domingo, 29 de junio de 2025

¿Interrupción, fallos, trabas...? ¿Las identificamos? y... ¿las tenemos correctamente entrenadas y asimiladas?

¿Interrupción, fallos, trabas...? ¿Las identificamos? y... ¿las tenemos correctamente entrenadas y asimiladas?


Por Cecilio Andrade.


El conocimiento descansa no solo sobre la verdad 

sino también sobre el error"


Carl Gustav Jung.


Hace un par de semanas publiqué la primera parte de este trabajo, específicamente sobre los motivos de la gran parte de las interrupciones, fallos o trabas, en las armas de fuego, en el cual comenté que la mayor parte de todo lo reseñado se debe a tres razones.

      • Fallos de la munición.
      • Fallos del arma.
      • Fallos del “animal” que empuña.

¿No lo leyeron? Vaya… quizás deberían buscarlo. 

Volviendo al tema que nos ocupa, comentaba en el citado trabajo que, independientemente de las razones arriba indicadas lo primero es identificar que problema exacto tenemos, y reseñé que esa lista es más corta de lo que pueda parecer, además de ser compartida tanto por pistolas como por fusiles.

A saber:

      • Cargador mal introducido.
      • Cargador que por alguna razón se ha desengarzado de su posición correcta.
      • Recorrido incompleto de la corredera/carro en pistolas o cerrojo en fusiles.
      • Fallo de percusión en el cartucho inserto en la recámara.
      • Fallo de extracción de la vaina ya disparada.
      • Fallo de expulsión de la vaina ya disparada
      • Chimenea con una vaina parcialmente expulsada.
      • Doble alimentación.

Vayamos por partes, parafraseando a ese engendro que fue Jack “el destripador”, y veamos por separado cada uno de los puntos, para finalmente intentar reseñar un procedimiento que cubrá el máximo de los mismos en una acción única.


Cargador mal introducido o desengarzado de su posición.

Muchas veces, y por múltiples motivos, el cargador no queda bien inserto en su lugar correcto, o se sale del mismo. Normalmente esto suele ser más por un fallo técnico y de atención del usuario que por otra razón. 

Una funda blanda permite que se presione el botón/palanca-retén del cargador al sentarse en un vehículo, por ejemplo. En el caso de algunos fusiles, tanto con palanca como con botón, puede ser un mal empuñamiento, colocación de los dedos o apoyo y roces sobre el equipo en el cuerpo.

Si el arma contase con un incongruente seguro de cargador, aun teniendo un cartucho en la recámara este no podría ser disparado debido a la incompleta introducción del propio cargador. 

La solución al problema es sencilla, introducirlo correctamente y tras comprobar su anclaje correcto inmediatamente montar o acerrojar el arma, con lo que introducimos un cartucho en la recámara, quedando listos para abrir fuego si fuese necesario.

Por cierto, sin duda alguno ha pensado la siguiente pregunta tras uno de mis  comentarios anteriores, ¿incongruente el seguro de cargador? Así considero este mecanismo pensado para armas deportivas, y no todas, aplicado en armas destinadas a tareas de seguridad y defensa.


A todo esto… el dedito que dispara, mientras solucionan la interrupción,¿dónde lo han colocado?


Recorrido incompleto de la corredera/carro o cerrojo.

Cuestiones de limpieza e higiene del arma aparte, la razón más usual es simple, el “animal” que empuña acompaña la corredera, carro o cierre en su recorrido de avance para introducir un cartucho en la recámara.

Eviten esto permitiendo que el mecanismo avance con toda la energía que le proporciona el muelle o muelles recuperadores, diseñados precisamente para realizar dicho trabajo a la perfección.

Una munición de bajo poder, por múltiples y variadas razones, es otro de los factores que favorecen este tipo de interrupción, así como un empuñamiento laxo y flojo. 

En ambos casos el cierre y obturación del carro, corredera y/o cierre no se completa, con lo cual el mecanismo de disparo no puede funcionar.

La solución más inmediata es dar un golpe seco.

¿Dónde?

