domingo, 17 de noviembre de 2024

Anatomía de la “posición de tiro” II. El núcleo de todo.

 Anatomía de la “posición de tiro” II. El núcleo de todo.

Por Cecilio Andrade.


“Aunque sean torpes en ellas, los guerreros deben fortalecer personalmente sus propias Artes (Marciales) tanto como puedan sus propias circunstancias”. 


¿Otra vez Artes Marciales?

¿Qué manía con las Artes Marciales? 

A ver Cecilio, tu debes  hablar de pistolas, fusiles, tácticas, procedimientos, etc. 

¿Qué tiene que ver una pistola o un fusil con las “Artes Marciales”? 

Eso son “otras” cosas. 


Pues no, como ya comenté en la entrada del articulo precedente no son “otras” cosas, son lo mismo, y no creo que deba repetirme, solo reafirmar la importancia de considerarlo así. 

El trabajo primario con armas, modernas o arcaicas, sean de policarbonatos y aceros especiales, como de silex y hueso, es el mismo hoy que hace milenios, salvar vidas. 

La propia, como primera línea a salvar, como buenos de la “película” ese es nuestro objetivo primordial. De los “malos” mi único interés técnico pasa por como neutralizarlos. 

Con todo ello torno a repetirme, por lo que les vuelvo a rogar que acepten mis disculpas de nuevo, con una anatomía estándar y bilateral las variaciones gestuales y posicionales no son infinitas, por lo que existen pautas que son únicas e inamovibles, matices de estilos aparte.

Lo cual me lleva a este otro enunciado del gran maestro:


 “Es absolutamente imposible escribir esta ciencia con la precisión con la que la entiendo en mi corazón. 

Sin embargo, aunque las palabras sean insuficientes, los principios deben ser evidentes por si mismos”.


¿Conocen al autor de los dos párrafos extractados?

¿No?

Como ya les dije en el artículo precedente, sigan leyendo.


Empezando con una digresión.

Antes de continuar permítanme una pequeña y muy importante matización. 

Mis comentarios sobre Artes Marciales no van dirigidos a transmitir una falacia muy extendida, la de que un cinturón negro de cualquier Arte Marcial sea automáticamente un experto en uso de armas de fuego, un SWAT, GEO, UEI, y varios etcéteras de siglas “especiales”. 

Ni lo contrario tampoco.

Es muy común hoy en día confundir, o pretender confundir, a un experto en Aikido, Hapkido, Karate, KickBoxing, MMA, Krav Maga, etc. en un perito en uso de armas de fuego, tácticas, procedimientos operativos, entre otras muchas cosas más. 

Existen cientos o miles de puntos de encuentro comunes, pero los enfoques y orientaciones son muy distintos, y esa similitud de base es la que pretendo comentar en estos trabajos, buscando aportar a uno y otro colectivo una base de trabajo común, nada más pero tampoco nada menos.

Reciclarse desde el Aikido, Hapkido, Eskrima o Budo Tai Jutsu, nombrando algunas de las que practico personalmente, para en pocos meses regresar siendo experto en combate urbano, francotirador, antiterrorismo, por decir algunas de las más cool hoy en día, no solo es una gran estafa, si no además es un insulto a los lustros y décadas que los expertos de uno y otro campo marcial invierten en su crecimiento.

Haciendo una analogía, que como todas las analogías es imperfecta, nadie en su sano juicio desearía ser operado de un problema cardiaco por el mejor médico otorrinolaringólogo a nivel mundial, ¿me equivoco? Buscará un cardiólogo, y no uno cualquiera, si no aquel que además sea cirujano. 

Todas las especialidades son importantes, en Medicina o en Artes Marciales, pero aun teniendo puntos en común a compartir, no pueden, ni deben, intercambiarse posiciones. Los casos de individuos con varias especialidades maestras no son tan comunes, y solo por eso son tan especiales.

Aclarado este punto de debate pasemos a la razón de esta reunión más o menos ordenada de palabras.


Encadenando con el trabajo anterior.

