domingo, 31 de agosto de 2025

Force on Force... ¿Una eficaz forma de instruir? ¿O una moda divertida?

Force on Force... ¿Una eficaz forma de instruir? ¿O una moda divertida?

Por Cecilio Andrade.

"La vida es aprendizaje,

cuando dejes de aprender, 

mueres."

Tom Clancy.


Hoy escribo gracias a una “joyita” que he recibido vía Redes (In)Sociales a consecuencia de uno de mis últimos artículos, recortaré un poquito el texto intentando dejar el meollo del asunto.


“(…) Todos los bailecitos, movimientos, giros, y demás malabarismos que se pretendan enseñar no sirven una m(…). 

(…) Lo único que importa es darle primero, rápido y con precisión. Lo único que un tirador debe aprender es a disparar con precisión, y para eso lo único que vale es disparar, disparar y disparar. (…) 

(…) Entrenamiento en seco, en vacío, force on force, y todas esa chorradas solo sirven para que personajillos, con ansias de protagonismo como instructores, cobren por nada. (…) 

(…) ¿De que sirven todas esas tonterías si no son capaces de darle al enemigo? (…) 

(…) Un instructor debe enseñar a disparar y a acertar, punto. Lo demás es engañar (…)”.


Con toda seguridad no es nada nuevo para la mayoría, este comentario y otros varios son de uso cotidiano en muchas barras de bar. 

La mayoría son realizadas por personas como el emisor de este comentario, gran tirador deportivo (pese a que no le he visto ganar ningún campeonato relevante), mejor tirador táctico (pese a que tampoco es un profesional armado ni ha tenido enfrentamiento alguno), uniformidad con camisetas de “mega-SEAL” ajustadas a un parde tallas menos, chaquetas estilo 5.11, Blackhawk o similar, llenas, eso si, de parches con velcro de toda índole…. Etc.

¿Les suena? 

Seguro que si.

Para que nadie se ofenda más de la cuenta informo que tengo, y uso, chaquetas de esas marcas, así como un arcón lleno de parches con velcro (algunos sin el) esperando disponga del tiempo necesario para ponerlos en un segundo gran cuadro al lado del que ya está colgado... y lleno de recuerdos.

Por si acaso solvento esas dudas existenciales.

Y ahora, una vez justificado, pasemos a parafrasear al carnicero de mi barrio, vayamos por partes.

Lo cierto es que en verdad debemos entrenar y enseñar para acertar, esa es una verdad indiscutible e inapelable, no puedo darle más que toda la razón. 

Ahora bien, su cadena de razonamientos basada en los quién, qué, porqué, para qué, cómo, cuanto, cuándo y dónde, no coincide exactamente con la mía . 

Buscar el primer impacto a costa de permitir que él/los agresor o agresores impacten en nosotros implica un empate a todos los efectos. 

Y ahí  viene mi pregunta... 


¿Buscamos un empate cuando el único premio posible es la supervivencia?


Piénsenlo, pero con calma y un café... o tila si lo prefieren.


Malos versus nosotros, no hay empates.

La experiencia demuestra que los malos tienen los mismos efectos fisiológicos que los buenos,  generan el mismo efecto túnel, sufren el mismo ciclo OODA, pero cuentan con una ventaja, ellos son normalmente los primeros en actuar, obligándonos a reaccionar, y por tanto, a ir con retraso.

Es ahí donde la filosofía de acertar a toda costa no me sirve, sobre todo si eso implica inmovilizarme ante un ataque por sorpresa para lograr esa precisión. 

Debemos aprovechar, provocar y ampliar esos efectos fisiológicos, el efecto túnel y OODA de los agresores saliendo de la zona de ataque, logrando permanecer indemnes para poder responder. 

Si a la vez logramos desenfundar, alinear el arma, disparar e impactar con precisión, el efecto resultante es obviamente el correcto. Pero para ello debemos entrenar esa secuencia, y es ahí donde entramos en la importancia de esas “chorradas”, como las denomina el amable mensaje que da pie a este trabajo.

