domingo, 4 de mayo de 2025

Ejercicios de tiro VIII. Don Pimpón, de nuevo con Eduardo de Cobos.

Ejercicios de tiro VIII. Don Pimpón, de nuevo con Eduardo de Cobos.

Por Cecilio Andrade con la inapreciable colaboración de Eduardo de Cobos Abreu.

Este ejercicio nació de las mismas necesidades que experimentó Eduardo con el Mickey Mouse Drill, pero en mi caso dirigido específicamente a tiradores operativos y/o defensivos. 

Por más que lo cierto es que para ambos la necesidad de colocar unos proyectiles, disparados por armas de “propulsión química”, en zonas concretas de forma homogénea y repetible, han hecho que lleguemos a planteamientos idénticos.

Las razones son más que obvias.


Necesidades.

Se requieren tres soportes de blanco. 

Sobre cada blanco colocan se coloca un folio del tipo A3 (297 x 420 mm). 

Dibujamos y/o pegamos una figura en cada folio A3 de los lados, de tamaño no menor de 15 cm y no mayor de 25 cm, tamaño a definir según distancias, armas empleadas y habilidades del tirador.

La munición mínima son 6 cartuchos, aunque las variaciones posibles permiten una enorme disponibilidad de cartuchos.

Necesitamos un timer o una de las aplicaciones de móvil tan comunes hoy en día. Con estos equipos controlamos exactamente lo mismo que el ejercicio anterior, por tanto no me repetiré.



Distribución del campo.

Colocaremos las siluetas en paralelo a la línea de tiro

  • Los intervalos entre ellas serán de 1 m. para comenzar, pudiendo alcanzar los 5 m. de intervalo en ejercicios más avanzados.
  • Para pistola partimos con el tirador a 3.5 m. como distancia mínima y 12 m. como máximo.
  • Para fusil/subfusil con el tirador a 6 m. como distancia mínima y 35 m. como máxima.


Ejecución.

Partiendo de arma enfundada en el caso de arma corta y arma en posición de espera empuñando el fusil/subfusil hacia abajo. Cartucho en recámara en ambos casos.

Buscamos siempre los impactos al centro de masa de cada blanco definido en el menor tiempo posible. 

El orden para los 6 disparos es:

  • 2 disparos Centro.
  • 1 disparo a la figura dibujada/pegada Derecha.
  • 2 disparos Centro.
  • 1 a la figura dibujada/pegada disparo Izquierda 
  • En total quedarían:
    •  1 impacto en la figura derecha.
    • 4 en el blanco central.
    • 1 en la figura izquierda.

Como en el ejercicio Mickey de Eduardo pasamos de un blanco grande y fácil a uno mini y difícil, de uno grande donde podemos acelerarnos a uno donde debemos obligarnos a tirar del freno para lograr el control y la precisión requeridas. 

Recuerden y repasen todo lo comentado en el ejercicio anterior y aplíquenlo punto por punto a este.


Formas de puntuación.

Pueden emplear la App sugerida por Eduardo o una puntuación como la que les sugerí antes.

La primera se basa en simplemente asignar 1 punto por disparo y un máximo por ejercicio de 6 puntos. Disparo fallado implica restar un punto. Simple.

La otra sugerencia fue en base a tiempos:

Tiempo

Valoración

+5”

Necesita más entrenamiento

Entre 3.5” y 5”

Aceptable

Entre 2.5” y 3.5”

Bueno

Entre 1.5” y 2.5”

Muy bueno

- 1.5”

Excepcional


Disparo fallado implica una penalización de:

  • +0.25” si falla figura.
  • +0.5” si falla blanco.

Variaciones, avances y dificultades.

Sugeridas por Eduardo de Cobos.

  • Secuencias de 3 disparos en el mismo orden.
  • Secuencias variables de 3 disparos, ejemplo centro-derecha-centro-izquierda:
      • 3-1-3-1 
      • 3-2-2-3 
      • 1-3-1-3 
      • etc.
  • Cambio de mano.
  • Con desplazamiento lateral.


Aplicadas por Cecilio Andrade.