En el artículo precedente definí de forma muy somera la zonas anatómicas con las que trabajo antes de unificar todo el cuerpo en un bloque único y coordinado. Fue, o és, mejor dicho, una definición a título puramente estructural, para seguir un orden, de ningún modo pretendo dar un orden ni académico, ni pedagógico y mucho menos de importancia. Es “mi” orden explicatico, ni más ni menos.

En el citado artículo además hablé de las posiciones de las extremidades inferiores, con lo cual en el presente trabajo pretendo seguir mi orden hablando del tronco (abdomen y tórax), junto con los hombros y cuello. Se bien que con los hombros debería, quizás, considerarlos cuando hable de los brazos; e incluso que la cabeza y cuello no forman parte del tórax. 

En fin, permitan seguir mi propio criterio, cosas de la edad, y luego júzguenme y juzguen los resultados.


Abdomen, el núcleo de todo.

Terminamos el anterior capítulo con las caderas, y tengo bien claro que la división entre caderas y zona abdominal, en lo que a nuestro trabajo con armas se refiere, es más académico que real, pero aún así necesitamos matizar todo en base a ciertos puntos y detalles.

La zona abdominal es el núcleo central de la movilidad, es la zona desde donde parte toda capacidad de reacción eficaz. Para los actuales entrenadores de educación física, tanto en los tan cool y aparentemente modernos CrossFit o TRX, y para evitar malas interpretaciones entreno con ambos sistemas, como en escuelas más tradicionales, es importantísimo el término anglosajón “core” (se traduce como núcleo). Y si pasamos a las tradiciones más antiguas y orientales, con términos como “hara”, “seika tanden”, tanto en las Artes Marciales Tradicionales como en algo tambien de moda (y antiguo) como el Reiki, tenemos el mismo concepto.

Todo esto, moderno y antiguo, de moda y, aparentemente, obsoleto, en todas las culturas por y con múltiles razones y metas, nos encauza hacia una cuestión, la importancia vital de esa zona tan específica.

Es el centro geométrico del cuerpo, el punto de equilibrio, el centro de gravedad. Es en este punto donde diversas culturas, aunque con diferentes nombres, han establecido toda una ciencia como base de estabilidad, y emociones, saliéndose del punto poético que establece el corazón como base de los sentimientos.

En la cultura occidental, tan práctica, ha habido siempre muchas dudas con respecto a estas cuestiones, no en vano siempre ha estado mal visto o velado todo lo relacionado con el bajo vientre, aunque no por eso dejen de existir ciertas frases relacionadas con las entrañas para expresar sensaciones.

La importancia de un centro estable y firme para el desarrollo del combate es patente, pues a través de esta estabilidad podremos generar un control no solo de nuestros gestos, acciones y reacciones, si no incluso de nuestras mismas emociones internas.

Mi entrada en los Artes Marciales Tradicionales fue hace más de 40 años con el Aikido, donde aprendí el verso que sigue:


Solo moviéndonos centrados se puede tener estabilidad.

Solo siendo estable se puede tener paz.

Solo teniendo paz se puede estar seguro.

Solo con seguridad se puede deliberar.

Y sólo con deliberación se puede conseguir lo que se desea.


Cuestiones filosóficas aparte, lo cierto que en su momento no comprendí, y casi descarté, estas cuestiones, pero el paso de los años me ha dado las pautas para reconocer la sabiduría de muchas de estas “cosas” aparentemente tan esotéricas.

Necesitamos concentrarnos en esa zona, tensarla de forma que podamos redirigir esa energía reunida para controlar tanto el más mínimo gesto de un dedo del pie o la manos, como el ser capaz de controlar las emociones generadas por una actuación o reacción potencialmente letal.

Trabajen su cintura, su core, para agilizar y flexibilizar las reacciones del resto del cuerpo. Reconozcan la importancia de esa zona “bisagra” que permite homogenizar y unificar las acciones entre nuestras extremidades inferiores con todo el resto del cuerpo. Y además descubran, si no lo han hecho ya, el grado de relevancia que tiene para controlar las emociones generadas por una lucha que implique arriesgar la vida propia o de terceros.

