ángulos genéricos:

  • Menor a 30º.
  • Entre 30º y 50º.
  • Entre 50º y 90º.

En referencia al último punto, ángulo mayor a 90º, no solo no es habitual ni recomendable, sino que normalmente implica que el tirador se inclinará, con lo que el arma respecto al eje del torso de ese tirador es imposible que supere los 90º de canteo... pero si respecto a una línea de referencia vertical con el suelo. 


Ambos parámetros se relacionan, y como hemos visto, el ángulo de canteo puede ser interior o exterior según las circunstancias, dependiendo básicamente de la lateralidad que el operador utiliza en ese momento, entiéndase que este aspecto se refiere a “que mano emplea”. Por otro lado, el uso de las miras puede verse restringido, deteriorado o totalmente anulado, con lo cual esta forma de dirigir el arma puede implicar un mínimo de apoyo ocular o casi exclusivamente por referencia corporal en algunos e indeseables casos. Resultando obvio que su utilidad para combate cercano y dinámico, donde la capacidad de fuego eficaz en conjunción con el movimiento y el uso de obstáculos priman sobre la exactitud de una precisión exacta y milimétrica.

Debemos comprender el porqué y el para qué.

Todo usuario de armas largas considera que lo correcto es mantener el fusil vertical, considerando aquí la verticalidad como la relación plasmada entre la línea ascendente desde el suelo a través empuñadura hasta la línea de miras, si el ángulo de dicha línea es cero se considera que el arma está “vertical”. Cualquier variación de ese ángulo cero es considerado canteo. Al movernos el cuerpo busca su equilibrio de forma instintiva y natural, y no solo respecto al equilibrio de bipedestación, si no también al equilibrio interno, minimizando en lo posible tensiones y agarrotamientos musculares, principalmente en las zonas articulares. De forma innata casi todos los operadores con arma larga tienden a cantear el arma al moverse. Si el desplazamiento es de avance frontal suele ser menos común o destacable, pero en los retrocesos si suele manifestarse en gran medida al retrasar el hombro de apoyo mientras se desplaza hacia atrás todo el cuerpo. Este hecho suele ser más observable aún en movimientos laterales y oblicuos. 


Para un tirador diestro es más natural cantear un arma larga hacia el interior, esto ocurrirá en más de un 70% de los operadores que deban hacerlo. Este canteo busca básicamente relajar la tensión articular de muñecas, codo y hombros, sobre todo en movimiento, para facilitar la alineación del arma con el objetivo a alcanzar mientras se desplaza, pudiendo mantener durante más tiempo la efectividad y control del arma al retrasar el agotamiento muscular. 

El grado de canteo suele depender principalmente de la anatomía, variando de unos a otros, aunque hay estadísticas que dan medias aplicables a la hora de instruir de una forma personalizada y dirigida. Los chalecos de protección y equipación tienden a aumentar este efecto, al alejar el punto de apoyo de la culata y forzar más las articulaciones. Es por ello que es necesario ser muy conscientes a la hora de colocar accesorios en la zona donde se apoye el arma. Otros factores a considerar son en el uso y/o paso de obstáculos y coberturas, giros, cercanía del adversario/s, etc.  resumiendo, ni más ni menos que todo lo relacionado con el combate dinámico.

El control y orientación del arma sigue realizándose con el trípode de ambos brazos y la mejilla, aunque en algunos ángulos extremos ese tercer apoyo de alineación lo dará más la barbilla que la mejilla. Como vimos en otras notas precedentes, la mano de apoyo puede colocarse en tres zonas genéricas, con lo que respeto a este punto en canteos extremos la posición de máxima extensión tiende a facilitar y reducir tensiones en las articulaciones implicadas, facilitando la adquisición de una posición estable y segura. Desplazamientos de forma transversal u oblicua al objetivo, estando este en el lado de la mano de empuñe, resultará muy difícil dirigir la boca de fuego sin girar todo el cuerpo, por lo que frenará y dificultará la adquisición correcta de la línea de tiro. Para minimizar este esfuerzo de la cintura, o mejor dicho del core, es factible apoyar el costado de la culata, no la cantonera, en el lateral del hombro o incluso sobre él. Esto permite dirigir la línea de fuego hacia el lado de la mano de empuñe sin forzar y llegando alcanzar hasta casi los 60º de giro del torso, según la capacidad Individual de cada cual.  Igualmente, alzar, sacar o abrir el codo de apoyo de su posición natural bajo la línea del arma, hace relativamente sencillo empujar o tirar del arma lateralmente sin apenas girar el tronco. Lo cual, por cierto, es aplicable tanto a arma larga como a corta.