Tenemos dos posibilidades y ambas solucionan el problema de manera eficaz, en ambos casos se  realizará con la mano de apoyo.

      • Golpear la parte trasera del carro/corredera en pistolas.
      • Golpear la palanca de montar, o botón de acerrojado completo, en algunos fusiles.
      • Golpear la base del cargador inserto si es un fusil, subfusil o pistola igualmente.

En el primer caso es recomendable golpear por encima del martillo si la pistola es de las que lo poseen externo.

Con la última técnica, golpe a la base del cargador, esa “palmada” favorece, por transmisión de inercia y vibración, el deslizamiento del cartucho en el interior de la recámara, pero no debemos excedernos en la fuerza aplicada, en el articulo anterior que les comenté al principio hice referencia a las razones.

En ambos procedimientos si tras dos golpes no se ha producido el cierre correcto debemos proceder con una técnica más lenta. 

      • Bloquear la corredera en su posición atrasada.
      • Extraer el cargador.
      • Tirar tres veces de la corredera/cierre para sacar el cartucho o la vaina que quedó mal alojada en la recámara.
      • Si logramos extraerlo volver a introducir un cargador, otro o el mismo que se extrajo si nos consta que no es fallo del mismo y aún contiene munición.
      • Acerrojar el arma.
      • Volvemos al juego.

Si no logramos solucionar la interrupción tras los tres acerrojados firmes y sólidos, muy probablemente tengamos una uña extractora partida, imposibilitando sacar el cartucho o vaina de la recámara, debiendo pasar al arma corta si empuñamos un fusil, y si no portamos otra arma ... bueno, tenemos una maza o martillo muy caros.


Por cierto, pregunta de examen, durante todas estas maniobras, ¿dónde estará el dedo que presiona el disparador?


Fallo de percusión en el cartucho.

Cargador bien introducido y anclado, cartucho en recámara y cierre/carro/corredera correctamente obturado... y aun así no hay “BANG”… 

Si hemos realizado la higiene correcta de nuestra arma, y no somos muy gafes, por lo que el sistema de percusión no se ha roto o averiado, lo que queda es simplemente que la munición tiene un defecto y no ha deflagrado como correspondería si todo fuese correcto.

Montaremos o acerrojaremos de nuevo para expulsar el cartucho defectuoso e introducir uno nuevo y, esperémoslo, operativo.


¿El dedito? 

¿Sigue estando dónde debe estar durante este proceso?


Fallo de extracción y/o expulsión.

Salvo que se nos rompa alguno de los mecanismos de extracción-expulsión, el problema es solucionable y rápido en su ejecución. 

Ya sea por un deficiente, flojo y débil empuñamiento, falta de higiene del arma o un defecto de la munición, podemos encontrarnos con una vaina en el interior de la recámara aun cuando el disparo se produjo correctamente.

La versión más sencilla de esta interrupción es sencilla y rápida de subsanar. 

      • Tras una identificación correcta del problema exacto debemos girar el arma, hacia el lado donde esté situada la ventana de expulsión, normalmente en el costado derecho. 
      • Con un movimiento enérgico, a la vez que tiramos del cierre o carro, la inercia creada junto con la gravedad nos ayudará a expulsar la vaina problemática. 
      • Soltamos el cierre o el carro y permitimos que los mecanismos del arma hagan su trabajo e introduzcan un nuevo cartucho en la recámara.

Esta interrupción tiene una variante en la que a veces la vaina queda atrapada en la ventana de expulsión de forma transversal, creando una “chimenea,” que es como se denomina esta interrupción específica. La solución más habitual es simplemente “manotearla” para sacarla con dicho gesto del arma corta o larga, generalmente es eficaz en ambas.

En la mayoría de los casos ese simple gesto basta para sacar el impedimento, logrando que el arma se cierre y obture correctamente con un cartucho completo en la recámara. En la mayoría de las ocasiones así es.

Ahora bien, en anotaciones estadísticas personales que ido realizando a lo largo de los años, contabilizando cada vez que se produce dicha “chimenea” en trabajos, entrenamientos o cursos, a mi mismo, alumnos o compañeros, he podido constatar un hecho preocupante, en el aproximadamente 40% de las ocasiones no tenemos un cartucho alineado que pueda introducirse en la recámara.