Disparando a cartones es evidente que los mejores resultados se logran con depuradas e inmóviles técnicas. Ahora bien, si ese “cartón” tuviera la posibilidad de sorprendernos, moverse y disparar, o atacarnos de alguna forma...

... ¿sería igual de factible nuestro disparo tan ultrapreciso e inmóvil? 

Con seguridad, es muy probable que si sea factible, pero a cambio de recibir los impactos del agresor, o, lo más probable, de los agresores, porque no olvidemos que normalmente los problemas, estos sobre todo, no vienen de uno en uno.

Con el cambio de escena anterior... 

... ¿seguimos hablando de “chorradas”? 

¿O hablamos de formas de entrenar escenarios en las peores condiciones posibles, sin dispararnos unos a otros de verdad? 

Una vez más analícenlo con calma.

En un enfrentamiento real no hay empates, no se gana por puntos, o se neutraliza la agresión o no se logra, simple y llanamente. 

En un combate real no hay tiempo para posiciones de tiro perfectas y de manual, raramente se llega a visualizar  de forma consciente las miras, incluso el tan extendido doble tap puede ser contraproducente en muchas situaciones. 

Entonces... ¿nada vale? 

Todo lo contrario, todo vale, pero en su justa perspectiva, lugar y momento... o o que es lo mismo, en su contexto.

Todas las técnicas deben estudiarse, practicarse y analizarse. Y todas ellas, tras las fases anteriores, deben ponerse en la palestra de demostrar su eficacia en ejercicios que impliquen acción, reacción, prisas, estrés, errores, situaciones extremas, etc.

Obviamente no es buena práctica dispararse con munición real entre compañeros para demostrar quien tiene la razón. Lo que me lleva a preguntar si conocen Ud´s alguna forma de sincronizar todas las acciones aprendidas, tiro, movilidad, reacción, manipulaciones de las armas, y el largo etcétera que todos sabemos. 

Mi experiencia me ha demostrado que con lecciones bien aplicadas y gestionadas de Fuerza contra Fuerza (e.a. FonF) la mayor parte de las cuestiones suelen quedar perfectamente definidas. 

Los cambios de expresión en los alumnos tras los primeros ejercicios suelen ser muy explícitos, del tipo “vaya, nunca pensé en esto”.


FonF, gestión y homogenización.

Los entrenamientos de FonF muestran algo muy simple de la forma más realista posible, a saber, a lo que una persona tendrá que enfrentarse en una lucha real sin estar batallando realmente por su vida. Ni disparándose o apuñalándose de verdad entre compañeros, insisto. 

El dinamismo que implica este entorno de entrenamiento, seguro y controlado, da a los alumnos las pautas y capacidades para analizar sus acciones en una situación real.

Pero atención, nada, por mucho realismo con el que creamos entrenar, se acerca a la realidad de la lucha por la propia supervivencia. Unicamente podemos acercarnos a generar reacciones lo más próximas posibles, y con ellas analizar, estudiar y gestionar mejoras que podamos repetir de forma consistente una y otra vez en cualquier circunstancia. 

Ahí está el verdadero secreto del entrenamiento de FonF, análisis, estudio y gestión de nosotros mismos, de nuestras capacidades, reacciones y técnicas, para lograr un conjunto homogéneo de todo ello.

Si se consigue realizar todo esto de forma correcta debemos tener otra cosa muy clara, eso no nos convertirá en 100% eficaces. La cantidad de imponderables y detalles que intervienen en un combate real por la supervivencia hacen que asegurar ese 100% vital es una utopía. Pero si nos acercará más a la sincronización de esas habilidades y capacidades que nos permitan tener un gran porcentaje de probabilidades a nuestro favor.

FonF no es otro nuevo estilo o escuela de trabajo con armas, ni mucho menos, es un método muy antiguo para aglutinar y analizar, ni más ni menos. 

Nos da un laboratorio donde recopilar información para luego estudiar y razonar. 

Nos permite crear experimentos que consientan sacar lecciones y conclusiones para generar a su vez nuevos experimentos y ejercicios, que a su vez darán más lecciones y conclusiones, y seguirán ampliando el círculo.