Respecto a otras necesidades de canteo, debemos recordar que el combate es tan fluido, ágil y variado en entornos y circunstancias que intentar listar de forma completa todos los escenarios es imposible, pero si podemos intentar buscar generalidades aplicables a muchos tipos de entornos.

  • En interiores muy reducidos, pasillos y escaleras muy estrechas, interior de un vehículo, alcantarillas, etc.  puede resultar imposible acomodar el fusil en la zona del hombro, obligando a colocar la culata no apoyando la cantonera en el frontal del mismo, si no pasándola por encima o el lateral hombro para reducir la longitud del arma. 
  • En combate muy cerrado en distancias con los objetivos, pueden darse los mismos casos que el punto anterior teniendo que acortar y alargar la longitud del arma canteando y situando la culata sobre o lateral del hombro en lugar de frente a él.
  • En situaciones de combate donde el arma sea agarrada o apartada por el adversario el uso y dominio de la “esgrima de fusil”, para redirigir el cañón hacia el enemigo, implica el uso de canteos y deslizamientos.
  • Ante parapetos donde no debamos o queramos realizar un cambio de mano de empuñe ni de hombro de apoyo.
  • Para disparar sobre parapetos bajos, como por ejemplo la zona del motor de un automóvil.

Según qué circunstancias es muy necesario.

Las indicaciones y aplicaciones que siguen deben considerarse orientativas y jamás como una regla fija, algo que a titulo personal muy raramente tengo. Se trata de ayudar a cada operador individual, no de crear nuevas e irreales leyes inamovibles.

  • Por debajo de los 20º más que canteo se considera cuestión anatómica de empuñamiento, e implica simplemente homogenizar el arma y sus miras respecto al usuario.
  • En movimientos frontales suele ser hacia el  interior y superior o igual a los 30º.
  • En movimientos de retroceso también suele ser hacia el interior y  superar los 45º.
  • El movimiento lateral hacia la derecha (para diestros) puede dar lugar a canteos  interiores superiores a los 45º así como a canteos exteriores de hasta 90º en algunos casos muy puntuales.
  • Si el movimiento es a la izquierda (seguimos con diestros) existen dos opciones básicas:
    • Retroceso reculando, caminando ligeramente de espaldas, donde el canteo tiende a ser inferior  de los 45º, en cuyo caso es tan común el empleo del canteo interior como el exterior, dependiendo de cada operador.
    • También se puede dirigir la cadera en la dirección de avance, girando el tronco hacia el objetivo y, sin desempuñar el fusil con la mano derecha, girar el arma hasta los 90º normalmente al interior, apoyando el arma sobre el hombro o en su lateral. En este movimiento arma vertical fuerza excesivamente la cintura, y el canteo exterior tiende a forzar gravemente las articulaciones superiores.
  • En movimientos oblicuos los grados de inclinación suelen suavizarse respecto a los movimientos transversales.
  • Corriendo frontalmente el arma suele quedarse entre los 45º y 90º hacia el interior hasta bajar el ritmo y acomodarse en su posición estándar vertical cercano a los 0º.
  • En los cambios de ritmo y sentido de movimiento se va variando de ángulo según la orientación del objetivo, de acuerdo con los puntos ya comentados. Pasando de un ángulo a otro de forma dinámica e inconsciente.


    Ante cubiertas, abrigos, parapetos y obstáculos, ya sea en estático o en movimiento, el concepto primordial es ofrecer un mínimo de exposición mientras arma y ojo tienen el máximo de capacidad para localizar y neutralizar. Aquí el ser capaz de cantear cobra máxima importancia, y casi ningún operador realista pone en duda su eficacia y necesidad de dominar el procedimiento.

    • Un tirador diestro raramente canteará asomando por el costado derecho del parapeto, aunque puede darse un canteo exterior de hasta 45º en movimientos al rebasar u ocupar el obstáculo.

    • Por el lado izquierdo ese mismo tirador podrá llevar el arma hasta los 90º hacia el interior sin cambiar de hombro. 
    • También puede cambiar de hombro pero manteniendo la mano derecha empuñando, con lo que es imposible la verticalidad del arma, llegando a cantear hasta los 90º, apoyando la culata sobre el hombro izquierdo. Con o sin canteo este punto dependerá mucho de la equipación y anatomía del tirador.
    • Asomando por la parte superior de un parapeto cantear interiormente en 90º ayudará a minimizar la exposición al fuego enemigo, permitiendo asomar menos superficie de la cabeza.
    • Por otro lado evitará que con las prisas y el estrés se acabe viendo nítido el objetivo con las miras, pero el cañón esté alineado con el borde superior del parapeto, por lo que se acabe disparando contra este, o si al darse cuenta de ello asomar la cabeza casi completamente para poder “liberar” la línea de tiro del borde del parapeto, exponiendo el cráneo.
    • Si es necesario agacharse, inclinarse, disparar por debajo de un obstáculo, o por encima de uno muy bajo, adquiriendo una posición distinta a las comúnmente entrenadas, sin duda alguna se tiende a cantear en mayor o menor medida para buscar la posición más anatómicamente estable, cómoda y, sobre todas las cosas, protegida.
    • Disparando a través de rendijas estrechas, grietas, boquetes, etc, algo muy común en combate urbano, ocurre lo mismo que en el punto anterior, el arma debe acomodarse y cantear para librar la boca de fuego de forma limpia hacia el objetivo.