Acostúmbrense a tensar la zona abdominal, a centrar su energía con ese simple gesto. Pero no lo hagan de tal que forma que parezca que esperan un puñetazo en el estómago, piensen en un gato, tensión relajada. 

Por cierto, su importancia no se reduce a cuando estemos de pie, igualmente es fundamental tendido, de rodillas o sentados, ténganlo en cuenta.

Trabajen su core, su núcleo, su hara, su seika tanden, su centro de gravedad o de lo que quieran, pero nunca lo ignoren.


Tórax y hombros, compenetración anatómica.

Al contrario que el abdomen aparentemente no trabajaba mucho en una situación de combate, hasta que lo analizamos en detalle en el apartado anterior, el conjunto tórax/hombros recibe normalmente la mayor de las atenciones.

El abdomen como zona bisagra marcó la pauta de las piernas y ahora la de la zona superior. Entonces ¿Cómo trabaja el tórax? Será la transmisón, el eje, que alineará nuestra “torreta” de armas contra los objetivos a neutralizar. 

Los errores más habituales son:

    • Dirigir el pecho totalmente hacia la agresión.
    • Hincharlo de tal forma que nos limite todos los demás movimientos.
    • Desinflarlo totalmente y obtener el mismo efecto anterior.
    • Doblarnos sobre el abdomen como una pelota, restringiendo la respiración y la movilidad.


¿Errores? En muchas ocasiones debemos hacer algunas o todas las acciones que reseño, entonces ¿cómo oso llamarlos errores? 

Simple, analícenlo, porque son acciones necesarias en cuestiones muy concretas y puntuales, fuera de las situaciones específicas que las generan se convierten en restricción y freno a cualquier reacción eficaz, precisa y rápida.

Veamos punto a punto el trabajo general del equipo tórax y hombros para un combate con armas de fuego.

La capacidad pulmonar nunca debe estar al límite, ni superior ni inferior. Esos extremos implican tensión que repercute en la movilidad general, así como en la coordinación de mienbros.

El ángulo del tórax y los hombros depende de varios puntos, de los cuales resaltaré los más importantes.

    • Arma que se utiliza.
    • Situación de los objetivos a neutralizar.
    • Dirección del movimiento general.
    • Ángulo de movimiento respecto al de tiro.
    • Condiciones fisicas y anatómicas personales.
    • Equipo que se porta.
    • Entorno de actuación.


Los siete puntos anteriores no se deben analizar de forma individual, si no como un todo unificado e interconectado. Dicho nexo debe  a su vez ser reestudiado y analizado para todo cambio de parámetros de cualquiera de dichos puntos.

¿Tanto re-estudio y tanto re-análisis? ¿Demasiado trabajo? 

La verdad es que una vez que hemos sido capaces de coordinar de manera efectiva, mediante el núcleo-bisagra abdominal, las acciones de las piernas y las del torso con los hombros, sus variaciones y adaptaciones, son tan inmediatas e instintivas que apenas requieren pensamientos conscientes.

Con el concepto principal de actuación bien asimilado todo lo demás son meras adaptaciones de los “pasos de baile”.


Hombros, la transmisión.

Como vimos en el apartado anterior la acción de los hombros debe considerarse un todo con la del tórax, pero aun así debemos tener en cuanta varias cuestiones específicas.

Al igual que la zona abdominal es la bisagra de toda acción con el cuerpo, los hombros son la la transmisión a los ejecutores principales del uso de armas, los brazos. 

Como transmisores reciben toda su energia de las acciones del núcleo abdominal y de las del tórax como intermediario único.

No debemos actuar con los hombros de tal forma que acaben provocando todos o algunos de los siguientes puntos negativos:

    • Adelantar y tensar los hombros de tal forma que acaben dificultando una  respiración ya de por si afectada por el estrés.
    • Tensarlos hasta el punto que impidan o dificulten giros y cambios de orientación de las armas, tanto largas como cortas.
    • Alzarlos respecto al cuello como pivote, reduciendo aun más nuestra capacidad de movilidad  e incluso afectando a la visión periférica y amplificando el efecto túnel.
    • Que su tensión afecte a la estabilidad del empuñamiento y alineación de las armas.
    • Con armas largas en mayor medida, aunque con las cortas tambien ocurre, que un hombro ejerza excesiva presión sobre el otro.