  • Cambio de mano tras cada secuencia de tres blancos.
  • Cambio de cargador tras cada secuencia de tres blancos.
  • Dibujar/pegar una tercera figura en el blanco central.
  • El tirador se coloca en un lateral en lugar de en el frente de los blancos, en oblicuo derecho o izquierdo, sin moverse. 
    • La variación de distancias y ángulos es bastante importante como para tenerse en consideración.
  • Movimientos laterales, frontales y oblicuos, así como combinaciones de los mismos.
  • Realizar una secuencia de tres blancos con un arma, por ejemplo subfusil/fusil, para tras una transición “regresar” con la pistola. O viceversa.
  • Variaciones de los tres puntos anteriores, con movimiento lateral u oblicuo del tirador, pueden ser:
      • Comenzar el avance y regresando con la misma mano u hombro,
      • Cambiando de mano u hombro, primero con una y regresar con otra.
      • Cambiando de arma, igualmente comenzar con una y regresar con otra.
      • Variar el lado de comienzo del movimiento.
  • Distintas secuencias de disparos y orden de blancos, por ejemplo en un orden centro/derecha/centro/izquierda:
      • 2-1-2-1 
      • ó 1-2-1-2 
      • ó 2-2-2-2 
      • ó 3-3-3-3 
      • ó 3-1-2-1 
      • etc.
  • Encadenamiento de secuencias simétricas o asimetricas, por ejemplo centro/derecha/izquierda:
      • 2-1-1/1-2-2/2-1-2 total 14 disparos.
      • Etc.
  • Combinaciones de las secuencias y encadenamientos de los dos puntos anteriores con cambios de cargador y/o interrupciones y/o transiciones entre armas.
  • Colocación de los blancos a distintas distancias e intervalos respecto al tirador.
  • Blancos no alcanzables interrumpiendo lineas de tiro.
  • Dos tiradores realizando el ejercicio simultáneamente.
  • Distracciones, sonoras, visuales, etc., para comprobar que puede mantener o recuperar la fluidez de la secuencia de disparos deseada.
  • Combinaciones varias de todo lo anterior.
  • Todo aquel añadido que su experiencia y habilidades consideren necesario sin desvirtuar el espíritu de este ejercicio.

Las descripciones de ambos ejercicios son para la gran mayoría de tiradores diestros, los tiradores zurdos deben modificar el lado que describo. 

Lo cierto es que para los resultados finales deseados nos es indiferente el lado con el que comencemos, o, lo más deseable, que nos  afecte lo menos posible.


SEGURIDAD, SEGURIDAD, SEGURIDAD.

Siempre les recordaré el tema del control de la desactivación y activación del seguro manual del arma o armas que empleemos, insisto por su importancia, lamento ser tan aburridamente repetitivo en algunos temas, pero la seguridad bien lo merece.

En los ejercicios con armas combinadas no es simplemente aconsejable, es ineludible, antes de pasar a otra arma asegurar la que empuñemos en ese momento. Si empezamos con fusil y realizamos una transición a pistola, aseguramos el fusil antes, para una vez realizado el/los disparos con la pistola la aseguramos a su vez (si tiene seguros externos) antes de enfundarla y proceder a tomar el arma larga. 

Y esto no es aconsejable, no es recomendado, no es opcional, es obligatorio.

Nunca utilicen la frase cinematográfica de “el seguro es mi dedo”, que de vez en cuando se escucha en labios de determinados tiradores, poquísimos profesionales conozco que se consideren tan “seguros” como para aplicar esa frase, e incluso, lo crean o no, los mejores y más capaces profesionales, Eduardo de Cobos es uno, usan los seguros sin buscar excusas.

Todos erramos, y entrenar con errores es entrenar el error. Nunca descuiden la seguridad, ni en sus planificaciones, ni en sus adiestramientos, ni en su trabajo. 

Entrenen con seguridad, solo entonces trabajarán con seguridad.


CUESTIONES FINALES.

¿A qué velocidad debo realizar este tipo de ejercicios? 

Sin correr, a una velocidad tal que puedan controlar todos y cada uno de los pasos que deban ejecutar. 

Repítanse siempre como si fuera una oración o un mantra: 

“Lo lento es suave, lo suave es rápido”. 

Partan de una velocidad moderada que les permita identificar sus movimientos superfluos. Los olvidados y los incorrectos. 

Analicen la ejecución a ese ritmo seguro y sosegado, adquiriendo las habilidades motoras en paralelo a su autoconfianza. 

Su velocidad irá aumentando inconscientemente  de una forma constante, eficaz, precisa y, por encima de todo, segura, tanto en ejecución como en progreso. 

Lo crean o no, Yoda lo dijo y Edu lo corrobora con un tono y acento idéntico: 

“Lento has de ser, suave entonces serás y rápido te verás”.


