martes, 20 de junio de 2023

Desde una pregunta realizada sobre meditación, enfrentamiento armado, memoria, atención, enfoque y ritmos neuronales… una muy larga respuesta …

Desde una pregunta realizada sobre meditación, enfrentamiento armado, memoria, atención, enfoque y ritmos neuronales… una muy larga respuesta …

Parte uno (de dos) de una nota demasiado larga, tediosa y aburrida.


Por Cecilio Andrade.


Hoy no escribiré un texto cortito y sencillo de leer, pero mucho menos aún un texto útil de forma directa e inmediata para tiradores, operadores o profesionales armados, quizá incluso tampoco lo es para la gran mayoría de instructores, así que ya lo saben, el que avisa no es traidor, dejen de leer aquí mismo.


Tras dar una conferencia sobre fisiología del enfrentamiento, la misma que tras algo más de un centenar de repeticiones, engreído de mi, consideraba libre de sorpresas y novedades, en la fase de dudas y preguntas surgió una cuestión que además de sorprenderme generó prácticamente otra mini conferencia. 


Una de las participantes comentó y preguntó lo que sigue:


“- (…) ha comentado por encima, sin entrar en detalles, sobre los ritmos o frecuencias neuronales que afectan y se ven afectadas por las acciones y reacciones tanto durante un enfrentamiento como en los sucesos diarios de la vida. (…) ha comentado que con meditación podemos mejorar el enfoque para el aprendizaje así como para un enfrentamiento real. (…) Pero no lo he comprendido del todo (…) ¿podría explicar en más detalle toda esa relación de meditación, enfoque, ritmos y frecuencias cerebrales respecto al enfrentamiento? (…)”


Reconozco que he reducido bastante, quizás en demasía, la muy interesante intervención de la profesional armada, y uniformada, que realizó estos comentarios, y reconozco también que además de sorprenderme por lo detallado de las notas que había tomado, estaba el interés específico por este aspecto que siempre había pasado sin pena ni gloria por parte de la gran mayoría de asistentes del pasado, más enfocados en las cuestiones prácticas e inmediatas, y sin duda alguna más divertidas.


Ahora viene mi parte de ego, me encantó poder extenderme y explayarme en este tema, hasta el punto que llegué a pensar que la compañera se arrepintió de haberme hecho la pregunta. Pero no fue así, seguimos charlando del tema en un almuerzo con café tras despedir al resto de asistentes. Lo dicho, un placer para el ego de este viejo que ahora además se permite extenderse por escrito. No tengo perdón.


Comencé mi explicación comentando que las neuronas son definidas como osciladores, y que cada una de las cerca de 90.000 millones de neuronas que componen un cerebro estándar, tiene la capacidad de emitir un disparo neuronal o potencial de acción, o lo que es lo mismo y más sencillo, un impulso eléctrico, de forma intermitente y a diferentes ritmos. Impulso que es transmitido por el axón de la neurona emisora y recibido por la dendrita de la neurona receptora, de forma periódica pero no al azar.


Se han identificado cinco ritmos en los que las neuronas oscilan o emiten descargas eléctricas. Estos ritmos, como un equivalente al código morse, se conocen como lenguajes o idiomas neuronales, ya que conforman su propio código de comunicación. Todos los ritmos están presentes, normalmente, de forma simultánea en tareas muy distintas, es por ello que se considera que nuestro cerebro es multitarea, pero mucho cuidado con eso, solo es así a nivel interno y subconsciente.


Los cinco ritmos se han nombrado mediante el alfabeto griego respecto a su orden de descubrimiento, y no por la frecuencia en Hercios (e.a. Hz). Y antes de continuar recordemos que Hz es una medida de frecuencia, donde 1 Hz supone 1 descarga eléctrica por segundo.

  • Delta: 0,5-2 Hz.
  • Theta: 3,5-6 Hz.
  • Alfa: 8-12 Hz.
  • Beta: 18-30 Hz.
  • Gamma: > 45 Hz. 



A modo de curiosidad les expliqué que la frecuencia media de una banda neuronal puede calcularse multiplicando la frecuencia de la banda anterior por el número de phi, el esotérico número áureo, ~ 1,61803. El mismo que además de importante en las matemáticas, lo es en estética, arquitectura clasica, en la forma de las conchas de los caracoles, de los pétalos de las flores, además del grosor de los anillos de los árboles, entre otros muchos aspectos.


Comenté también que aunque desde el aspecto de optimización informática sería aparentemente lógico que las frecuencias siguieran una relación natural, y no una basada en un  número irracional, las últimas investigaciones parecen demostrar que si la relación entre las bandas fuera natural, por ejemplo el doble o triple que la otra, el cerebro podría entrar en un estado de sincronización total y quedaría perpetuamente en una actividad cuya inmutabilidad lo incapacitaría. Como sucede en un ataque epiléptico donde la sincronización de una gran región cerebral impide su funcionamiento. Con una relación entre frecuencias basada en un número irracional se favorece la sincronización y a la vez la posibilidad de una reorganización. 


Un detalle muy importante que casi se me olvidó comentar, entre tanta digresión y curiosidades, fue el que la rapidez o lentitud de estos ritmos definen su alcance, a mayor rapidez menor alcance, a menor rapidez mayor alcance.


