domingo, 5 de noviembre de 2023

¿Existe realmente la técnica o procedimiento absoluto y único?

 ¿Existe realmente la técnica o procedimiento absoluto y único? 

Por Cecilio Andrade.

Vaya título para empezar. ¿No creen? La Técnica Absoluta, la Única... Realmente ¿Existe realmente esa técnica o procedimiento absoluto y único? ¿Una verdad táctica cuasidivina? ¿O sólo son modas? ¿O intereses? ¿Económicos y/o ególatras?


De todos es conocida esa obsesión tan extendida y generalizada dentro del mundo del trabajo con armas, “solo sirve esta posición de tiro o de trabajo”, “solo se puede portar el arma de esta forma”, “solo se puede disparar con esta técnica específica”; y todo aquel que use o abogue por otra es no solo un sacrílego sino que además, digámoslo sutilmente, es menos listo. 


Están los defensores acérrimos de la Isósceles clásica, los de la moderna o modificada, de la Weaver,  de la C.A.R., de la Tactical, junto a múltiples etcéteras más, y sin entrar en nada muy especial, comentando tan sólo algunas de las más comunes con pistola. Y si habláramos sobre hacia donde debe apuntar el arma cuando no la dirigimos a un objetivo, arriba, abajo, al frente, al costado o atrás, las discusiones pueden entrar en una dinámica de casi agresión. 


Suele surgir también, a modo de prueba inapelable al argumento que sea, el que tal gran gurú la usa y enseña; o aquello de “me la enseñaron en la Academia, ¿vas a saber tú más que los profesores de allí?”; así como esa otra razón de que una legendaria y mítica unidad de elite la emplea. 


Normalmente muy pocos profesionales se toman la molestia de estudiar el porqué de la aparición, desarrollo y empleo de cada una de las técnicas de trabajo, dejando todo en un “esto es así y punto”, “siempre se ha hecho así”, junto a aquello de “no inventes la rueda” y el internacional "tú no pienses, no te pagan por ello". Veamos algunos ejemplos a modo de eso, de simples ejemplos de estudio.


Hasta no hace muchos años, para el combate urbano se consideraba que llevar el arma larga con la culata a la altura y pegada a la cadera, o incluso centrarla frente a la pelvis, era la mejor y única técnica valida para entrar en una habitación con potenciales adversarios armados. Era, y es, evidente que todos los obstáculos, mesas, sillas, sofás, etc., están a esa altura y además de ser un riesgo de colisión y bloqueo del arma, el cañón no ve lo mismo que los ojos, con lo que se puede estar disparando sin impactar donde se observa. 


Tras este comentario todos los que aprendieron hace años esta técnica y ninguna otra, querrán fusilarme con ella confirmando que acertaban con precisión siempre, y les creo, sé que le acertaban. 


Estas técnicas se crearon para su uso con armas muy específicas, que por configuración estructural y/o de sistema de tiro, no permitían otra forma más eficaz. Con el arma en la cadera era más fácil manipular y cargar rápidamente, en un entorno tan cerrado, los viejos fusiles de cerrojo reglamentarios. Y centrados frente a la pelvis se podía controlar el fuego automático con los primeros subfusiles, del tipo Sterling, Sten, Z70 o similares, que al usar un acerrojamiento por desplazamiento de masas se controlaban relativamente mejor en fuego automático de saturación desde esas posiciones. 


¿Son erróneas? ¿Nuestros antecesores eran tontos y no vieron los problemas que generaban? Obviamente no, ni fueron erróneas ni nuestros antecesores tácticos eran tontos, se adaptaban a lo que tenían entre manos, ni más ni menos. Pero pretender emplear eso mismo a día de hoy, sin análisis alguno, si puede ser, cuando menos, poco inteligente. Los subfusiles y fusiles de asalto actuales son mucho más ergonómicos, manejables y controlables que en aquellas épocas, ni más ni menos.


Otro ejemplo, algunas unidades especiales, muy de moda, portan sus armas largas casi exclusivamente hacia arriba o en guardia alta, con lo que para muchos el que dicha unidad de fama cinematográfica lo haga ya es motivo más que suficiente para no considerar alguna otra posición. Pero:


- ¿Sé analizó porque la usan? 

- ¿De dónde viene ese procedimiento? 

- ¿En qué entorno táctico nació? 

- ¿Alguien se ha parado unos segundos a pensar en todo ello? 


El nacimiento y desarrollo de alguna de estas famosas unidades especiales fue en el mar, en asalto desde buques. Un buque está rodeado de agua:


¿Qué probabilidad hay de que un disparo al aire impacte a alguien en mitad del océano Indico (por ejemplo)?

- Si apuntaran hacia abajo ¿de qué suelen ser los suelos de los buques, sus cubiertas, sus pasarelas? ¿Metal? ¿Rebotes?

- ¿Y en tierra por qué continuan con la misma técnica?

- ¿Y dentro del buque? 


Porque con la última pregunta alguno argumentará que dentro del buque hay metal en los 360º de la esfera del operador, cierto, muy cierto. 


Si como equipo debe elegirse un procedimiento, será siempre el que cubra la mayor parte de las situaciones de trabajo de la unidad. Y lo entrenarán hasta que lo dominen como si fuera algo instintivo e innato. No se entrena mil técnicas para todas y cada una de las posibles situaciones, ya que con estrés no sabrían cuál adoptar, y el equipo terminaría pagando el error. Además, todos deben trabajar en equipo con el mismo sistema y procedimiento, pretender otra cosa es un suicidio táctico. 


Otra cuestión muy distinta es tener que verse obligados, por el motivo que sea, a cambiar un procedimiento puntual, para lo cual deben estudiarlo y ensayarlo, por lo que obviamente les será imposible aplicarlo de forma tan rápida y precisa como el principal. 


