Miedo, ansiedad y desinformación en el Siglo de la “Información”.
Por Cecilio Andrade (publicado originalmente en la revista Al-Ghurabá).
Como creo que el momento histórico lo amerita, marco en cursiva el texto añadido del articulo original publicado en la revista.
Me ha dado por reescribir un viejo texto que esbocé hace un par de años para la revista Al-Ghurabá, y aunque reconozco que el asombro popular que ha generado lo de la mochila de marras me ha empujado a recordarlo, esto no se trata de que hagamos una mochila de 72 horas.
No, lo cierto es que esto es una campaña de concienciación o de manipulación de masas para instigar miedo y que se acepte cualquier decisión que se tome desde lugares de acceso restringido, lugares oscuros no por la falta de iluminación, sino más por la falta de ética y responsabilidad.
Tampoco les voy a engañar, no soy tan ingenuo como para esperar algo de responsabilidad a nivel de La Moncloa, de Bruselas ni de la mayoría de sus estados asociados.
No me preocupa la Rusia de Putin, por más falsa democracia que represente, me preocupa el tono, iniciado desde la supuestamente democrática Europa, que no tiene precedentes, ni siquiera en plena guerra fría.
Me preocupa que la Historia que he podido estudiar me diga que siempre que ha habido una escalada armamentística como está y con este perfil de falta de liderazgo y objetivos éticamente sostenibles, acabe usándose todo lo adquirido sin control ni beneficio... del ciudadano.
Me toca recordar las batallas de la Primera Guerra Mundial y sus decenas miles, cuando no centenares de esos mismos miles, de monos sin pelo uniformados siendo convertidos en "carne picada" en apenas una o dos horas de batalla. Y todo ello gracias a dirigentes del mismo pelaje que hoy nos venden demonios de un lado y ángeles de plumas blancas por otro.
Me vienen a la memoria personajillos históricos como el francés Albert Lebrun y el británico Neville Chamberlain allá por finales de los años 30 del siglo pasado.
Pero no se equivoquen con mi tono, creo en el ser capaz de una autodefensa efectiva y propia, a nivel individual, de naciones y de uniones de estados, sin dependencias ni prebendas, creo que estar armado y ser capaz de de emplear esas armas con eficacia y decencia nos hace seguros.
Pero también creo que la Ética, los Principios y los Valores, son lo único que nos permitirá vencer a todo enemigo interno o externo sin acabar convertidos en algo mucho peor que aquello contra lo que luchamos.
El enlace del comunicado que les comparto y, lo peor, el lenguaje y el tono que utiliza no se puede ni debe emplear salvo que tengamos una seguridad plena de una amenaza inminente.
Todo ello sí que me da mucho miedo.
Artículo: El Mundo 25 de Marzo 2025
Mi artículo original de Al-Ghurabá (con los añadidos en cursiva).
Hemos dividido la Historia en infinidad de eras, periodos, etapas y épocas, de forma más o menos arbitraria según los intereses particulares o académicos, por no decir espurios en muchos de los casos, de quién la defina.
Tenemos sociedades de cazadores y recolectores, ganaderas, agrícolas, pasando por industriales, post-industriales, autárquicas, teocráticas, oligárquicas, democráticas, feudales, estratificadas, oscuras, de renacimiento, y un larguísimo e interminable etcétera.
Y mira por dónde que terminando el primer cuarto del siglo XXI tenemos nuestra particular etapa histórica, la “Sociedad del Miedo y la Ansiedad”.
Casi estoy viendo a los alumnos de un colegio virtual del siglo XXII estudiándolo con ese nombre en sus pantallas holográficas de mano, que por algún misterioso motivo quizás sigan llamándolas “tabletas”, vaya ud. a saber porqué.
Vivimos con miedo al terrorismo, a la crisis económica, a la pandemia, al desabastecimiento, al apagón energético, a los volcanes, a la delincuencia organizada, a las mafias de toda índole, y si quieren añadan conspiraciones de todo tipo, color y sustrato neurológico que gusten…
¿Alguien da más?
Seguro que si… siempre podemos mejorar la oferta del miedo... y si no me creen recuerden lo que sucede a estas horas en la supuestamente pacífica y realmente indefensa vieja Europa.
Tanto por razones profesionales, como posteriormente como parte normal de mi modus vivendi, siempre he tenido preparada en casa dos mochilas de supervivencia, una con equipo básico de 24 horas y otra mayor con equipo de vida y movimiento, por si debía desplazarme y dormir fuera... y miren por donde ahora descubren eso mismo nuestros incomprendidos dirigentes políticos... que cosas.
Esta es una recomendación normal en zonas de vulnerabilidad sísmica, vulcanológica, hidrológica y, como no, bélica. Pese a lo cual realmente casi nadie la sigue ni siquiera en dichas zonas de riesgo.
El miedo.
Curioso el mono sin pelo que somos, teme a todo y a todos, pero raramente se prepara para enfrentar ese temor. Prefiere esconder la cabeza, tanto virtual como físicamente, tras una tonelada de excusas, y, relájense, no diré aquí mi escatológica y grosera cita sobre la relación entre las excusas y el… esa zona rodeada por los glúteos.
