domingo, 11 de junio de 2023

Esa necesidad ineludible de ser proactivos además de pensar, sentir y actuar ética e inconscientemente en un enfrentamiento.

Esa necesidad ineludible de ser proactivos además de pensar, sentir y actuar ética e inconscientemente en un enfrentamiento.

Nota corta por Cecilio Andrade.

Continuando con lo comentado en muchas de las notas cortas anteriores, tenemos la necesidad de de pensar, sentir y actuar inconscientemente para lograr esa anticipación vital en un enfrentamiento... las necesitamos. Por desgracia, por muy instantáneas que parezcan ser estas reacciones automáticas, jamás serán lo suficientemente inmediatas como para afrontar sin riesgos los retos de gran velocidad a los que se hace frente en un combate con la vida en juego, es más que probable llegar "ligeramente" tarde y ser abatidos. ¿Y a que se debe esto?... si lo piensan un poco a algo tan simple y lógico como que nuestras reacciones son precisamente eso, reacciones a una acción que ya está en marcha… al menos si los que leen estas líneas son los buenos de la sociedad, no los que la agreden sin más razón que la propia conveniencia.

Es por ello que un luchador eficaz busca que sus estudios, análisis, entrenamientos y esfuerzos anteriores le permitan:
- No esperar que un arma o un puño hagan su trabajo, ni que los adversarios realicen sus acciones libremente, se anticipa.
- Estudiar y acotar el margen probable de movimientos.
- Registrar anticipada e inconscientemente un centenar de pequeños detalles de actitud, mirada y forma de actuar. 
Bailar y esquivar explorando, inconscientemente de nuevo, su juego de pies, los movimientos de cabeza.
- Buscar la reveladora posición de los músculos estabilizadores cuando se activan para lanzar un golpe contundente, una puñalada letal o un disparo preciso. 

Semejante ingente cantidad de información permite al profesional armado poner en juego programas motores perfectamente ensayados, entrenados, programados y archivados, preparando sus grupos musculares grandes, de tal modo que cuando el cuchillo o el puño estén en el aire, o el cañón de una arma de fuego busque alinearse con su cuerpo, haya muy poco que hacer fuera de sutiles ajustes sobre la base de su trayectoria. La anticipación correcta entrenada y ensayadaapoyada en la propia fisiología, es decisiva para disminuir los tiempos de reacción.

Luchando por la propia vida, o la de terceros, ya sean compañeros, ciudadanos o familiares a proteger, es necesario conocer la importancia de la anticipación y la conducta de respuesta automática. Cuando el agresor se acerca, o amenaza acercarse, la consciencia, si el entrenamiento es correcto y realista, debe quedar en enfocada. Sin sentir nada ajeno a la atención plena puesta en el agresor, los ojos mirarán al centro del mismo, el cuerpo se moverá como lo hace un luchador profesional, como lo que es en ese instante, como debe moverse, sin decirse ni pensar que se mueva, ni cuando, ni cómo, ni hacia dónde. Sin saber conscientemente que se está en movimiento, sin sentirse movimiento... pero moviéndose. 

Cuando los ojos miran al agresor deben ver cosas sin ser conscientes de que se esta mirando, ver la forma en la que empuña el arma, ver los ángulos que forma su cuerpo y los giros que realiza, ver el modo y si  controla o no lo que hace, ver lo que ha hecho antes y lo que siente qué va a hacer un instante después. Es entonces cuando el cuerpo del luchador es efectivo en sus acciones. Lo que hace con esa reacción, tan aparentemente esotérica, es permitir que las reacciones automáticas adquiridas y entrenadas actúen sin control consciente. Confiar en la eficacia de un inteligentemente dirigido entrenamiento previo para generar reflejos adquiridos eficaces en la mente inconsciente que actúa para salvar vidas.

Si lo piensan hablamos de proactividad entrenada y dirigida... ¿o no?

Ética y proactividad ... ¿un oxímoron?

Ahora metamos en la ecuación ética y proactividad junto con el concepto de enfrentamiento, algo que para la gran mayoría no está muy claro si es un oxímoron, una necesidad o más bien necedad… permítanme explicarme y despues Uds. deciden.

Emplear la palabra proactividad es ahora muy común, hace unos años lo era tan solo en textos de dirección de empresa y pseudo-manuales de autoayuda, tan de moda en esta época de dejar las decisiones en manos de otros. Incluso era un término que no se encontraba en la mayoría de los diccionarios hispanos, mi propio corrector al escribirlo en este texto no lo reconoce como correcto, me sugiere cambiarlo por productividad, lo que no creo sea una corrección aceptable. En un diccionario de inglés, donde el corrector reconoce etimológicamente este término como préstamo del mismo, es usado frecuente y principalmente en el campo de la administración y la empresa.