En resumen, los hombros son importantes transmisores de energía y estabilidad para cualquier actuación, y como tales transmisores, debemos preocuparnos más de buscar su acople suave al conjunto del movimiento, que acciones rígidas, estandarizadas e inamovibles.

Los hombros deben permitirnos lo mismo que he reseñado anteriormente,  en decenas de artículos anteriores, una tensión relajada que nos permita actuar con movimientos  suaves y fluidos sea cual sea la acción, entorno, situación y arma que empleemos. Sin esa fluidez suave cualquier ejecución entrará dentro de la esfera de la imponderable suerte.

No quiero decir con ello que haciéndolo perfectamente flluido y suave salgamos con bien en el 100% de las situaciones de riesgo que enfrentemos, ni mucho menos. Imponderables siembre habrá, pero esa misma fluidez suave nos permitirá adaptarnos a los mismos de una forma eficaz y apenas levemente consciente.


El cuello, la cabeza.

Este punto será rápido, añadan a todo lo que comenté con los hombros el cuello y la cabeza en el centro del toráx.

Existe una costumbre de bajar y clavar el cuello, con la cabeza, entre los hombros, buscando de alguna forma dos cosas, por un lado crear un bloque rígido entre el tórax, hombros y cabeza; y por otro supuestamente proteger la cabeza entre los hombros. Los problemas que dicha acción genera pueden resumirse en la siguiente lista:

    • Dificutad de respirar de forma natural y relajada.
    • Transmite tensión y rigidez a las armas en forma de:
      • Vibraciones exageradas.
      • Dificulta los cambios de orientación.
      • Complica y entorpece las manipulaciones de las armas, cambios de cargador, interrupciones, etc. 
      • Genera hiperextensión de los brazos.
    • Inmoviliza y bloquea la cabeza, con lo cual reduce de forma drástica la visión periférica.


La cabeza no debe bajar buscando la miras, más bien es lo contrario, el arma subirá a la línea de visión que mantenemos sobre los objetivos a neutralizar. 

Por otro lado no debemos inclinarla de la vertical cuando busquemos las miras con un arma larga,  algo muy común. Ese aparentemente inocuo gesto además de reducir el campo de visión, expone el cráneo y descompone el paralelismo necesario entre la línea de tiro, de miras y de visión.

Todo ello sin entrar en detalles como que dificulta las manipulaciones de cambios de cargador y subsanación de interrupciones, así como que nos hace lentos a la hora de controlar el entorno de actuación.

A modo de conclusión.

El cuerpo humano, e imagino que el de cualquier animal superior, es una máquina que requiere una coordinación esmerada para lograr realizar tareas complicadas. 

Obviamente si dichas tareas implican la lucha por la salvaguarda de la vida, propia o de terceros, ante ataques de la Naturaleza o de otros monos sin pelo a los que llamamos, en muchos casos eufemísticamente, seres humanos, el poseer esa coordinación puede implicar la diferencia entre sobrevivir o extinguirse.

Eso intento transmitir, ni más, ni menos, la importancia de lograr unificar miles, quizás millones, de cuestiones que por intereses particulares, desconocimiento, egolatrías o simple estulticia se mantienen en esferas distintas. 

Piensen en lo que les comento, pero háganlo con una mente abierta que busque las conexiones, no con la tan común y extendida mente cerrada. Mentes cerradas que todo lo llevan hacia el único lugar donde suelen clavar su mirada, la pelusa de su propio ombligo.

Nada de lo que les comento es nuevo, los egos desbocados, la cerrazón y los intereses han existido en este campo siempre, y en todos los campos del saber humano en realidad. 

La prueba de que esto es un mal humano endémico a toda época y cultura es el origen de las frases que dan comienzo de este trabajo.

