domingo, 12 de noviembre de 2023

Trabajo con armas en baja luminosidad… ¡Hágase la luz!

Trabajo con armas en baja luminosidad… ¡Hágase la luz!

Por Cecilio Andrade.

Un punto muy importante, que no debe olvidarse jamás, es que cuando se habla de condiciones de baja luminosidad no concierne únicamente a un horario nocturno, pudiendo encontrar dicha situación a lo largo de las 24 horas de cualquier día del año. Una casa con todas las persianas bajadas, un sótano, el hueco interno de las escaleras de un edificio, un aparcamiento subterráneo y/o cerrado, etc. Las situaciones de baja o nula luminosidad son casi infinitas, y por ello las preferidas por los potenciales adversarios ante los que deba actuar un profesional armado o un legítimo usuario en situación de defensa, propia o hacia terceros. 

Es importante no perder de vista que la función de cualquier posición de tiro es conseguir la estabilidad suficiente que permita lograr alcanzar un objetivo con eficacia, precisión y seguridad. El hecho de que que las condiciones de luz sean altas, bajas o nulas, no modifica en absoluto dicha función. Añadamos a ello que estadísticamente la probabilidad de tener un enfrentamiento en condiciones de baja luminosidad ronda, por regla general, el 65%, aunque en algunos entornos profesionales se acerca más al 80%. 

La preparación adecuada para trabajar con armas en condiciones de baja luminosidad implica adiestrarse en técnicas de empleo de linternas. Pretender que una única técnica con linterna cubre todos los posibles entornos es el error más común. La realidad es obvia y aplicable a todo trabajo con armas, la situación determinará qué técnica y herramienta es la más adecuada. Algo que, por cierto, es aplicable a todo tipo de entornos y situaciones de la vida personal y profesional. Volviendo a nuestro tema de hoy, simple y llanamente cada técnica de iluminación tiene sus ventajas así como, evidentemente, sus inconvenientes. Es necesario conocer y entrenar tanto las técnicas específicas de iluminación con armas, como los principios operativos que se aplican en condiciones de baja luminosidad. Conocimientos y técnicas que se aplican en todas las operaciones en las que incurran condiciones de esta baja luminosidad, por lo cual deben ser estudiadas y entrenadas tanto como sus técnicas específicas de trabajo con armas y operaciones armadas.

Repitiéndome, sin duda hasta aburrir, no existe sustituto para el entrenamiento, ni pastillas azules o rojas que lo acrecienten. En el contexto que nos ocupa, para trabajar con, en y para situaciones de baja/nula luminosidad no se necesita incluir siempre el fuego real. Para entrenar, estudiar, analizar y estructurar las diferentes técnicas de iluminación, de movimiento, de limpieza y registro de edificios, etc. es importante definir que se puede realizar el entrenamiento principal con armas sin munición, simuladas o sin arma alguna. 

Respecto a las herramientas, de todos los miles de tipos y modelos de linternas que existen actualmente en el mercado es difícil nombrar una como emblemática y ejemplo a recomendar. Cada fabricante, representante, vendedor y usuario defiende a capa y espada, por no decir a chaleco y pistola, su modelo y/o elección particular. En cualquier caso, a la hora de decidir que linterna portar y emplear, tras utilizar una gran colección de linternas a lo largo de los años, unas muy buenas, otras no tanto, y alguna que otra definible como verdadera basura cara, recomiendo fijarse en una serie de características, más que en marcas y/o modelos de moda. 

Una herramienta de iluminación debe ser: 
  • Suficientemente pequeña, ligera y cómoda para portarla siempre encima. 
  • Adaptada a la mano de cada usuario. 
  • Con el botón de encendido/apagado de fácil, rápida e intuitiva activación sin que interfiera en la utilización segura y precisa de las armas.
  • Una recomendación es que se pueda activar, desactivar y/o modificar funciones, usando el pulgar mientras se utiliza la linterna formando un puño firme y sólido 
  • Gran autonomía y bajo consumo. 
  • Intensidad de luz suficiente para deslumbrar y/o cegar temporalmente a una amenaza pero no a nosotros mismos. 
  • Resistente por si debe ser empleada a modo de defensa o herramienta de impacto, por ejemplo romper un vidrio, o contra un agresor extremadamente cercano. 
Se podría reseñar una lista mucho más extensa de características, pero las siete anteriores resumen con seguridad las más importantes, además de que, por cierto, estoy hablando solo de linternas de mano, sin entrar aún en linternas acopladas directamente en las armas cortas o largas, sobre las que quizá escribiré en un próximo trabajo. 