Es una rueda de nunca acabar, he ahí el verdadero punto fuerte de este método de entrenamiento, que no tiene límites, entornos ni contextos específicos de aplicación. 


Sin este sistema, tendremos algo así como una magnífica silla con las patas a diferente altura, aparentemente funciona, y ahí está, pero ni es cómoda, ni es eficaz, a veces ni siquiera será útil, pero lo peor es que en muchos casos puede ser esa silla desequilibrada la que nos haga caer.

Insisto, no me hagan caso sin más, solo indaguen, estudien, profundicen, piensen, investiguen y analicen, esa es lo único que quisiera transmitirles con mis palabras.


¿Por y para qué? Con lo bien que está la zona de confort.

Imaginen una clase de tiro, el instructor es un gran experto, reconocido y, sobre todo, multi-acreditado. 

La ropa y gestos del instructor transmiten profesionalidad, el ambiente es del tipo cómodo y relajado de un aula moderna. 

Cada alumno intenta recrear el estilo y gestos del instructor. 

Se habla de balística,  temperaturas, empuñamiento, fundas, estilos, escuelas, se proyectan películas y se analizan técnicas. 

Luego irán al campo o galería de tiro y realizarán ejercicios más o menos perfectos. 

Tras lo cual se les dará un diploma acreditativo como tiradores expertos o incluso como instructores.

Obviamente estos “expertos nóveles”, ¿será esto un oximoron?, debatirán sobre técnicas, calibres, equipo, procedimientos, y mil cosas más que han acumulado con sus diplomas y certificados. 

Y más obviamente todo esto sobre la zona de confort de los ejercicios más que conocidos y más que repetidos, sin salirse jamás del guión y esquema perfectamente controlado.

“Ok, Cecilio, ¿a dónde quieres llegar con todo esto?”

Perdón por tanta retórica y vueltas al... contexto. 

El problema surge cuando alguien les comenta sobre poner esas técnicas esmeradas y estructuradas en el caos de un ejercicio donde nada sale como se describe en tantos manuales. 

“Ese entrenamiento, ¿cómo se llama? ¿Force on Force? Otro invento”. 

El ego sale dañado, no damos la imagen perfecta e invencible que vendemos, es un riesgo, un simple juego, no se consigue precisión.

¿Para que esos jueguitos? 

Si basta con analizar tiroteos y decir como lo hubiéramos resuelto nosotros en base a tantas datos duramente... memorizados. Para que sudar y arriesgarse a fallar.

Mala suerte, la vida real es muy … ¿incómoda? 

Personalmente prefiero emlear el término neutral, no apoya a nadie. Vence y sobrevive el más diestro, el más apto, el mejor adaptado. 

¿Les suena un tal Darwin? 

Y para ello debemos generar procedimientos que busquen analizar la realidad neutral desde situaciones que se acerquen mental, física y emocionalmente a esa realidad tan incómoda.

Por suerte la situación que les voy a desvelar ahora se esta reduciendo, la actual globalización informativa nos permite saber todo de todos en un par de pulsaciones de teclado. Muchos instructores nunca se enfrentaron a nada más peligroso que un saco de box o un cartón en el campo de tiro. Y como decía el gran maestro Bruce Lee...


...“los sacos no devuelven los golpes”.


Los cartones de tiro, hasta donde sé, tampoco devuelven los disparos.

Se debe instruir en base a muchas premisas pero dos son ineludibles, hablo de conocimiento y experiencia. 

Hay más, lo sé, tranquilos, en varios artículos propios y de compañeros los definimos, pero aquí nos interesan estos dos particularmente.


¿Experto...? ¿En qué?

Los conocimientos son relativamente fáciles de adquirir hoy en día, unificarlos en un criterio común y eficaz ya es otro cantar. 

Respecto a la experiencia ahí tenemos un problema, no todos pueden ser Special Forces militares o policiales, ni tener en su haber  tiroteos semanales. ¿Cierto? 