¿Reconocen al autor? 

Sí. el mismo, de nuevo me repito, son del Gran Maestro conocido por los japoneses como Kensei, traducible como el "esgrimista divino", ese mismo... Miyamoto Musashi.

Les vuelvo a recomendar la lectura de sus obras.

Cuídense y cuiden de los suyos.

Tunicia, Octubre 2024.

domingo, 10 de noviembre de 2024

Ejercicios de tiro VI. Mickey Mouse Drill con Eduardo de Cobos.

 Ejercicios de tiro VI. Mickey Mouse Drill con Eduardo de Cobos

Por Cecilio Andrade con la inapreciable colaboración de Eduardo de Cobos Abreu.

Un gran amigo en la búsqueda de la excelencia.

Únicamente la repetición metódica y sistemática de procedimientos y secuencias correctas logra convertirlas en instintos y/o reflejos adquiridos que logran los objetivos buscados. Si a este trabajo, detallista, paciente y esmerado, le unimos la capacidad de adaptación, más mental que física, todo puedo perfeccionarse hasta el punto de convertir esos reflejos adquiridos en algo tan sólido como nuestros instintos más atávicos. 

Lo sé, lo sé, lo repito hasta aburrir, el porqué el adiestramiento tiene tal importancia, ya seamos tiradores deportivos, legítimos usuarios o profesionales armados. 

Decir que Eduardo de Cobos es un tirador excepcional es una obviedad, logro tras logro, ya sean mundiales, continentales, nacionales y personales, avalan esa realidad sin duda alguna. 

Mi amigo Eduardo, permítanme presumir de su amistad, es sin duda alguna ese tirador extraordinario, además de un profesional dedicado, maestro esmerado y atento, junto con un investigador de rigor científico, instructor innovador; y pese a todo ello no sería nada sin el grandioso ser humano que es. 

En fin, será mejor que deje de alabar lo obvio o me quedaré sin espacio para describirles una par sendas en busca de la misma meta, a saber, lograr que nuestros sufridos tiradores alcancen la perfección o lo más cercano a ella que se puedan acercar.

Como ya dije, Edu es un tirador excepcional de capacidades más que contrastadas, en mi caso un simple aprendiz con “aires de filósofo táctico”, parafraseando a otra gran persona, profesional y amigo. Ambos tenemos una misma necesidad, o los tres, la de buscar la excelencia, Edu la muestra mientras yo estoy en la senda aún. Mas con las diferencias obvias entre nosotros, en cada proyecto en el que nos implicamos ambos buscamos como meta final esa excelencia evasiva e ilusoria. 

Nos conocemos desde hacei más de dos décadas y desde el principio nos unió el no conformarnos con lo ya trillado, lo ya hecho, lo que “siempre se ha hecho así”, lo “hace Fulanito de bastos” o tal “unidad megacool”. Disfrutamos más con la búsqueda que con la meta, aunque, reconozcámoslo, alcanzarla realmente hace sentir bien hasta al más humilde de los monjes Zen. 


A modo de puesta en línea.

Hoy les describiré el primero de dos ejercicios que ambos desarrollamos en paralelo, sin saber uno de la idea del otro, con objetivos aparentemente diferentes, o eso dirán muchos, pero que en realidad buscan lo mismo, perfeccionar al tirador. Buscando la habilidad técnica para que seres como nosotros, simples Glaber Simiae, controlemos al 100% las herramientas que utilizamos, y no al revés, que estas controlen nuestras acciones, algo que es lo más habitual y común. 

¿O no? 

Dos ejercicios que nacieron de dos mentes distintas, con aparentemente objetivos distintos, con obvias habilidades dispares, pero inquietudes, principios, fundamentos, criterios, metas y alcances más que compartidos. 

Ambos ejercicios tienen tal cantidad de variables, aplicaciones, formas de análisis y de estudio que más parecieran un enorme conjunto de multiejercicios, todos distintos, todos dispares. La verdad no sabría decirles si son un solo ejercicio con múltiples variables, o son muchos ejercicios con una misma o parecida presentación. 