Con lo cual después de esa primera acción “liberadora” que permitiría el disparo, si este no se produce debemos realizar una segunda acción para introducir un cartucho.

Esta segunda acción normalmente resulta el doble de lenta de lo habitual, por acumulación de acciones en nuestra estresada mente, que además “creía” haber solucionado la interrupción.  

El resultado es tres o cuatro veces más tiempo que si desde el primer acto hubiésemos “manoteado” y posteriormente acerrojado el arma independientemente de la posición de la vaina “interruptora”.

En el “peor” de los casos de esa acción más directa perderemos un cartucho, en el “más peor” de solo manotear no llegaremos a tiempo de poder terminar la segunda acción y disparar.

¿Importante detalle?

¿Anécdota estadística? 

Juzguen Ud´s.


Por cierto, llevo recordando lo del dedo varios apartados, que pesado que soy ¡rediós! 

Permítanme cambiar de detalle a considerar.

Y… el cañón del arma durante todas estas acciones… 

¿Hacia dónde debe estar dirigido?


¿Solución genérica para todo lo visto hasta ahora?

El título de este apartado es otra pregunta... que preguntón soy, ¿verdad?

En fin, ¿pueden contestarla? 

Seguramente sí. 

Muchos me hablarán de la técnica denominada TRB o Tap-Rack-Bang, que con seguridad la han entrenado de forma asidua y metódica...¿a que sí? 

Soy un optimista, no lo duden.

Dicha técnica nos ofrece la capacidad de solventar todas las interrupciones nombradas hasta ahora con su simple ejercicio de trabajo en seco y repetición hasta convertirlo en “instinto adquirido”. 

Las única interrupción que no cubre el TRB es la veremos en el siguiente párrafo, la temible “doble alimentación”.

En cada fallo, traba o interrupción he dado una solución específica que pasa por palmadas, acerrojados y posteriores disparos.

¿Palmada, acerrojado y disparo?

¿Tap-Rack-Bang?

¿Podría ser? 

Afirmo… es.

En combate no podemos perder aún más de las ya enormemente disminuidas capacidades cognitivas con los siguientes pasos:

      • El arma no dispara.
      • ¿Porqué no?
      • Está interrumpida.
      • ¿Qué interrupcion específica tiene?
      • La interrupción X.
      • ¿Cómo se soluciona la interrupción X?
      • Pienso el cómo.
      • La soluciono.
      • Y si todo es correcto... disparo.

¿Cuánto tiempo perdemos?

¿Disponemos de ese tiempo?

Creo que no pero quizás esté errado ¿que opinan?

Debemos entrenar esta técnica, que a continuación describiré, para que siempre sea nuestra reacción primaria una vez nuestro saturado y casi colapsado cerebro identifique que estamos ante una interrupción. 

Debemos convertirla en instintiva, que sea adquirida y no innata tan solo nos exigirá más trabajo para generar dicho reflejo, así como para mantenerlo dentro de nuestras capacidades motoras reactivas.

¿Pueden con ello? 

Por cierto, otro dato, los señores William Edmund Hick y Ray Hyman, allá por los años 50 del pasado siglo enunciaron una ley, la de Hick-Hyman, que entre algunas otras cosas más nos dice...


El tiempo que se tarda en tomar una decisión aumenta a medida que se incrementa el número de alternativas.”

¿Quieren tener varias acciones a elegir?

¿O una que cubra el máximo de las posibilidades a cubrir?


El nombre en si mismo ya es descriptivo y claro para que no nos exija mucho pensamiento consciente.... ya saben, Tap-Rack-Bang.


1º- TAP. Palmada a la base del cargador.

      • Con ello cubrimos dos de los factores que pueden haber provocado la interrupción.
        • Cargador mal introducido.
        • Cierre incompleto.

2º- RACK. Tirar de la corredera.

      • En este paso logramos:
        • Introducir un cartucho útil en la recámara.
        • Expulsar una vaina mal extraída.
        • Expulsar un cartucho que no ha percutido.
        • Expulsar una vaina atrapado en la ventana de expulsión.