La verdad es que no creo necesario ese tipo de curriculum para ser un buen instructor. La experiencia debe ser en el ambito que pretendemos entrenar. Conozco grandes instructores en trabajo policial, en técnicas operativas militares, de escolta, de seguridad privada,  defensa armada de civiles, defensa personal desarmada para policias, para militares o para civiles, etc. 

Por nombrar unos pocos campos específicos. Experto en dos de esos campos, en tres, si hay varios, y muy buenos, pero ¿expertos en todos ellos simultáneamente?, no se que decirles.

Esa es la primera premisa ¿experto en que campo?.

Segunda cuestión respecto a la experiencia...  ¿se puede adquirir experiencia desde o hacia otros campos? 

Aprovechando la parte que dominamos si, sin duda, podemos utilizar conocimientos en base a experiencias previas en otros campos, el saber raramente es “monoaplicable”, disculpen el invento pedante de esta palabra, en un solo ámbito. 

Recuerden que, por ejemplo, “El Arte de la Guerra” de Maquiavelo, Sun Tzu y/o Sun Bin se utiliza hoy en día en medicina, negocios, vida social, etc. 

Todo es factible de ser multifacético.

El entrenamiento FonF nos ofrece un laboratorio donde disponer de las herramientas para recopilar datos a analizar, estudiar, contrastar, demostrar y repetir, podemos redirigir conocimientos y experiencias para adaptarlas a las nuevas situaciones y entornos. 

Así de simple.

Obviamente este entrenamiento no nos convertirá en un “megafashioncoolspecialforces”, vuelvan a disculparme por este “adjetivo” inventado, pero si que nos ayudará a adquirir referencias para saber como encauzar nuestro entrenamiento en vías de conseguir encarrilar y redirigir  otras habilidades y capacidades tan necesarias.

La vida en general nos ofrece miles de campos y entornos donde podemos sacar lecciones aplicables a otros tantos campos y entornos distintos. El ejemplo más claro es el de la conducción y las situaciones que nos plantea, estrés de todos los tipos, necesidad de reaccionar o de calmarnos, coordinación motora y de enlace ojo-mano-pies, etc.

En todos los cursos en los que participo me encuentro con alumnos o compañeros  de escuelas o estilos muy definidos y marcados, posiciones de pies, uso de miras, forma de colocar los brazos, tipo de funda, lugar donde colocar los “agujeritos” en los cartones llamados "blancos", son algunas de las miles de consignas o leyes que deben regir su actuación.

Y son muy buenos dentro de esos parámetros, magistrales en algunos casos. 

El problema surge cuando se les modifica algunos, a veces un simple “alguno”, de esos parámetros magistrales.

En las clases suelen resistirse con vehemencia, al menos al principio. “Yo lo hago así”, “mi estilo es así”, “lo aprendía así”. Pero si son personas coherentes, y la mayoría lo son, esta conducta no dura más allá de un par de ejercicios, como máximo. 

Para que con las situaciones generadas en los entornos FonF, a veces con el primer ejercicio basta, ver ceños fruncidos y miradas pensativas.


FonF, DJ de la supervivencia táctica.

FonF es un eficaz ecualizador, con el primer ejercicio ya se tambalea mucha fe inquebrantable hasta ese instante. 

Es en ese momento cuando toca explicar que sus conceptos no son incorrectos, normalmente, solo son rígidos e inamovibles. Que flexibilizando su actitud y aptitud en este entorno de riesgo pueden lograr mucho sin cambiar básicamente su forma de trabajar. 

No se trata de descalificar escuela y/o estilo alguno, solo de colocar cada pieza en el lugar correcto y que estas piezas tengan la suficiente flexibilidad para adaptarse a cualquier entorno, situación, escenario y contextos dentro de todos ellos.

FonF no es un estilo, no es una escuela, insisto, repito y reincido en ello. Si lo comparamos con el trabajo de un DJ, uno bueno al menos, esta forma de entrenar y analizar es como el ecualizador de tonos graves y agudos, con el que juega hasta que logra el equilibrio perfecto, ese que nos hace disfrutar de una noche de música en buena compañía. El ecualizador no es un estilo musical, pero permite combinar a Wagner con AC/DC de una forma equilibrada y agradable, según las habilidades del DJ obviamente

Un ejercicio con réplicas de airsoft, simplemente, enseña mucho más sobre reacciones propias ante un enfrentamiento que cientos de horas y miles de disparos ante a uno, o varios, cartones indefensos.