Ritmo Alfa.

Es el ritmo principal del cerebro, en el cual las neuronas emiten entre 8 y 12 Hz, siendo su frecuencia media de 10 Hz. Se le denominó con la primera letra del alfabeto griego, alpha, no por ser el primer ritmo, sino por ser el más abundante en el cerebro y, por tanto, el primero que se identificó.


La presencia de ondas alfa crece desde la infancia a la adolescencia para después comenzar a decrecer. Si cerramos los ojos se detectan las ondas alfa con más fuerza, especialmente en la corteza occipital, en la parte trasera del cerebro, razón por la cual se ha tendido a identificar con los estados de relajación, cuando en realidad las ondas alfa están íntimamente ligadas a las funciones cognitivas relacionadas con la atención y el enfoque.


En esos momentos el cerebro de cada uno de los asistentes a la conferencia estaba  luchando por mantener la atención en el sin duda ya muy largo discurso, al igual que todos Ud´s  lo hacen ahora mientras leen estás cargadas líneas. Ambos grupos bregan frente a la constante oleada de pensamientos, sensaciones y/o emociones en busca de atención y primacía, oleadas conocidas técnicamente como interferencias de la percepción, o lo que es lo mismo, distracciones, que lo crean o no, surgen también en un enfrentamiento armado. El obstáculo principal en el control de la atención y el enfoque surge de la continua pugna entre lo que se atiende y lo que se desatiende, y normalmente en este asalto tiende a salir derrotada la atención y el enfoque.


Aquí tuve que hacer otra pequeña digresión para hablar de un buen amigo ya fallecido, que me guió hace bastantes años en mis primeros pasos en la meditación. Decía este amigo y maestro que “la atención y el enfoque son como una lámpara de espeleología, iluminando aquello que enfoca mientras deja lo demás en tinieblas”.


El enemigo primordial de la atención es la distracción y su naturaleza errática. Mantener bajo control lo que no es relevante es la misión de las ondas alfa, ya que cuando un área del cerebro está involucrada en una tarea que exige el mantener la atención, las ondas alfa se encargan de inhibir aquellas otras zonas que no están involucradas en esa tarea, buscando impedir que se produzcan interferencias o distracciones. Interferencias o distracciones que muchos involucrados y sobrevivientes de enfrentamientos armados a vida o muerte conocen demasiado bien. En resumen, cuando las neuronas emiten descargas al ritmo alfa están impidiendo que la atención sea seducida por pensamientos, emociones y sensaciones, de origen interno principalmente, innecesarias y contraproducentes para la supervivencia.


La práctica habitual de la meditación puede ser de gran ayuda en esta refriega neuronal. Cuando se comienza a controlar la atención y enfoque, mediante la meditación, se genera un aumento del número de neuronas que se comunican en la frecuencia alfa. La constancia que acompaña la práctica de la meditación tonifica el ritmo alfa, desde la parte posterior del cerebro hacia las áreas frontales. Piensen por un momento en todo el esfuerzo que supone enfocar la cooperación de millones de neuronas que de forma sincronizada oscilan en ritmo alfa, manteniendo o trayendo la atención al momento presente para controlar la respiración mientras meditamos, generando una barrera de contención de la información irrelevante que se crea en el cerebro de forma involuntaria, y todo ello sin ser conscientes de tal lucha. 


Imaginen la situación, la lucha interna por enfocarnos en el momento y la situación, y la lucha externa por defender nuestra vida o la de terceros ante una agresión. No cabe duda alguna que no es tan fácil como verlo en Netflix y comentarlo acodado en la barra de un bar con una cerveza en la mano.


El cerebro del inexperto, tanto en meditación como en combate, se ve superado por un alud de pensamientos disruptivos. Y es ahí donde interviene el entrenamiento inteligente, con el cual adquirir la experiencia adecuada para poco a poco lograr controlar eficazmente la atención, a la vez que en paralelo reforzamos los mecanismos más eficientes de contención de las distracciones.


El aprendizaje en un operador armado bien entrenado, al igual que en un aprendiz de meditación, supone un incremento relevante de las ondas alfa,. Cuando ambos alcanzan el nivel de experto en sus respectivos campos, las ondas alfa se retraen al ya no haber interferencias que detener. Y para ello, en ambos casos, han necesitado acumular más de diez mil horas de prácticas. 


Como hemos visto, el ritmo alfa es básicamente una señal de STOP para las distracciones, buscando favorecer el enfoque y la atención. En el intento de abortar un error, el cerebro incrementa las ondas alfa hasta un 25% justo en el instante anterior a cometer una equivocación. Es el instrumento de protección para una buena ejecución que se ve moderado cuando hacemos algo de forma automática, en el comúnmente conocido como “piloto automático”. 


Para terminar mis argumentación sobre las ondas alfa, la meditación, las 10.000 horas y los enfrentamientos armados, comenté de pasada la necesidad de moderar estas ondas a la hora de irnos a dormir en un mundo de pantallas digitales las 24 horas del día.


En unos días la segunda parte… mientras tanto … cuídense y cuiden de los suyos.


(Continuará)

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