¿Qué sigue?

¿El disparo?

¿Cómo era la última onomatopeya? 

¡Ah… sí! ¡¡¡BANG!!!


Repitiéndome...

¿En qué dirección dirigimos el arma mientras lo solucionamos todo?

¿Y el dedo?




Doble Alimentación

Este último caso de interrupción de un arma es el más complicado de resolver con inmediatez en pleno enfrentamiento, lo cual no significa que no deba realizarse o no podamos lograr solucionarlo con un mínimo de inversión de tiempo. 

Eso si, sin duda exigirá más de nuestras habilidades cognitivas, manuales y técnicas con las armas.... y más inversión en entrenamiento en seco para todo ello.

Como ya comenté en el artículo que mencioné al principio, sobre los motivos de las interrupciones, esta falla se produce cuando un cartucho queda alojado en la recámara durante la secuencia de tiro mientras otro trata de acceder al mismo lugar. Obviamente esto es algo imposible si la recámara ya se encuentra ocupada por un cartucho previo. 

Este caso suele ser resultado principalmente por malas acciones de manipulación, normalmente en los cambios de cargador, por una mala aplicación de técnicas de subsanación de alguna de las interrupciones anteriormente comentadas o, más usualmente, por un empuñamiento laxo.

Un ejemplo de mala práctica es cuando tenemos una acerrojado incompleto, que como vimos se puede solucionar con una palmada en la parte trasera del carro, o en la base del cargador como parte, o no, del TRB. 

En este caso los usuarios en lugar de una u otra palmada deciden tirar de la corredera/carro hacia atrás. Al no estar aún engarzado el culote del primer cartucho en el extractor no puede extraerse, pero si empujar un segundo cartucho que a su vez presiona contra ese primero. 

Mala aplicación de una técnica ante una interrupción que da como resultado un fallo mucho peor.

Es común tanto a armas cortas y largas y por las mismas razones en ambas.

Por otro lado también puede ocurrir que una vaina disparada se suelte del extractor, los motivos son muchos y variados...

      • Rotura del culote de la vaina.
      • Exceso de lubricación en la zona de la recámara.
      • Muelle del extractor debilitado.

 Pese a lo cual y aún así el cierre retrocede lo suficiente como para poder empujar un un nuevo cartucho hacia la recámara, que al estar el lugar ocupada por una vaina no extraída acaba provocando la temible doble alimentación.

Esta falla específica que acabo de comentar, es más común con armas largas que en las armas cortas. Siendo esta variación consecuencia de la diferencia de potencia de cartuchos entre ambos tipos de armas. 

Una pistola, o mejor dicho el cartucho de la misma, tras dispararlo y comenzar el retroceso del carro, al soltarse del extractor lo usual es que dicho carro se vea frenado siendo incapaz de completar el recorrido que permite la introducción de otro cartucho.

En el caso de un arma larga, con cartuchos tres, cuatro o varias veces más potentes, si puede ocurrir un mecanizado completo del recorrido pese al fallo de extracción. 

Siendo más o menos probable, de una vaina versus un cartucho, o de cartucho contra otro cartucho, arma corta o arma larga, en cualquier caso es una doble alimentación que requerirá las mismas acciones para solucionarla, así como toda nuestra habilidad manual, y capacidad cognitiva, para no desperdiciar ni un gesto ni una décima de segundo.

Siendo esta técnica la más complicada, con seis pasos principales y múltiples detalles a tener en cuenta, la desarrollaré paso a paso.