Lo cual no implica que no debamos también sumar esos cientos de horas y miles de disparos a “cartones indefensos”.

Para terminar con Albert Einstein.

FonF les cambiará conceptos aparentemente inamovibles, creará una vibración que agrietará todo lo estático y paralizado de nociones, conocimientos y percepciones.

Los puntos de vista no cambiarán, se lo garantizo, solo se ampliarán, se abrirán y les dará más profundidad de campo, verán un entorno más lejano y más amplio.

Albert Eistein nos dejó una frase magistral.


 “La mente que se abre a una nueva idea,

jamás vuelve a su tamaño original”.


Aplíquenla, verán que en este contexto es tan aprovechable como en todos los demás de sus vidas.

Conviertan sus habilidades, capacidades, destrezas, pericias, experiencias, mañas, trucos, técnicas, maestrías, artes, hábitos, tácticas, estilos, rutinas, prácticas, métodos, conocimientos, etc, y todos los etcétera que se les ocurra, en un conjunto homogéneo, eficaz y equilibrado que les permita alcanzar ese porcentaje vital necesario para poder regresar a casa con los suyos, sea cual sea la realidad a la que se enfrenten.


Cuídense y cuiden de los suyos.

domingo, 24 de agosto de 2025

Trabajando con fusil. Diario de una segunda magnífica jornada.

Trabajando con fusil. Diario de una segunda magnífica jornada.

Por Cecilio Andrade.

“No son las armas las que matan, son las personas”.

Don Winslow.

“Las armas requieren espíritu como las letras”

Miguel de Cervantes y Saavedra.


Esas dos citas que inician el presente artículo siempre me vienen a la mente cuando alguna de esas personas políticamente tan correctas, tan comunes hoy en día, me sueltan esas maravillas intelectuales de la maldad intrínseca que porto junto con mis armas.  

La primera la acercó al gran público, en el 2010 en su obra “Salvajes”, Don Winslow. Frase que reconozco conocer y emplear desde mucho antes que este autor la empleara, incluso con algún que otro ejercicio más o menos humorístico en los campos de tiro del mundo. Ciertamente es una frase que cualquier usuario decente, y mínimamente dotado cognitivamente, asume como un hecho.

La otra pertenece al inmortal Don Miguel de Cervantes Saavedra. Siempre me gustó la imagen que transmiten esas siete palabras. Portar armas de una forma ética y profesional exige un grado de compromiso, entrega y dedicación que pocos pueden asumir.

Ese espíritu es lo que define a una persona, profesional o no, consecuente con la potencialidad de lo que porta y puede hacer con todo ello.

Por suerte hay grandes profesionales en el mundo armado actual, de todas las nacionalidades y bajo todas las banderas.

Acompáñenme con otra jornada rodeado de dieciséis de estos guerreros, que como ya comenté en el reportaje anterior, aprovechando el puente del Día de la Independencia, unos compañeros guatemaltecos, y algunos expatriados, me solicitaron apoyo para una jornada de clase sobre trabajo con fusil. 

No contentos con soportarme 8 horas en un día libre, decidieron “perder” otro día libre más con otra jornada.

Ellos me juzgarán si les valió la pena.

Comenzando la jornada.

Aprovechando que eran los mismos compañeros el día comenzó con un ejercicio sin calentamiento previo, a modo de repaso y recordatorio de todo lo desarrollado en la jornada anterior.

El resultado no pudo ser más satisfactorio, prácticamente no hubo diferencia alguna respecto al final de la jornada anterior.  Demostración más que clara de la calidad personal y profesional de todos ellos.

Tras unos ajustes mínimos y algún que otro comentario se pasó a realizar ejercicios de transición a pistola. 

El tipo de correa portafusil empleado demostró ser uno de los puntos principales para analizar con detenimiento.