Debo dejar el café, sin duda me hago cada día más frikie con la edad.

En fin, ya saben, cuídense y cuiden de los suyos… y que la Fuerza les acompañe.


domingo, 27 de abril de 2025

¡Emergencia! Planificación profesional... planificando la supervivencia.

 ¡Emergencia! Planificación profesional... planificando la supervivencia.

Por Cecilio Andrade.


“No importa lo buenos que sean planificando, la presión jamás se irá. 

Así que no luchen contra ella.

Motívense con esta para hacerlo de la mejor forma posible”.  

 

Benjamín Solomon "Ben" Carson.


Antes de comenzar a leer el presente trabajo les recomendaría que repasaran el precedente sobre planificación, “Fallar en planificar es planificar el fallo, con ello podremos sentar las bases de la razón del texto que sigue.


El piloto de la historia que dió pie a aquel artículo que les enlazo, planificó en detalle en su fase de adiestramiento, por lo que pudo reaccionar con eficacia el día que fue necesario.


¿Pensó en su plan de acción durante el evento? 


Obviamente no, si lo hubiera hecho no podríamos emplear su historia como ejemplo.


Concluí en ese texto sobre la necesidad de planificar con la realidad en la mano durante el entrenamiento previo, el antes; para con ello lograr ser eficazmente reactivos en cualquier enfrentamento, el durante. 


Igualmente abogué por lo que conforma la  base de mi desempeño académico y operativo, el movimiento no es solo desplazar un cuerpo, no en nuestro caso al menos, si no en adquirir una mente capaz y fluida, siempre en movimiento. La mente, como los músculos, debe ejercitarse de forma diaria y metódica. 


Nuestro primer paso para crear una buena tabla de ejercicios, del “CrossFit mental” necesario, para mejorar las posibilidades de sobrevivir, actuando con precisión y eficacia, es crear un Plan Personal de Reacción (e.a. PPR).


Plan Personal de Reacción.


Como profesionales armado debemos tener, siempre, un PPR actualizado y perfectamente analizado. Estructurado de tal forma que posea las características de flexibilidad, adaptación y eficacia necesarias para minimizar riesgos e incrementar las posibilidades de supervivencia, propia o de terceros.

La reacción más habitual, a la vez que más indeseable, ante un evento potencialmente lesivo, es la de congelarse y ser incapaz de reaccionar. Esto ocurre en muchos niveles de nuestra biología y psiquis de animal mamífero. 


En casi todos estos niveles podemos intervenir para mejorar la capacidad de reacción, mitigando las acciones, o falta de ellas, negativas. Una de esas intervenciones es crear, estudiar, evaluar, estructurar, adaptar y, si es necesario, modificar nuestros propios  PPR´s.


Dichos planes no pueden ser rígidos e inamovibles, ya lo comenté en otros artículos y seminarios, deben ser flexibles e ir adaptándose día a día, con ensayos personales, mentales y/o prácticos de forma cíclica y, en todos los casos, continua. Buscando crear una tabla maestra básica con la que conformar la estructura de reacción de cada uno de los supuestos con los que podamos encontrarnos en nuestro quehacer, profesional o personal.


La estructura elemental de un PPR debe cubrir, como mínimo, 10 puntos con los que generar la base mental de adaptación y respuesta.

      1. Funciones.
      2. Prioridades.
      3. Zonas de Seguridad.
      4. Zonas de Riesgo.
      5. Itinerarios.
      6. Puntos de evacuación más rápidos.
      7. Puntos de evacuación más aconsejables. 
      8. Primeros Auxilios.
      9. Comunicaciones.
      10. Coordinaciones.


Existe una muy sutil línea entre planificar de forma correcta y planificar en exceso. Los puntos desglosados, que desarrollaremos a continuación, son las líneas maestras para recopilar datos, analizar y generar respuestas adaptadas a las situaciones dadas... no para tallar las inamovibles Tablas de Moises.


1. Funciones.


El significado general de la palabra “función”, sin entrar en ciencias ni particularidades, es usualmente bien comprendido, pero para entrar en contexto veamos las dos principales definiciones, de entre otras 25 más específicas, que nos da el Diccionario de la RAE. 

  • Capacidad de actuar propia de los seres vivos y de sus órganos, y de las máquinas o instrumentos.
  • Tarea que corresponde realizar a una institución o entidad, o a sus órganos o personas.