    La lista de cuestiones que podría reseñar quizás cubriría una gran parte de un grueso libro, pero con esto creo que ya es suficiente, de muestra basta un botón… o eso dicen.


    Les veo el Viernes sobre temas fisiológicos… dejaré cosas como el canteo por una temporada.


    Cuídense y cuiden de los suyos.

    miércoles, 8 de marzo de 2023

    "El tamaño si importa" pero tranquilos.... no hablo de eso que pasa por sus sucias mentes... lo mío es la seguridad y las armas...

    "El tamaño si importa" pero tranquilos.... no hablo de eso que pasa por sus sucias mentes... lo mío es la seguridad y las armas...

    Nota corta por Cecilio Andrade

    La distancia entre la boca de fuego de un arma individual, sea esta larga o corta, y la cabeza del mono sin pelo que la empuña suele estar aproximadamente a una distancia muy similar, salvo, obviamente, los casos de armas extremadamente largas. Piensen a que distancia está el extremo del cañón de su pistola con los brazos extendidos, en mi caso ronda los 70 a 75 cm. Con un fusil o subfusil estándar, insisto que no hablo de armas especiales, la distancia suele estar, en mi caso, entre esa distancia y 50 cm con algunos subfusiles. Les daré tiempo para que comprueben ese detalle. ¿Lo han hecho? Perfecto.

    ¿Y eso qué? Seguro que lo preguntarán con irritación. Tengan un poco de paciencia a este viejo, la edad me hace salirme con digresiones, pero ya voy al punto.  La longitud de las armas, dentro del mismo modelo, es la practicamente la misma, la variable a considerar aquí es la envergadura y tamaño de cada operador. Esta variable, respecto al uso del arma larga, afecta tanto a la comodidad como al equilibrio, y por ello a la eficacia en el uso de la misma. 

    Permítanme un poco de personalismo en mis comentarios, no presumiré, tan solo me mostraré como conejillo de indias. 

    Mido 1.60 m de altura, con la edad seguro que ya algo menos, mis brazos son relativamente cortos... mejor dicho sin relatividad realmente, son brazos de pitufo. Un MP5 estándar, un M4 o un H&K G36K, por ejemplo, me ofrecen una longitud óptima de trabajo, y más aún si sus culatas permiten modificar su longitud para adaptarla a mi equipación puntual, ya qu es evidente que no es lo mismo trabajar con chaleco balístico o sin él a la hora de apoyar una culata, vestir una sencilla camiseta o un chaquetón con relleno de plumón de oca sintética, como tampoco lo es llevar un chaleco interior bajo un traje de Armani que un chaleco exterior con placas con una elegante camisa 5.11 Style. 

    Cuando debo cambiar de fusil, por otros un poquito más largos, como pueden ser los FN FAL, CETME C, G36E, etc., u otro modelo tanto o más largo, mis brazos necesitan ejercer más fuerza de tracción y soporte, y no es por el peso, que no varía tanto realmente, la mayor longitud me obliga a que mis ya nombrados bracitos de pitufo deban estirarse mucho más, y es esa palanca más larga la que me genera mayor agotamiento.

    Trabajando con compañeros/as más altos, lo más normal en realidad ya que soy siempre el más bajo de cualquier grupo de greemlims, observé que con el primer conjunto de armas largas nombradas, las más pequeñas, a veces su altura y envergadura les hacia tomar posiciones incómodas, demasiado encogidas, muy apretados y cercanos al cuerpo. No tenían posiciones cómodas de empuñe que les ayudará como con las armas más grandes, que a mí, por el contrario, me dificultan su empleo y cansan antes. Como todo, en su caso y en el mío, los grandes y el chiquitín, el entrenamiento inteligente, enfocado, continuado y analítico, tiende a subsanar esos condicionantes negativos.

    En ambos casos, sean grandes o pequeñas anatomías, es posible analizar varios puntos para sacar líneas de trabajo y entrenamiento.