A estas alturas de trabajo común no fue tanto el empleo de uno, dos o tres puntos el factor más analizado, si no más bien si el fusil debía dejarse colgar centrado al empuñar la pistola, o por el contrario debía “llevarse” al costado contrario donde se porta la pistola. 

Finalmente las conclusiones llegaron a un consenso, el primer gesto debía ser trasladar el fusil a un costado, pero que una vez con la pistola empuñada no era importante si el fusil quedaba centrado por su propio peso. 

Como técnica de apoyo se realizaron varios ejercicios en seco y con munición real “lanzando” el fusil en diagonal a la espalda del portador. Lo que al principio parecía una técnica absurda finalmente acabó encajando como una útil herramienta más en según que circunstancias. 

La mayoría acabaron usando una y otra técnica sin dudar, analizando pros y contras, así como mejores escenarios para cada una.

Las prácticas en seco y con munición real implicaron ejercicios tanto en estático como en movimiento, dirigido en alguna de las 8 direcciones básicas.

El disparo con el arma corta no se vio afectado, aunque el movimiento si lo fue al golpear alguno de los fusiles las rodillas y zonas inguinales en los desplazamientos. Nada que no se pudiera solucionar con los pasos y métodos adecuados, amén de algunas repeticiones preventivas en seco. 

También se realizaron transiciones partiendo con el fusil en el hombro menos habitual, siendo necesario invertir un poco más de tiempo con ejercicios en seco para contrarrestar la tendencia general a ocupar la mano derecha con el fusil en lugar de buscar la pistola.

Con un nuevo parafraseado de la conocida máxima...


... “lo lento es suave, lo suave es… efectivo”...


... en poco tiempo se logró una seguridad y efectividad gestual más que satisfactoria.


Atentos al giro.

Raramente los adversarios se presentarán por nuestra zona frontal, las 12, por lo que el siguiente escalón lógico de la jornada era girar para dar frente a los adversarios sitos en la espalda o en los costados, las 6, 3 y 9 respectivamente. 

Todos los alumnos eran diestros por lo que el primer ejercicio implicó situarse de costado a la línea de blancos, dejando estos sobre el hombro izquierdo, las 9. Es un ejercicio muy fácil con un arma larga, por lo que fue rápidamente ejecutado con precisión y seguridad. 

Al realizar el mismo ejercicio con los blancos sobre el hombro derecho, las 3, gracias a la experiencia previa, los ejercicios previos en seco y posteriores con munición, se realizaron con la misma efectividad y precisión que en el anterior, si bien la velocidad se redujo un poco para garantizar  la seguridad de ejecución.

Aprobaron todos con buena nota.

Pasando a los giros hacia la espalda, las 6, y recordando que son diestros todos los alumnos, el movimiento más natural es girar hacia la izquierda, ya que con ello logramos que el arma esté dirigida al objetivo antes de terminar de rotar completamente el cuerpo, y manteniendo la seguridad de toda la línea. 

Pero claro, no siempre se puede girar hacia donde deseamos, por lo que se realizaron ejercicios de giro tanto hacia la izquierda como hacia la derecha.

Junto con los giros se realizaron los correspondientes movimientos para salir de la X, con lo cual la técnica de tiro se volvió más exigente. 

Nuevamente buscar la suavidad fue la respuesta para lograr la eficacia, precisión y seguridad requeridas.

Este tipo de ejercicios implican un riesgo en su ejecución que exige un control máximo del arma y el empuñamiento de la misma.

Las tres reglas a cumplir per sé en este caso son:

            • El dedo debe permanecer fuera del disparador durante todo el giro con el arma.
            • El arma debe subir verticalmente una vez este orientada hacia el objetivo.
                  • Es en este ascenso cuando desactivamos el seguro, si lo utilizamos, obviamente.
                  • Algo que en esta jornada exigí.
            • Controlaremos e identificaremos el entorno en detalle para evitar disparar, o golpear, contra personas que no sean objetivos  claros y definidos. 

Estas tres reglas específicas no son nada nuevo, ¿verdad? 