Pero, como en cualquier circo que se precie, aún hay más, también teme que si se prepara para todos esos posibles riesgos y amenazas lo tachen de paranoico, miedoso o, que horror, de cobarde y alarmista.
¿Miedo al terrorismo? Atento a todo aquel que porte un pañuelo “palestino”.
¿A la crisis? Debo ahorrar para pagar la factura de la luz.
¿Pandemia? Hagamos acopio de papel higiénico.
¿Desabastecimiento? A comprar tres palés de agua embotellada y veinte cajas de latas de lentejas y frijoles.
¿Apagón energético? No importa, hemos acaparado todos los hornillos de camping gas, velas, cajas de cerillas y baterías.
¿Delincuencia? Aprender Artes Marciales es de brutos y violentos, mejor me apunto a un curso online de una hora de lenguaje relajante.
¿Guerra mundial? Con una mochila de 72 horas puedo con ella.
Ok… Ok… si, me he ido excediendo de irónico y sarcástico.
Les pido disculpas… pero con la “boca chica” y tan solo por quedar bien.
Vivimos muy asustados en esta sociedad de miedo y ansiedad en la era de la globalización.
Ya ven que cayeron las torres gemelas y el miedo se alojó en todas las cabinas de avión del mundo.
Subimos al tren Alcalá de Henares-Atocha o al metro en Londres y cada cambio de vibración puede ser un atentado.
Hay miedo en la calle y en los hogares tras veinte años de amenazas globales, y ya no sabemos vivir sin miedo. El miedo es más contagioso que el peor virus, y por las mismas razones, la desinformación.
Alerta versus alarma.
Lo cierto es que la alerta siempre está justificada, la alarma no.
La alerta genera atención, y esta ayuda a razonar, analizar y comprender con esa parte racional del kilo y medio de gelatina cerebral.
La alarma genera inquietud y ansiedad en la población, actuando sobre la parte emocional de esa misma gelatina, dificultando pensar, impidiendo analizar y racionalizar, evitando que se comprenda el problema y por tanto… ¡listo!..
Ya somos 100% políticamente manipulables, haremos lo que sea por reducir esa ansiedad emocional e irracional.
El miedo es libre, pero también contagioso, siendo Internet, como auténtica incubadora de alarmas, el primer foco de ese contagio.
Pero, ¿a qué obedece?
¿Hay algún mecanismo social que siembre y difunda el temor?
¿De dónde surge ese miedo?
La incertidumbre, raíz de todo miedo.
La respuesta a la pregunta anterior es muy simple.... del contagio de la incertidumbre.
Lo cual nos lleva a buscar que significa incertidumbre, y según la RAE es:
“Falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo, especialmente cuando crea inquietud”.
Y ahí está la respuesta, esa falta de seguridad, confianza y/o certeza, creadoras todas ellas de inquietud, surgen de la falta de información veraz, objetiva y, sobre todas las cosas, racionalmente analizada.
Los radicales de todo pelaje, y como verán en el siguiente párrafo no crean que solo los terroristas apelan a esa inquietud emocional online, con sus agresivos videos de decapitaciones y barbaridades, emplean los medios de comunicación informales, redes sociales, foros, chats, etcétera, junto con muchos de los tradicionales, para su avalancha desbocada de contenidos, colocados en plataformas fáciles de crear y a las que resulta aún más sencillo acceder.
Y mira por donde, a día de hoy nos encontramos a nuestros propios políticos, dirigentes, supuestos líderes nacionales jugando a las mismas cartas de generar miedos, incertidumbres y, desgraciadamente, apoyar intereses espurios, cuando no francamente estúpidos y suicidas.
Lo que implica que lograr separar el grano de la paja, la información fidedigna, contrastada y veraz de las mentiras interesadas, habladurías o tergiversaciones”, suponga un esfuerzo imposiblemente heroico en muchos casos.
Emociones negativas.
Las emociones negativas son, sin duda alguna, más impactantes que las positivas, por razones adaptativas de supervivencia evolutiva nuestra especie necesita saber qué va mal, por eso el miedo es la emoción más creíble.
Las emociones positivas tienen menos impacto porque son más difusas, más tibias.
Lo negativo nos lleva a la alerta.
Pero la desinformación constante genera alarma, el miedo vende más que la tranquilidad, y, factor importante a considerar, con el miedo se consiguen rebaños.
La alerta siempre es positiva y busca saber, y para saber hay que pensar racionalmente, analizar, estudiar, buscar sin descanso la información objetiva, fidedigna, contrastada y veraz, intentando siempre comprender razones y motivaciones; comprensión, que quede muy claro, que no implica jamás aceptación.
Debemos descartar la emocional, injustificada, normalmente interesada e improcedente alarma, buscando siempre las fuentes, razones, intereses más o menos ocultos, relaciones con otros “miedos”… en resumen, informándose de forma activa contra la narrativa que nos quieren vender tantos y tantos intereses globales.
Algo que, ciertamente ya están haciendo si tienen este texto frente a sus ojos y su cerebro en los datos contrastados que les aportan los autores de cada texto de Al-Ghurabá.
Así que ya saben, contra el miedo piensen y analicen, estudien y comprendan.
Para lo demás, cuídense y cuiden de los suyos.