    1º. La longitud de los brazos del tirador generan condicionantes que hacen más cómoda una posición de tiro que otra, y más manejable un arma que otra.
    2º. El tamaño del arma respecto al tirador es un factor a considerar, tanto en el aspecto de muy grande como el de demasiado pequeña. 
    3º. El calibre y munición, en cambio, no es un factor tan importante en este aspecto.
    4º. El equilibrio está en tener un arma larga que permita tener su boca de fuego a casi la  misma distancia aproximada que empuñando una pistola en posición isósceles.
    5º. A mayor tamaño de arma se genera que el cañón tienda a vibrar más, bailar sería más descriptivo. 
    6º. Este “baile” se acentúa tanto en empuñamientos muy recogidos como muy alargados en armas muy grandes, algo a tener muy en cuenta en los entrenamientos físicos, técnicos y/o tácticos. 
    7º. El equipo que se interpone entre la cantonera de la culata y su apoyo en el hombro del operador es otro de los factores a considerar.
    8º. La misma cómoda y estable posición usada y enseñada como única desde determinada perspectiva personal, puede no serlo tanto para otro usuario. 
    9º. Anatomía, envergadura, lesiones previas independiente de la antigüedad de las mismas, gestos de agarre innatos, diferencias de equipo y/o arma, etc. modificarán la comodidad y aplicación eficaz de cualquier posición.


    Y eso entre otros muchos detalles a considerar … como ven, detalles, detalles, detalles… lo sé, la cantinela de nunca acabar de puro repetitivo y aburrido.

    Les veo en breves con otra nota corta.

    Cuídense y cuiden de los suyos.

    lunes, 6 de marzo de 2023

    Un maravilloso fin de semana, técnico, profesional y sobre todo científico... una gozada.

    Un maravilloso fin de semana, técnico, profesional y sobre todo científico... una gozada.

    Agradecimiento corto por Cecilio Andrade.

    Acabo de pasar un maravilloso “fin de semana”, y no… no fue por aquellas tierras tropicales que considero mi segunda patria. En este caso hablo de verdadero trabajo, profesional y serio, con grandes profesionales armados, presentes tanto en un lado como en otro de la línea de clase.

    Compartir con @ricardo_ruiz_e3a y @pabloperezvarela y su @escuela3armas es mucho más que un placer, es un privilegio y Honor como muy pocos que a mi edad me regala la vida.


    Hace años estaban frente a mi, escuchando y preguntando. Hoy los escucho con un enorme orgullo. Las ponencias que presentan, las clases que imparten, como las imparten y, sobre todo, la labor de investigación, análisis y planificación para impartirlas, y lograr la mejor transmisión a los asistentes, son únicas. En España, me atrevo a decir, que son únicos en su aporte. En Europa están dentro de los dos o tres centros capaces de aglutinar en sus clases una capacidad  científica y técnica para el tiro y el trabajo armado excepcional.


    Y si, me siento orgulloso de sus esfuerzos pasados, de los cuales tuve el privilegio de ser partícipe; de sus logros actuales que marcan una marcada línea entre el trabajo científico, académico, investigador y profesional, con el del simple repetidor de pautas y clichés, entendidos o simplemente plagiados. Y no puedo olvidarme de que también me enorgullece el ver con tanta claridad todo el potencial que tienen por delante, todo lo que aún les queda por crecer y aportar a la comunidad de profesionales armados.


    También pude ver y compartir con @c.o.b.tactical.resource en estas jornadas. Conocerlos tras ver su trabajo en redes fue otro de esos tan raros placeres de mi vida profesional.


    Ver que la misma pasión, empuje, ganas, deseos de mejorar y ayudar a mejorar y crecer; el darme cuenta qué hay ya un más que evidente relevo generacional, es mucho más que una simple alegría, es felicidad personal y profesional.

    Las malas hierbas siempre son las más abundantes por más que uno escarde y desbroce, y más en estos tiempos con tan pocos sachadores  con el sentido común y ego controlable. Es por ello que siempre me hace tan feliz ver florecer entre tanta hierba venenosa, profesionales con pasión y ganas junto a capacidad, conocimiento y habilidad, aliñado todo ello con ética, principios y valores… tan ratos y caros de ver.


    Ahora unan a todo ello a los asistentes en busca de mejora y crecimiento, un grupo de profesionales provenientes de todo el país, con cientos de quilómetros de ida y vuelta, con uniformes de distintos colores e incluso idiomas nacionales, con responsabilidades y misiones distintas en función pero idénticas en meta, servir y proteger al ciudadano… y todo ello en el marco dorado de Ferrero Roche, literalmente, y ya tienen mi fin de semana ideal.


    Gracias a todos y cada uno, y unas, que me ofrecieron y otorgaron el privilegio de su sonrisa y aprecio, recargando mi vieja batería de motivación.


    Gracias y sigan así… por favor.


    Y siempre cuídense y cuiden de los suyos.