Son de simple sentido común, y sí, lo sé, es el menos común de los sentidos.


Agachándonos.

Tras movernos a la línea de 25 m, procedí a explicar los pros y contras de las posiciones inmóviles que implican apoyar una o ambas rodillas, sentarse o acuclillarse. 

Pasamos a realizar la que considero como posición primaria de estas situaciones, rodilla en tierra. 

La considero primaria ya que con ella podemos entrenar todas las manipulaciones y acciones con armas, para de esta forma asentar unos procedimientos en una posición aparentemente más incómoda para trabajar con rapidez y eficacia.

Realizar las mismas manipulaciones en cuclillas, sentado, recostado no supone mucho cambio realmente, una vez que se ha aprendido correctamente.

Además de aprender a identificar que rodilla, derecha o izquierda, interior o exterior, me interesa apoyar en según que situación, se realizaron todos las manipulaciones ya conocidas, a saber: 

            • Distintas posiciones de partida del arma.
            • Cambios de cargador reactivo y proactivos.
            • Subsanar interrupciones.
            • Cambios de hombro.
            • Transiciones de arma.
            • Así como todas las combinaciones posibles de las mismas.


Con esta base bien asentada se pasó a realizar ejercicios en cuclillas y sentado, en distintas formas y situaciones.

En algún caso puntual fue necesario buscar adaptaciones posicionales debido a viejas lesiones que limitaron a algunos de los compañeros.

Una posición que sorprendió a algunos fue la de sentado, que aun conociéndola pocos la habían utilizado alguna vez. 

¿Resultados?

La mayoría consiguió mayor velocidad y precisión en sus ejercicios desde esta posición.


Tendido y variantes.

En esta punto de la jornada se pasó a la posición de tendido, decúbito prono siendo técnico en la descripción. 

Empezando desde la posición más estándar de tendido, cuerpo dirigido más o menos en perpendicular a la linea de objetivos o blancos, se observaron y comentaron cuestiones tales como:

            • Uso del cargador como monopode de tiro, cuestión que todas las armas presentes admiten sin problemas.
                  • Se consideraron las particularidades de cada arma, así como algunos detalles específicos en el caso de los Tavor y su diseño bullpup.
            • La cuestión de los problemas y apoyos extra con portaequipos, pectorales o de cintura, chalecos y placas de protección balística, también surgió con estos ejercicios.
            • La accesibilidad a los cargadores.
            • La búsqueda de minimizar los gestos y manipulaciones del arma para realizar recargas o subsanar interrupciones.

Tras esta puesta en común se pasó a disparar desde posiciones de tiro de tendido lateral paralelas a la línea de blancos. 

Siendo diestros todos es curioso que tuvieron más problemas con el tiro tendido sobre el hombro izquierdo que sobre el derecho, a pesar de que en este último el arma queda apenas a unos cms del suelo y el apoyo del arma se realiza sobre la mano que empuña.

En la mayoría de los otros cursos de este tipo en los que he participado el problema surge al revés. 

El ejercicio final implicó una rueda partiendo desde la posición de tendido prono pasando a la de tendido lateral izquierdo, tendido supino, tendido lateral derecho de nuevo en tendido prono, y continuando con un par de vueltas más.

Durante todas estas vueltas de “reloj” se realizaron cambios reactivos de cargador, se subsanó interrupciones con el procedimiento Tap-Rack-Bang ayudándonos de cartuchos dummy inertes, buscando siempre la mayor agrupación posible respetando la ya conocida, amén de repetida y parafraseada, regla de... 


... “lo lento es suave, lo suave es rápido… y preciso… y eficaz… y seguro”.


Fue un ejercicio realmente muy satisfactorio para todos, para mi, como responsable de la línea, sobre todo. 

La seguridad, en todos los aspectos y parámetros, fue esmerada hasta el más ínfimo detalle, nadie realizó un mal gesto que implicara el más mínimo riesgo para el resto de los compañeros ni para si mismos.

Lo crean o no, este ejercicio nunca lo he podido plasmar de forma práctica y con munición real con más de dos tiradores, y siempre monitoreados de forma individual.