      • 1º - Detectamos la doble alimentación
        • Después de un más que probable exhabructo, mentando santos y progenitores del arma, informamos, si vamos acompañados, de que necesitamos apoyo y tiempo, mientras nos movemosa un parapeto a toda costa. 
        • Porque, no lo duden, debemos encontrar un lugar “tranquilo” donde hacer todo lo que debemos hacer.
      • 2º - Bloqueo atrasado del cierre
        • Normalmente, en el 90% de las armas, el cierre o carro presiona contra los cartuchos del cargador con lo que se dificulta su extracción. 
        • Por ello suelo recomendar en la mayor parte de las armas que se bloquee previamente el cierre en su posición atrasada.
        • En algunos modelos de armas, y cargadores, esto no es necesario... pero no se fíen.
      • 3º - Extracción del cargador
        • Recordemos que salvo emergencia no tiene porque ser necesario tirar el cargador. 
        • Si además pensamos que nos encontramos “a cubierto” ya sea por un compañero o por un obstáculo.
        • Por otro lado no siempre es recomendable ir abandonando cargadores por nuestro camino.
      • 4º - Limpiar la recámara
        • Recomiendo realizar un mínimo de tres ciclos de acerrojados completos del arma.
        • ¿Porqué tres? Con uno solo no siempre se logra extraer el cartucho o vaina, con dos es más factible y con tres nos aseguramos de haberlo realizado sin duda alguna. 
        • La pérdida de tiempo de dos a tres veces es tán mínima, contando los 5 o más segundos que nos llevará todo lo que debemos hacer, que ni lo considero importante.
        • Es importante inclinar el arma sobre el lado de la ventana de expulsión, como comenté anteriormente, para que la inercia y la gravedad sean nuestras aliadas en la expulsión de la interrupción.
      • 5º - Introducir un cargador con munición
        • Sea el cargador retirado responsable o no de la interrupción recomiendo introducir uno distinto y completo siempre. 
        • El usado no tiene porque abandonarse, pudiendo guardarlo como reserva última de munición. ¿Lo comenté ya? ¿Cierto?
        • Si no disponemos de otro cargador, situación muy indeseable pero posible, el primer cartucho suele estar desplazado en su posición en el cargador, por lo que si lo introducimos sin más, acabemos provocando una nueva interrupción.
        • Debemos primeramente alinearlo correctamente, ya sea de manera manual y directa, como golpeando la parte dorsal del cargador contra el muslo, con fuerza, energía y decisión. 
        • Respecto al punto anterior no es mal tip crear este reflejo adquirido para realizarlo siempre en estas circuntancias.
        • En armas largas posiciona correctamente los cartuchos. 
        • En armas cortas tanto puede recolocar como expulsar el primer cartucho mal posicionado, en ambos casos es el resultado que buscamos, cartuchos en el lugar y posición correcta.
        • Con cargadores de armas cortas también funciona golpear con la misma fuerza, energía y decisión la base del cargador contra el muslo.
      • 6º - Montar/acerrojar el arma
        • Con lo cual en principio, si hemos realizado todo correctamente, ya estamos listos para volver al campo de “juego”.

Lleva su tiempo todos estos pasos y detalles, pero si no se entrena de forma continua, metódica, inteligente y disciplinada... requerirá muchísimo más tiempo durante el cual nuestra vida, la de los compañeros que nos protegen durante el proceso y, no lo olviden, los civiles que como profesionales armados hemos jurado proteger, estará en riesgo.


Con todo este trajín... 

¿El dedito dónde lo tienen?

¿Y la boca de fuego hacia dónde la dirigen?

¿O creían qué me había olvidado? 

Soy viejo, pedante y aburrido, pero no olvido una buena pelea, una mujer guapa, un buen consejo… ni las normas de seguridad... ¿y Ud´s?


Comentarios finales.

Con el entrenamiento adecuado todo lo descrito puede materializarse en apenas un parpadeo, a lo sumo en 3 ó 4. Pero necesitamos ese “buen entrenamiento” que convierta cada gesto y microgesto en acciones instintivas adquiridas

Para ello debemos reproducir cada una de estas acciones en el entrenamiento, repitiéndolas una y otra vez buscando fluidez y suavidad, jamás velocidad. 

Si buscamos esos atributos, fluidez, y suavidad, la velocidad aparecera sola sin pensar en ella. 

Recuerden esta frase.


“Lo lento es suave, lo suave es rápido”.


Y esto es así por algo muy simple, al lograr un movimiento fluido y suave no cometemos errores, y si no hay errores no perdemos tiempo, y si no perdemos tiempo ganamos velocidad. 