Lo cierto es que da igual como se planteen, si buscáramos una palabra para estos sencillos ejercicios, sencillos de plasmar pero no de ejecutar, sin duda es “adaptabilidad”.

Cadencia de tiro, precisión, control del disparador, del arma, del entorno, de la situación, de las circunstancias específicas, son algunas de las particularidades que ambos ejercicios desarrollan y potencian. 

Como ya es habitual plasmarlo en los trabajos de ambos, que nos salga mal, a propósito o no, puede darnos más información que haciendo un ejercicio perfecto. 

Podemos trabajar en estático, en movimiento, con arma corta, arma larga o ambas, con o  sin tiempo límite, buscando precisión, velocidad, fluidez junto a un muy largo etc.

Les serán muy útiles, estamos seguros de ello.

Veamos los ejercicios Mickey Mouse Drill y y en breve publicaré el Don Pimpón Drill. 

Diviértanse … o no, quizás sufran con ellos.


MICKEY MOUSE DRILL.

Originalmente este ejercicio nació de la mente de Eduardo de Cobos más como una broma, dirigida a los cientos de “YouTuber Shooter” que pululan por la red, que como un ejercicio en si mismo. Pero para una mente inquisitiva nada se desperdicia ni nos deja sin lecciones útiles.

Nada.   


Necesidades.

Muy poco se necesita, un blanco oficial de IPSC y dos microtargets en un soporte adaptado.

La munición necesaria son 16 cartuchos.

Es fundamental un timer o una de las aplicaciones de teléfono tan comunes hoy en día, Eduardo utiliza en este ejercicio IPSCCore. 

Con estos equipos controlamos tanto las secuencias de disparos, los intervalos entre cada disparo, así como el tiempo total. Estos datos nos permitirán por un lado ver los fallos de control mecánico a corregir, y por otro el tiempo total y los parciales invertidos en el ejercicio. 

Con todo ello, entre otros deducibles de los mismos datos, amén de ayudarnos a identificar puntos a potenciar o corregir, también nos permitirán controlar nuestra evolución y la posibilidad de pasar a planteamientos de este ejercicio básico a otros más avanzados y exigentes.

Colocaremos las siluetas en el mismo soporte (ver imagen) a una distancia de 10 metros del tirador.


Ejecución.

Partiendo de arma enfundada y cartucho en recámara, buscamos siempre un par de impactos al centro de masa de cada silueta en el menor tiempo posible. 

El orden para los 16 disparos es:

    • 2 disparos Centro.
    • 2 disparos Derecha.
    • 2 disparos Centro.
    • 2 disparos Izquierda.
    • 2 disparos Centro.
    • 2 disparos Derecha.
    • 2 disparos Centro.
    • 2 disparos Izquierda.
    • En total quedarían:
      • 4 impactos en el microtarget derecho.
      • 8 en el target central.
      • 4 en el microtarget izquierdo.


La definición de Edu para esta cadencia es escatológica y clarísima: 

“Transiciones de fácil a jodido”.  



Pasamos de un blanco grande y fácil a uno micro y difícil, de uno grande donde podemos acelerarnos a uno micro donde debemos obligarnos a tirar del freno para lograr el control y la precisión requeridas. 

Es muy habitual, lo observamos ambos en muchas tiradores, que una vez que comienza la “balacera” se dejan llevar por el arma, cuando son ellos los que deben controlarla en todo momento. Ya saben, el “lado oscuro”, el arma, controla al “lado de la luz”, su propia mente y habilidades.

Lo sé, ambos somos muy frikies, y no nos disculpamos por ello. 

El factor más importante en este ejercicio es controlar la cadencia de tiro mediante el control del disparador y la precisión teniendo en cuenta la diferencia de tamaño de cada silueta. Recuerden la frase que les repito tanto:

“Lo lento es suave, lo suave es rápido”. 


Comentarios y recomendaciones para la correcta ejecución.