Pero su verdadera etimología trata de una palabra compuesta de la combinación del prefijo griego "pro", que significa antes, y del adjetivo "activa" que proviene del latín activus, que tiene la capacidad de hacer, dando como resultado "hacer antes de" o "anticiparse a”. Pese a lo anterior no significa tan sólo “tomar la iniciativa”, un significado verdaderamente útil podría implicar algo como actuar mediante una planificación por adelantado y una acción decidida anticipadamente, ante el desarrollo de un evento que en sí mismo determina y provoca una situación. 

La proactividad infiere la acción con iniciativa, en contraste con la reactividad como una acción de esperar y ver "que pasa". También incluye una afirmación especial de acción desde una actitud interna, donde la acción proactiva requiere una planificación y unas expectativas anticipadas. 

Mojándome en este asunto, debo decir que tanto desde mi experiencia como desde mis conocimientos, ser proactivo significa que, como seres pensantes, somos responsables de nuestras propias acciones y decisiones, que tenemos la obligación, la capacidad y la responsabilidad de anticiparnos a los problemas, para hacer que las cosas sucedan en el orden correcto que buscamos, necesitamos y debemos.


“La proactividad forma parte de la naturaleza humana, y, aunque los músculos proactivos puedan encontrarse adormecidos, sin duda están en su lugar”.

Como pueden leer, proactividad y proactivo, así como sus antónimos, reactividad reactivo,  no son ni mi invento personal ni siquiera algo novedoso. 

Por cierto, tampoco reconoce el corrector la palabra "reactivo" en el contexto que nos ocupa.

Ser proactivo es lo que considero desde hace décadas como el hábito más importante y fundamental del ser humano, y mucho más para aquellos profesionales que lidian cada día en la palestra de poner su vida en riesgo para salvaguardar la de otros. Los enfrentamientos reales nunca son equilibrados ni justos, no siguen reglas ni normas, tampoco pautas ordenadas y organizadas, y mucho menos son éticos en la mayoría de los casos; cosas exigibles para una competición deportiva pero que jamás poseen las competencias a vida o muerte

Ser proactivo implica conceptos de adaptación, de cambios, de salir de la zona de confort; sabiendo que el cambio jamás es bueno o malo, como parecen querer indicar según que libros y autores de autoayuda consultemos; pero el conocimiento que implica ese cambio, sea del tipo que sea el conocimiento, siempre será positivo. 

En la ordenada sociedad occidental actual, para que la vida tenga sentido, todo debe ser comprensible desde el punto de vista de pautas, normas, reglamentos, estructuras, medidas, ideas, leyes y todo esto, a su vez, debe corresponder a realidades firmes, inmutables y eternas por más que sea obvio que el escenario de la violencia es siempre cambiante y caótico.

En su gran obra “Los bufones de Dios”, Morris West escribió:

 “Vivo esperando lo mejor y preparándome para lo peor”. 

En mi opinión esa es la base del concepto de ser verdaderamente proactivo, prepararse para lo peor. Concepto que me lleva a volver a reseñar de nuevo a Stephen Covey, en la misma obra que nombré unas lineas más arriba, cuando dice:

“(...) desarrollar el primero y fundamental hábito de las personas que, en cualquier medio, son altamente efectivas: el hábito de la proactividad”.

Ustedes deciden que serán, ¿proactivos? ¿reactivos? Preguntas sencillas para respuestas infinitas, por más que mi corrector de texto siga sin querer reconocer dichas palabras.

Simples Glaber Simiae.

Los orgullosos seres humanos, simples monos sin pelo, durante millones de años de formación evolutiva hemos sido equipados con un gigantesco bagaje de trucos diseñados para incrementar la velocidad de las propias reacciones, con la única meta de sobrevivir y lograr transmitir nuestros genes. En todas mis notas cortas tan solo puedo hurgar mínimamente en ese bagaje, comentando muy por encima, buscando extraer algunos pocos de los asombrosos recursos que posee el concepto de Glaber Simiae que nos define como especie. 

Busco explicar de una forma amena y sencilla que venimos de serie con una enorme cantidad de aplicaciones diseñadas mediante ensayo y error, por la Naturaleza y la Evolución, con el único y primario objetivo de sobrevivir. Que mediante el uso de esa otra gran herramienta que es la Inteligencia es posible reprogramar y reorientar alguna de sus características para que resulten más eficaces frente al mundo actual. Que también es posible crear algunas nuevas, denominadas reflejos adquiridos, mediante repeticiones inteligentes y analizadas, pero sobre todo con trabajo, perseverancia, esfuerzo y tiempo.

Ojalá que la explicación de cómo funcionan, la constatación se la dejo a uds., baste para hacer ver en qué medida dependemos y nos beneficiamos de estas respuestas rápidas, innatas o adquiridas, para sobrevivir en un enfrentamiento armado. 

Sin olvidar que todo ello también ayudará a tener éxito en los deportes, así como en la competitiva y estresante sociedad actual. 

Cuídense y cuiden de los suyos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

-Sorpresa
-Precisión
-Velocidad
-Potencia.
En ese orden de importancia y prioridad cada punto tiene toda una academia atrás . Pero sin experiencia en situacion es difícil

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