Ecuación sencilla… ¿o no?

Por cierto un último consejo, inviertan en la compra de media docena de cartuchos dummy, inertes o alivia-percutores, como les guste denominarlos, les ayudará enormemente a recrear interrupciones indeseables en su entrenamiento en seco o con fuego real. 

Sobre todo si tienen compañeros bien “perros” que les cambie el orden de sus cargadores sin que Ud´s quieran saber dónde y cuándo ocurrirá la interrupción.

Por supuesto, si su ego se lo permite… … ¿lo hace?


El final pedante que no podía faltar... 

Dejen de leer si gustan, lo interesante quedó atrás.

El escritor, novelista, también doctor en Psiquiatría aunque no ejerce, y veterano de las campañas finales de descolonización de Angola, experiencia a la que recurre muy a menudo en sus obras, Antonio Lobo Antunes, comentó lo que sigue.


 “El ruido se inicia en el instante en el que las personas se callan 

y oímos los pensamientos moverse dentro de ellas como las piezas, 

que intentan ajustarse, de un motor averiado.” 


Visto lo que les comenté sobre la repetición de sus experiencias en África les recomiendo sus obras en general, pero una en particular con un título tan subjetivo como es “En el culo del mundo”. Creo que les gustará...

Seguro el conjunto de palabras que conforman ese escatológico titulo, muchos de mis lectores, y yo mismo, hemos repetido infinidad de veces a lo largo de nuestros viajes “bélico turísticos” por nuestro paradisíaco y pacífico globo, con viajes pagados por el estado, el que nos toque, o por corporaciones. 

¡Ah, no!

Que de paradisiaco y pacífico solo existe en la mente de los políticamente correctos vendedores de humo sociales, populistas y analfabetos funcionales, literal y figuradamente hablando.

Perdonen el lapsus. 

Me hago viejo y mucho más sarcástico y crítico… sin duda.

Continuo.

No saber corregir un fallo es el más grande de los errores, Confucio así lo creía.


Cometer un error y no corregirlo es otro error.” 


Lo que si tengo muy claro es que espero no cometer el aparente ataque de ego del Sr. Ayrton Senna cuando le preguntaron cuál había sido su mayor error. 


“… pienso que aún no lo he cometido…”. 


En mi caso he cometido muchos, unos mayores, otros menores. 

¿Cometeré más en el futuro? 

Seguro que sí, espero que sí, los errores nos enseñan y empujan a mejorar. 

Obviamente siempre y cuando tengamos unas capacidades, principios y valores que junto a un ego sano y equilibrado nos permita aprender y mejorar. Si no… bueno, solo miren a su entorno social.

Pero claro, el ego y la autoestima sufren con cada error, sobre todo si uno y otra no son muy firmes. Algo que sabía el Barón de Holbach cuando escribió... 


“La ignorancia y el error son manantiales de mal humor.” 


¿Cuántas veces lo han vivido Ud´s? 

En carne propia o en ajena. 

¿Cuántas? 

Sean sinceros consigo mismos.

Terminaré este filosófico-pedante final de artículo técnico con el Sr. Charles Caleb Colton.


 “El error es una hoja garabateada que primero hay que borrar.” 


Hagámoslo ... limpiemos nuestra hoja.


Por último, leer es necesario, y lo digo como reconocido adicto compulsivo y recalcitrante a la lectura, pero además se necesita poner en práctica lo leído. 

Pese a que para muchos el método de ensayo-error supera a los conocimientos académicos, lo cierto es que puede que lo supere en muchas circunstancias, pero jamás lo anula, es más, lo cierto es que se necesitan mutuamente para realmente crecer, se retroalimentan.


Cuídense y cuiden de los suyos.



Artículo esbozado en la ExpoSeguridad de la Ciudad de México, Octubre del 2017.

Ampliado, reestructurado y dividido en dos en la ciudad de Žatec, República Checa, Marzo del 2025.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por su tiempo y su comentario.
Por motivos de seguridad se requiere revisión de todo lo comentado, en breve se autorizará su publicación.
Cuídese y cuide de los suyos.