Nunca realicen ejercicio alguno a una velocidad que no les permita controlar su arma y a Uds. mismos. Si corren en exceso y sin control eficaz en entrenamiento, ¿cómo lo harán bajo agresión y con estrés? O como también les diría Eduardo en este caso ¿en competición?

Un ejercicio correcto implica que los 16 disparos, dos al centro de masa de cada silueta antes de pasar a la siguiente, fluyan en lapsos de tiempo equivalentes de cada secuencia a la siguiente. Incorrecto se puede considerar cuando se detecten pares de disparos a la misma silueta (grande versus microtargets), par-lapso-par-lapso-par…, con diferencias de tiempo identificables. 

Debemos conseguir una secuencia continua repetible, eso demostrará nuestro control sobre el disparador. Unido al control del arma al desplazarse de silueta en silueta nos dará muchos datos sobre nuestra técnica personal y como la aplicamos.

Pese a lo anterior, y esto es una opinión personal, no es desdeñable el realizar un primer ejercicio con pares controlados, identificables y conscientes, para tener una actuación de contraste y referencia. Como dije, hacer las cosas de forma menos correcta en este ejercicio nos puede dar muchos datos útiles, con los que conseguimos un punto de partida para deducir posibles intervalos y cómputos totales. 

Lo cual nos lleva a la necesidad “sine qua non” del uso del timer para controlar los tiempos parciales y totales.

El ejercicio debe realizarse dos veces seguidas, en la forma que se decida, para poder identificar la homogeneidad en su ejecución, sea esta más o menos correcta. De esta forma podremos contrastar que una determinada acción se repite de manera consistente y forma parte de nuestro procedimiento de actuación. Que esa acción sea correcta o no entra dentro de la fase de estudio, la repetición solo ayuda a identificar homogeneidad y reproducción sistemática de una acción o acciones.

Antes de continuar recuerden algo que ya comenté en artículos precedentes, pares muy rápidos por objetivo suelen implicar cambios de objetivo muy lentos.

Es un ejercicio fácil de plasmar y plantear pero difícil de ejecutar, como ya dije, incluso en esta forma elemental. Su misma facilidad de planteamiento lo hace tan difícil. Al no requerir movimientos especiales, posiciones, cambios, modificar sobre la marcha, mentalmente lo catalogamos como fácil, rutinario incluso. Hasta que las acciones de nuestro dedo, manos-brazos y coordinación con la vista nos demuestran que quizás no los controlamos tanto ni tan bien como creíamos. 

De “puro fácil” es un gran ejercicio para controlar nuestro ego de tiradores profesionales capaces de las mayores “proezas”. Lo cual es bueno, nos abrirá la mente a muchas opciones y perspectivas que nuestros “éxitos” quizás enmascaraban.


Formas de puntuación.

La idea original de Eduardo es utilizar App´s como les comenté, en base al tiempo empleado con los 16 impactos en sus respectivas siluetas. El lo hizo en 4.74”… Uds verán si lo superan.


Si gustan de emplear una puntuación más de “andar por casa” le sugeriré dos posibilidades, que le parecieron perfectas a Edu, para evaluaciones de tiradores operativos y/o defensivos.

La primera se basa en simplemente asignar 1 punto por disparo y un máximo por ejercicio de 16 puntos. Disparo fallado implica restar un punto. Simple.

La otra sugerencia fue en base a tiempos:

Tiempo

Valoración

+10”

Necesita más entrenamiento

Entre 8” y 10”

Aceptable

Entre 6” y 8”

Bueno

Entre 4” y 6”

Muy bueno

- 4”

Excepcional


Disparo fallado implica una penalización de +0.25”.


Variaciones, avances y dificultades.

Aplicadas por Eduardo de Cobos.

    • Emplear 15 cartuchos en secuencias de 3 disparos en el mismo orden de blancos.
    • Cambio de mano.
    • Con desplazamiento lateral.


Sugeridas por Cecilio Andrade.

