lunes, 13 de julio de 2020

El cerebro del profesional armado … ¡casi un kilo y medio de gelatina lista para luchar y sobrevivir!… pese a todo

El cerebro del profesional armado … ¡casi un kilo y medio de gelatina lista para luchar y sobrevivir!… pese a todo.


Nota corta por Cecilio Andrade.


Pues sí, sin duda es un órgano más, el generador de las ordenes y reacciones específicamente, pero uno que también sufre sus propias acciones biológicas y químicas, y de una forma muy acusada además.

  • No podía pensar con claridad, sabía que tenía que hacer algo pero no recordaba que, no reconocía que estaba pasando”. La mayoría de las sustancias generadas afectan, llegando a impedir y obstruir, a la transmisión nerviosa normal. Pensar es una acto electro-químico de las neuronas, el cerebro está formado por millones de ellas, por tanto si la transmisión entre neuronas se ve afectada, obstruida o reducida, el pensamiento cuando menos es inconexo,  incompleto y/o ineficaz.
  • Después que pasó todo apenas recordaba algo”. No pensar con claridad por esa misma transmisión nerviosa irregular afecta a como son recibidos los datos, y recordar es ni más ni menos que recuperar datos. No se puede recuperar lo que no se ha recibido o se ha recibido de forma fragmentaria e inconexa. Ahí es donde el subconsciente puede ayudar con las terapias y técnicas adecuadas, pero cuidado con otro factor, los recuerdos falsos, inventados o añadidos por “asociación coherente”. La coherencia a posteriori puede ser inducida externa o internamente, por comentarios, lecturas, pensamientos, etc. Ser conscientes de que el cerebro no puede recibir información de la forma correcta puede ayudar a reconstruir ese recuerdo sin asociar “coherencias” positivas o negativas pero, normalmente, incorrectas e irreales.
  • Tan solo sentí que mi cabeza se quedó en blanco”. Como ya se comentó, pensar y recordar son simple y llanamente procesos químicos. Las neuronas liberan sustancias químicas para comunicarse entre ellas, neurotransmisores. El problema surge cuando las sustancias químicas de la ansiedad y el estrés chocan y obstaculizan a esos neurotransmisores, generando que memoria y pensamiento se vean alterados. Siendo esta alteración mayor o menor dependiendo de la gravedad de la situación vivida. Piensen en un accidente de tráfico que hayan sufrido, ¿recuerdan claramente como llegaron al hospital tras recibir la llamada de que su hijo estaba en el hospital por una colisión en moto? , etc. No es necesario ser un SWAT para sufrir estos efectos.
  • No podía pensar ni respirar, y solo oía que me decían, respira despacio y profundo”. Todo el mundo ha vivido situaciones propias o ajenas altamente estresantes en las que alguien dice, “tranquilo, solo respira hondo”. Es uno de los mejores consejos del mundo en estas situaciones. Los maestros zen, sin ir más lejos, basan todo su trabajo físico en este punto, respirar, concentrarse en respirar. Los pulmones se contraen ante una situación de ansiedad y estrés, con lo cual no logran tomar suficiente oxígeno, y la cuestión es que el oxígeno es fundamental para las funciones de pensar y recordar. Un déficit en la cantidad recibida provoca un menoscabo en el funcionamiento correcto de un cerebro que necesita como condición sine qua non el 20% del inspirado, lo cual, si lo comparamos con su volumen respecto al resto del cuerpo, es mucho oxígeno. Y mientras otros órganos pueden ralentizar sus funciones para consumir menos oxígeno, y los músculos usar otros “combustibles” anaeróbicos, sin necesidad de oxigeno, el cerebro no puede hacer ni una ni otra cosa. Si no recibe su 20% mínimo de oxigeno las funciones no se van reduciendo, simplemente  se “desconecta” o “apaga”... temporal o definitivamente...


No somos animales tan racionales y pensantes como gustamos creer, muy al contrario somos sumamente dependientes de la biología y bioquímica para responder a estímulos externos e internos, lo cual no otorga razón alguna para escudarse en ello y dejarse llevar. La concienciación, el entrenamiento bien dirigido, la comprensión de los hechos y/o posibles sucesos futuros, usar la innata capacidad de aprendizaje, emplear el mayor atributo del intelecto humano, la curiosidad, para investigar, y en definitiva, pensar, dará miles de posibilidades más que simplemente dejarse llevar por las olas de un coctel químico, por más biológico y natural que este sea. Es obligado aprender a llevar el timón en esas encrespadas olas, jamás permitiendo que nos estrellen contra los arrecifes de una reacción incorrecta y/o improcedente.


Recuerden las tres “E”, Educar, Estudiar, Entrenar. Y no hay más, damas y caballeros.


Les veo el Viernes contestando una solicitud.


Cuídense y cuiden de los suyos.

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