En esta jornada se realizó con total efectividad y seguridad de ocho en ocho. 

Un éxito pleno para los compañeros.


Ejercicio final.

Los que hayan estado en mis clases saben que nunca acabo un curso, sin realizar un ejercicio completo de todo lo se ha logrado materializar en el curso.

También saben que aunque el ejercicio es física y estructuralmente idéntico para todos, el nivel de exigencias y análisis del resultado lo hago personalizado a las capacidades de cada uno de los ejecutantes. 

Ya saben, hablo de un programa genérico con análisis individualizado.

El actuación final se basó en un trabajo en binomio, donde además de las técnicas del curso se realizó un análisis, en formato debriefing, tras cada ejercicio para que sirviera de retroalimentación al siguiente equipo.

El reparto en binomios lo definí personalmente en base a tres cuestiones.

            • Mezclar personal que nunca trabajan juntos 
            • Mezclar en base a procedimientos de trabajo distintos en su día a día.
            • Mezclar capacidades diferentes entre componentes del binomio.


Este último punto fue bastante arbitrario por mi parte dada la homogenidad de calidad técnica de los asistentes.

Así mismo el orden de ejecución por binomios fue en orden descendente  respecto a las capacidades en equipo. De esta forma los “mejores”, insisto que las diferencias fueron ínfimas, fueron los primeros en actuar. 

Este detalle unido al debriefing en equipo, instructor, ejecutantes y compañeros observadores, permitió equilibrar aun más el nivel final del día, ya que los “peores” fueron los últimos en actuar pero con la retroalimentación de todos los ejercicios previos.

La jornada finalizó con un debriefing de análisis de todo lo visto así como apreciaciones personales de cada uno de los asistentes. 

La observación final fue un conjunto equilibrado de sonrisas profesionales de satisfacción. 

Y debo decir que la primera fue la mia, presuntuoso de mí, disculpen.

Comentarios personales.

Disfruté de dos jornadas magníficas, con compañeros, amigos y profesionales de primer orden. A poco que se posea un mínimo de principios, actuar de instructor es siempre una empresa dura y exigente. Si lo hacemos con profesionales avanzados y entregados el rigor autoexigido se vuelve monumental en escalas inmensas.

Se trabajó con un arma en principio diseñada para distancias medias y lejanas, de 50 metros en adelante para muchos.

Se realizó un trabajo en equipo, sin saberlo, al actuar en líneas de cuatro y ocho tiradores simultáneamente, y otros ocho actuando como controladores.

No se detectó un solo fallo de seguridad grave, ni precipitaciones o prisas. 

Agradecí la buena acogida de mis tediosas charlas examinando el detalle,  preguntando opiniones, exigiendo que comentaran cada acción para beneficio de todos, buscando que cada uno llegara a las conclusiones buscadas por su propio discernimiento.

Las decenas, al final centenares si no miles, de ejecuciones en seco hasta conseguir el ritmo, suavidad y confianza necesarias para cada ejecución final con fuego real.

La concienciación de la necesidad de invertir, y que nunca es perder, cinco minutos mínimos cada día en ese trabajo en seco, monótono y repetitivo, pero más necesario que un camión de munición.

Saber que este trabajo en seco es el verdadero trabajo del experto en armas de cualquier tipo, que ir al campo de tiro, o galería, es simple y llanamente el examen de lo trabajado día a día en seco.

Esto último, ud´s lo saben, es considerado una herejía para los que suponen que el estudio, análisis y ejecución pasa única y exclusivamente por consumir cartucho tras cartucho.

En fin, disfruté cada minuto de ambas jornadas.

Creo que lo han notado.

Tras todo  lo comentado me viene a la mente una frase del que para muchos de nosotros es uno de los principales guías de guerreros, el gran, único e incómodo Miyamoto Musashi. 


“Esto es algo imperativo para los guerreros; 

ignorar la maestría de las armas 

y la comprensión de las ventajas específicas de cada una de ellas 

sería indicar una falta de cultura de un miembro de una casa guerrera”.


Cuídense y cuiden de los suyos.