Con ambas definiciones básicas, “capacidad de actuar” y “tareas que corresponde realizar”, podemos observar de forma clara como plantear nuestra actuación. 


Por  “capacidad de actuar” no solo debemos pensar en conceptos de habilidades, técnicas, reacción, si no también en si nos incumbe hacerlo, si nos “corresponde”, como marca la segunda definición. En algunos casos, sobre todo profesionales, nos corresponde la tarea de reaccionar y actuar contra un determinado evento. En otros lo que “corresponde” es evitar y eludir. En algunos pocos lo que corresponde es simplemente mantener la calma y esperar. 


Definir la función “que” nos corresponde, en base a nuestra capacidad de actuación para cada supuesto evento general a planificar, es el paso a definir antes de ninguna otra cosa.


Este primer punto, “que” hacer, marcará el segundo, prioridades.


2. Prioridades.


Regresemos con el Diccionario de la RAE y la definición básica de este concepto.

  • Anterioridad o precedencia de algo respecto de otra cosa que depende o procede de ello.

Esta definición nos dice, básicamente, los “cuando” de los “que” vistos en el punto anterior, y el siguiente paso es ordenar los “cuando” definidos del presente punto. Perdonen el trabalenguas, intentaré clarificarlo un poco.


Una vieja, y polémica, máxima nos dice:


“Es mejor la acción incorrecta en el momento adecuado,

que una perfecta un segundo tarde”. 


De acuerdo o no con la letra de la misma, el espíritu nos deja claro que existe un momento para toda acción, si se busca que esta sea efectiva y eficaz. Adelantarse o retrasarse en realizarla es el grave error, por el que los resultados suelen ser los mismos.


Es por ello que debemos crear una lista ordenada de acciones a realizar o prioridades. 


El orden no es en referencia a una secuencia determinada del tipo “si ocurre A activo B y luego paso a C". 


En muchas ocasiones, la mayoría, ocurrirá F y deberemos pasar a T para luego acabar en B. Más trabalenguas, redios, estoy espeso hoy, discúlpenme.


Prioricen sus acciones en base a importancia, de tal forma que la secuencia les lleve de forma natural de una acción a la siguiente, este en la letra del alfabeto que sea. 


Prioricen responsabilidades, acciones, reacciones, respuestas, resultados buscados, etc.


Ya tenemos el “qué” y el “cuándo”, veamos ahora el “a dónde”.


3 & 4. Zonas de Seguridad vs Zonas de Riesgo.


Un buen PPR debe organizar las zonas del entorno en base al criterio de Zonas de Seguridad respecto a Zonas de Riesgo, zonas deseables respecto a zonas a evitar y/o vigilar. 


Esta organización nunca será inamovible y fija, una zona puede ser segura en un momento determinado y poco después convertirse en una de riesgo superlativo. 


Simple y llanamente la organización de las zonas debe estar constantemente en análisis y reevaluación, modificando el plan de actuación de forma continua, adaptándolo a las circunstancias siempre cambiantes de un entorno vivo y socialmente activo.


El concepto de Zona, de Seguridad o de Riesgo, vendrá dado por los resultados de los dos primeros puntos, funciones y prioridades, el "qué" y el "cuándo". 


Si analizamos desde el punto de vista de, por ejemplo, un equipo de protección ante una evacuación de un VIP de alto nivel, tenemos claro que no siempre será equivalente al criterio de otro equipo de seguridad general de un hotel o casino. Como no lo será para un equipo de intervención policial o uno militar, ni al de una esposa intentando evacuar a su marido herido ante una acción tipo AMOK.


El “a dónde”, de las definición de Zonas de Seguridad y Zonas de Riesgo, depende de las funciones que tengamos que realizar y las prioridades que nos marque el evento a enfrentar o eludir.


Tenemos ya tres puntos, "qué", "cuándo" y "a dónde", pasemos al siguiente, “por dónde”.


5. Itinerarios.


Elegir la senda correcta, el evasivo “por dónde”, siempre ha sido una decisión difícil en cualquier aspecto de la vida, así que piensen cuanto más difícil es si nos va la vida, propia o de terceros, en ello.


Cualquier Plan de Seguridad contempla rutas principales, secundarias, alternativas, de evacuación y de emergencia, como cualquier experto les puede confirmar. Pues bien, un PPR debe contemplar sus itinerarios de la misma forma. Buscando las mejores rutas en base a los mismos criterios que se definieron en el punto 4º de Zonas de Seguridad y de Riesgo. 