    • Cambio de mano tras cada secuencia de tres blancos.
    • Cambio de cargador tras cada secuencia de tres blancos.
    • Buscar alcanzar solo las zonas “A” de las siluetas.
    • El tirador se coloca en un lateral en lugar de en el frente de los blancos, en oblicuo derecho o izquierdo, sin moverse. La variación de distancias y ángulos es bastante importante.
    • Realizar el mismo ejercicio con arma larga.
    • Realizar una secuencia de tres blancos con un arma, por ejemplo subfusil/fusil, para tras una transición “regresar” con la pistola. O viceversa.
    • Variaciones del punto anterior, con movimiento lateral u oblicuo del tirador, pueden ser:
        • Comenzar el avance y regresando con la misma mano u hombro,
      • Comenzar el avance y regresando con la misma mano u hombro.
        • Cambiando de mano u hombro, primero con una y regresar con otra.
        • Cambiando de arma, igualmente comenzar con una y regresar con otra.
        • Variar el lado de comienzo del movimiento.
    • Distracciones, sonoras, visuales, interrupciones, cambios de cargador, combinaciones varias, para comprobar que puede mantener o recuperar la fluidez de la secuencia de disparos deseada.
    • Combinaciones varias de todo lo anterior.
    • Todo aquel añadido que su experiencia y habilidades consideren necesario sin desvirtuar el espíritu de este ejercicio.


SEGURIDAD, SEGURIDAD, SEGURIDAD.

Siempre les recordaré el tema del control de la desactivación y activación del seguro manual del arma o armas que empleemos, insisto por su importancia, lamento ser tan aburridamente repetitivo en algunos temas, pero la seguridad bien lo merece.

En los ejercicios con armas combinadas no es simplemente aconsejable, es ineludible, antes de pasar a otra arma asegurar la que empuñemos en ese momento. Si empezamos con fusil y realizamos una transición a pistola, aseguramos el fusil antes, para una vez realizado el/los disparos con la pistola la aseguramos a su vez (si tiene seguros externos) antes de enfundarla y proceder a tomar el arma larga. 

Y esto no es aconsejable, no es recomendado, no es opcional, es... obligatorio.

Nunca utilicen la frase cinematográfica de “el seguro es mi dedo”, ea misma que de vez en cuando se escucha en labios de determinados tiradores. Poquísimos profesionales conozco que se consideren tan “seguros” como para aplicarles esa frase. Lo crean o no, la mayoría de los mejores y más capaces profesionales, Eduardo de Cobos es uno, usan los seguros sin buscar excusas.

Todos erramos, y entrenar con errores es entrenar el error. 

Nunca descuiden la seguridad, ni en sus planificaciones, ni en sus adiestramientos, ni en su trabajo. 

Entrenen con seguridad, solo entonces trabajarán con seguridad.


CUESTIONES FINALES.

¿A qué velocidad debo realizar este tipo de ejercicios? 

Sin correr, a una velocidad tal que puedan controlar todos y cada uno de los pasos que deban ejecutar. 

Repítanse siempre como si fuera una oración o un mantra: 

“Lo lento es suave, lo suave es rápido”. 


Partan de una velocidad moderada que les permita identificar sus movimientos superfluos. Los olvidados y los incorrectos. 

Analicen la ejecución a ese ritmo seguro y sosegado, adquiriendo las habilidades motoras en paralelo a su autoconfianza. 

Su velocidad irá aumentando inconscientemente  de una forma constante, eficaz, precisa y, por encima de todo, segura, tanto en ejecución como en progreso. 

Lo crean o no, Yoda lo dijo y Edu lo corrobora con un tono y acento idéntico: 

“Lento has de ser, 

suave entonces serás 

y rápido te verás”.


Debo dejar el café, sin duda me hago cada día más frikie con la edad.

Por cierto, en breve comentaré mi versión de la misma senda de tiro que nos acaba de definir Edu, el Don Pimpón Drill.

En fin, ya saben, cuídense y cuiden de los suyos… y que la Fuerza les acompañe.


Escrito originalmente en Enero 2019 en algún lugar de Mesoamérica... 

reescrito en Los Ángeles de San Rafael, Segovia, España, Noviembre 2024.