Famosas o no, estas unidades se distinguen en saber cuándo deben hacer un esfuerzo y cambiar algo, ya sea puntual o permanentemente.


Pongamos un ejemplo sobre este punto. En este particular la mayoría saben que personalmente defiendo el empleo preferente del arma hacia abajo, pueden encontrarme  alguna que otra publicación en ese sentido, pero no habrán visto ni leído que desprecio o desautorizo el empleo del arma hacia arriba, es más, la utilizo, en espacios tubulares, autobuses y aviones, en algunos tipos de zonas industriales, por nombrar algunos lugares, en definitiva, me adapto, aunque eso implique bajar un poco mis revoluciones de trabajo. 


Si hablamos de arma corta con posiciones básicas y sus actualizaciones, como son  Isósceles, Weaver, Tactical, C.A.R., Sul, Sien, etc. … las uso todas, paso de unas a otras según el entorno, la distancia, el arma que porto, la que porta el adversario, el escenario, en una calle, en un pasillo estrecho, dentro de un automóvil, al volante o de acompañante, con chaleco pesado externo, con más o menos equipo, ligero interior o ninguno, si hay mucha, poca o ninguna luz... etc... etc... y etc...


Las situaciones como en botica, a elegir.


Y aún incluso en ese último caso que nombro en el párrafo anterior, con poca o ninguna luz, no empleo la linterna de una única forma, la puedo pegar al centro del pecho para llevarla luego a la mejilla, subirla por encima de la cabeza, llevarla a un lateral con el brazo extendido, para posteriormente cruzarla con el arma y colocarla paralela a la misma, volviendo luego a alguna de las anteriores por necesidad de asegurar lo que se requiere de una linterna, ver, iluminar lo que apunto, como y cuando sea necesario.


Es cierto que en nuestras cajas de herramientas virtuales, abarrotadas de datos, técnicas, procedimientos y sistemas, unos primaran sobre otros, unos serán los que se emplearán el 80 o 90% de los casos y otros muy circunstancialmente, pero ello es así porque en el entorno de trabajo profesional de cada uno esas serán las más correctas y útiles, las más eficaces y las que menos debilidades tienen. Ahora bien, pretender que esa técnica es la única, que sirve para todo lugar, entorno y situación es una apuesta muy arriesgada. 

Estudien y analicen su trabajo, sus características, situación, entorno, casos previos y posibles evoluciones de los mismos. Con todo ese análisis vayan a su caja de herramientas y saquen todo lo que lleva para reordenar y situar en la parte más accesible de la misma lo que les sea más útil y aplicable a su trabajo. No tiren nada, guarden el resto por orden decreciente de posibles usos, esto es probable pero no habitual, esto es poco probable, esto otro es improbable, y esto no deja de ser una curiosidad. Lo definan como lo definan ahí estarán si lo necesitan. Analicen y entrenen igualmente esas otras herramientas desde todos los aspectos que crean convenientes, hasta que logren pulirlas de tal forma que sean realmente herramientas útiles. Háganlo en el mismo porcentaje que han clasificado el índice de probabilidades, entrenando más lo habitual y menos, pero aun así de vez en cuando, lo improbable.


Tan solo pretendo darles una muestra, dicen que basta un botón para ello, sobre cómo debe contemplarse este mundo del adiestramiento, y si pueden ver todo lo que comento podrán opinar con precisión y equidad; comprendiendo  que no existe nada absoluto en el trabajo operativo o armado.  


El trabajo de una unidad especial no es igual en Madrid, con su legislación particular y sus niveles específicos de riesgo, que, por ejemplo, en Rio de Janeiro con su legislación y entorno específico de trabajo policial, pese a que ambas son unidades especiales de primer orden. Ahora comparemos el trabajo de un patrullero en ambas ciudades, ¿ya comienza a sonar extraña la comparación? ¿Y si metemos en esa comparación a un policía responsable del control de accesos del, también como ejemplo, Ministerio del Interior correspondiente a cada uno de los países citados?, quizá hasta estén sonriendo mientras leen estas líneas. Ni hablemos de comparar servicios de guardias de seguridad privada en ambas naciones, legislaciones aparte. Las armas pueden ser las mismas o similares, fundas, correas, equipaciones en general pueden ser iguales, incluso habrá procedimientos idénticos, pero cada situación es un mundo en si mismo, cada unidad tiene su personalidad generada por experiencias previas y particulares, y cada operador, policía y/o legítimo usuario son únicos. 


Cambiemos de entorno, pasemos a un entorno más bucólico, observen una competición de esquí, o mejor dos, una de eslalon y otra de descenso en nieve virgen. Ambos esquiadores usan las mismas o similares herramientas, al igual que con las armas en los trabajos del párrafo anterior, con pequeñas modificaciones para cada especialidad, pero los esquís básicamente son iguales en sus respectivas funciones. Pues bien, vemos que unos esquiadores se echan muy adelante, otros muy atrás, otros se quedan centrados; unos llevan las piernas muy pegadas, otros las abren un poco, y algunos trabajan con las piernas casi por separado; los hay que bracean mucho y los que parecen tener solo movilidad en las muñecas. Y lo curioso es que todos, estadísticamente hablando y en un nivel alto del podio, con sus diferentes formas de hacer y esquiar, vencen con diferencias infinitesimales.


Curiosa comparación... ¿no creen?


Cuídense y cuiden de los suyos.

1 comentario:

Lluís dijo...

Excelente post. Lo enlazo con los que ha publicado sobre autocontrol y autoconfianza como resultado de la práctica continuada y repetitiva.
Muchas grácias.

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