Los itinerarios deben definirse con respecto a cual es la función y prioridad de nuestra actuación, bajo el prisma de si somos integrantes de un equipo de protección, de seguridad interior, un equipo de intervención, agentes de policía ante una detención, un padre de familia evacuando a sus hijos, o un civil cualquiera buscando como salir de una zona hostil.


El “por dónde” será el resultado de haber decidido el “a dónde” en base al “cuando” y al “que”.


¿Aún no les aburrí?


¿Pasamos al “cómo”?

6 & 7. Evacuación, velocidad vs protección.


Este punto quizás sea el más fácil de visualizar en frío, sin riesgos directos, otra cosa es cuando sentimos el aliento del miedo en el pecho. 


Para todo el mundo es obvio que la velocidad de movimiento viene definida por la situación del entorno respecto al evento que nos afecta. En muchos casos la velocidad estará reñida con la cobertura, en otras será lo contrario.


Buscar un equilibrio entre velocidad y protección no es fácil en pleno evento, correr suele ser la primera e inmediata reacción, hacerlo sin saber “a dónde” ni “por dónde” suele terminar de la peor de las formas.


En este punto del PPR es donde se debe buscar la mayor sangre fría y capacidad de análisis posible. Definiendo claramente cuando es conveniente una mayor velocidad, cuando es conveniente una mayor cobertura, y, sobre todo, cuando es conveniente saber combinar ambos aspectos.


8. Primeros Auxilios.


Según la optimista Sra. Murphy: 


“Todo lo que pueda salir mal, saldrá mal”. 


Sin llegar ese extremo de pesimismo, es necesario estar preparados para minimizar la posibilidad de perder vidas, la propia en primera instancia, así como la de protegidos, compañeros, familia u otras personas a las que podamos y/o debamos auxiliar y proteger.

 

¿Primero nosotros? 


Siempre, primero nosotros, siguiendo el triage elemental que se aplica en los incidentes en aviones de pasajeros. ¿La recuerdan? Antes de colocar la máscara de respiración a alguien que no pueda hacerlo solo, aun niños o ancianos, debemos ponernos primero la nuestra. 


La lógica es bien sencilla e inapelable, si nos vemos incapacitados de actuar ¿cómo podremos ayudar finalmente a nadie más?


No es necesario ser un paramédico para conocer los rudimentos de los primeros auxilios básicos si se es una persona civil sin más responsabilidad que uno mismo, pero aun esa civil puede verse obligada a auxiliar de forma extrema a un hijo o esposo por un accidente doméstico o un accidente de tráfico. 


Sin olvidar que un IMVI (Incidente de Múltiples Víctimas Intencionado) o un Amok (Incidente Fuera de Control)... son situaciones cada vez menos extrañas, para desgracia de los bien y correctamente pensantes y voluntariamente indefensos occidentales, en las que cualquiera puede verse obligado a parar una hemorragia exanguinante a esa persona desconocida que hace unos segundos se tomaba tranquilamente una cerveza en la mesa de al lado. 


Obviamente a mayor responsabilidad profesional mayor obligación de conocimientos en este campo.


9 & 10. Comunicación y coordinaciones.


En el moderno mundo actual las noticias apenas tardan unos minutos en dar varias vueltas al globo, y así exigimos las comunicaciones personales, al instante. La realidad y/o bondad o no de este hecho no entra dentro del campo que nos ocupa.


Saben, si me han leído o escuchado antes,  que mi concepto básico de acciones tácticas y operativas, sean reactivas o deliberadas, se basa siempre en la movilidad. Pues bien, junto a la movilidad debe ir unida la comunicación, y ambas deben ser inmediatas.


Comunicar implica entre otras cosas coordinación, o por lo menos debe buscar favorecerla. 


Para un policía o un militar, pertenezca a una unidad de fuerzas especiales o a una unidad regular, el de un policía de proximidad, o a un oficial de protección con un VIP de cualquier nivel, en su día día, su segundo pensamiento, despues de la acción, o reacción, en la que se vea implicado, es siempre comunicarse con su centro de operaciones, o similar. 


Con ello busca informar y transmitir la mayor cantidad de datos posible, tanto para solicitar una acción de apoyo como para la coordinación de esta misma.


Para un civil implicado en cualquier evento de riesgo el concepto debe ser el mismo, informar para poder apoyar a las autoridades en la coordinación de su propia evacuación, o la de terceros que no hayan podido evadirse.


Comunicación coordinadora rápida con reacción inmediata, que solo es factible con un PPR profesionalmente creado, analizado, actualizado y sobre todo, concienciado e interiorizado.


A modo de conclusión final.


“Nunca pasa nada, hasta que pasa”...


... y para entonces más vale seguir el viejo consejo sobre los preservativos...


... “más vale llevarlos y no necesitarlos, que necesitarlos y no llevarlos”. 


Por cierto ese último consejo también aplica para las armas.


A día de hoy la necesidad de un eficaz PPR no es solo para personal en zonas de riesgo, al menos si pensamos en el crimen organizado y generalizado, las mafias, el terrorismo y la violencia campando a sus anchas en el planeta, tanto en el hipócrita y políticamente correcto "primer mundo" occidental, como el menos hipócrita, pero igual de violento, “tercer mundo”. 


La violencia no entiende de numerales, ni hoy ni nunca.


Siendo más positivo, aunque igual de “pseudo-paranoico”, el esquema elemental de PPR que he descrito en el presente artículo, no solo se aplica ante acciones de violencia humana, la Naturaleza puede ser más aparentemente cruel e insidiosa que el peor de nosotros, los humanos. 


Ante una tan actual DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), o un más "común"  tifón, tsunami, terremoto, o evento similar de cualquier tipo, la aplicación de un PPR bien definido y con capacidad de adaptación, como el desarrollado en el presente trabajo, es igualmente necesario y de obligada aplicación.


El lema latino, Vincit Qui Patitur, traducido como “el que persevera gana” o “persevera y vencerás”, nos debe recordar siempre que para perseverar con un mínimo de éxito necesitamos “si o si” una idea mínima de como actuar, y para ello debemos prever que puede ocurrir y como debemos reaccionar.


¿Cómo prever? 


Piensen, analicen y con ello planifiquen, sin darse cuenta tendrán su PPR, mejor o peor. 


Como mejorar ese PPR elemental ya entra dentro de esa perseverancia y constancia en pensar que no somos ni infalibles, ni invulnerables y, sean conscientes de ello, la vida no viene con un seguro del tipo “a mi nunca me puede pasar nada”. Tarde o temprano “algo” nos pasa a todos.


¿Conocen una de mis firmas en los emails? “Amat Victoria Curam”, les recomiendo investigar su significado, se que les gustará si han logrado leer, y sufrir, el texto entero.


Y... como no... terminando con un poco de pedante filosofía.

Piensen por un momento en la cita de "Ben" Carson que da pie al presente artículo.


Como pudieron leer en un artículo anterior al presente, así como en casi todos mis comentarios y trabajos, abogo siempre por hacer caso de un viejo soldado de Infantería como fue Don Miguel de Cervantes y Saavedra cuando nos dice:


“El hombre que se prepara, tiene media batalla ganada”.


Sin duda muy en la línea de Sun Tzu y Miyamoto Musashi, entre otros.


Muchos, por otro lado, prefieren malinterpretar frases de, igualmente, grandes hombres.


Dos muy habituales además de muy mal aplicadas y peor comprendidas, pese a repetirse hasta la saciedad son:


“Ningún Plan, por bueno que sea, resiste su primer contacto con el enemigo”.


Cuando lleguemos a ese río, hablaremos de ese puente”.


Del Mariscal de Campo Helmuth Carl Bernard von Moltke “El Viejo” y Cayo Julio César, respectivamente. 


Si estos genios de la estrategia supuestamente abogaron en contra de planificar ... ¿porque empeñarnos en lo contrario? 



De lo que que se “olvidan” habitualmente es de una pequeña “nimiedad”, tanto “El Viejo” como “Julio” fueron planificadores detallistas, minuciosos y esmerados, no se confundan con el equivocado y mal extrapolado contexto de muchas autores posteriores. 


Sus logros y éxitos se basaron en dos principios fundamentales de planificación: 


"La planificación a largo plazo no se ocupa de las decisiones futuras 

sino del futuro con las decisiones actuales".


 "Una planificación meticulosa permitirá que todo lo que un hombre haga 

aparezca como espontáneo”. 


De Peter Drucker y Mark Caine respectivamente... ¿no los conocen?


Cuidense y… planifiquen cuidarse y cuidar de los suyos.


Windhoek, Octubre 2024.