Algunos principios de trabajo… 


Continuando con armas, linternas y baja luminosidad, lo que para muchos es inventar la rueda, permítanme que empiece el presente apartado con una obviedad: 


“Hay que estudiar y analizar cuándo utilizar la linterna y cuándo no, cuándo avanzar y cuándo permanecer inmóvil”.


Y sí, lo sé, para la mayoría tan solo será una verdad de perogrullo que poco más que aporta que reinventar esa rueda que anticipé. 


Pero por más evidente verdad que sea no hace que su trabajo sea más estudiado, entrenado ni correctamente aplicado en el día a día del profesional armado y/o legítimo usuario. Y en este punto estoy completamente convencido que la mayoría me dirá que estoy muy equivocado. Pero ¿están completamente seguros de ello? 


Empecemos por considerar y contestar ciertas simples cuestiones que pueden ayudarnos a generar programas propios, profesionales y técnicos, de entrenamiento, crecimiento y mejora. Veamos algunas de esas preguntas básicas. 


- ¿Conocen los pros y contras de cada una de las técnicas de empleo combinado de linternas y armas? 

- ¿O solo conocen una? 

- ¿Quizás dos?

- ¿Analizan las condiciones de luz respecto a Uds? 

- ¿Y qué ocurre respecto al adversario?

- ¿Evitan situarse a contraluz y/o generar sombras delatoras?

- ¿Usan las zonas oscuras y de sombras buscando llevar a los agresores a las zonas iluminadas?

- ¿Cuánto usan la linterna? 

- ¿Lo mínimo imprescindible para la búsqueda? 

- ¿Lo máximo posible una vez localizada la amenaza? 

- ¿Cómo usan la linterna? 

- ¿Herramienta de confusión para los agresores?  

- ¿Modifican su forma de empleo? 

- ¿Ángulo? 

- ¿Duración? 

- ¿Ritmos

- ¿Clasifican y/o seleccionan la munición a emplear en base al fogonazo que produce?

- ¿Utilizan ropa con razón a la baja visibilidad? 

- ¿O a la moda táctica del momento?


La lista podría ser interminable, pero con el cuestionario anterior basta para empezar.


Es importante recordar que aunque la función primaria de la linterna es localizar e identificar amenazas, también se utilizará para facilitar la seguridad en los movimientos e incluso como medio de comunicación y información. En ese último punto, herramienta de información, permite señalar objetivos, zonas concretas, sectores, líneas de avance, de control o vigilancia, etc. 


Las linternas actuales pueden producir tanto reflejo que desde varias habitaciones de distancia un potencial agresor sabrá que hay alguien en la zona, uno de los factores por lo que es obligado cambiar la posición del origen de la luz para no establecer un patrón que puedan emplear en nuestra contra. Un procedimiento muy útil es desplazar la luz vertical y horizontalmente, cambiando de ángulo y altura respecto al cuerpo del propio operador. Esto, tan sencillo de comentar, se consigue sabiendo pasar de una técnica de iluminación a otra de manera fluida, lo cual no es tan simple en realidad, ya que requiere un entrenamiento y conocimiento esmerado de todas y cada una de las técnicas a utilizar.


Otro factor a modificar de forma aleatoria son los lapsos de tiempo en los que está encendida. Avanzar hacia una esquina con la linterna apagada, sin poder ver la ruta y el punto de llegada, en la mayoría de los casos significará casi un suicidio, pero, como todo en lo relativo a las tácticas de supervivencia y combate, existen situaciones en las que puede y debe considerarse aplicable como procedimiento.


Cuando se chequea una esquina o situados tras un parapeto, es obligado dirigir la linterna de forma que no se reciba el reflejo de la luz, para no auto-iluminarse e incluso auto-cegarse, lo que facilitaría la acción del agresor. Hay que tener siempre presente que cuanto más alejada esté la linterna de la cobertura empleada, mayor será el reflejo de la luz hacia uno mismo. Es por ello tan importante y fundamental la capacidad de pasar de una técnica a otra, adaptándose al entorno y situación de forma eficaz, segura y fluida.


Raras veces, desde el comienzo de una intervención, se presentarán al mismo tiempo linterna y pistola, siendo lo más usual tener primero la linterna en la mano, tras lo cual surgirá la necesidad de empuñar el arma. Obviamente lo primero es alinear de forma correcta la pistola con la agresión, para pasar de inmediato a las técnicas específicas de trabajo con linterna y arma que requiera la situación. 


Cuando se emplean linternas, la tendencia instintiva del ojo humano es sentirse atraído hacia el lugar que se ilumina, en lugar de centrarse en el punto de mira sobre el objetivo, como se entrena en las situaciones ordinarias de tiro con suficiente iluminación ambiental. Algo que además se agrava si la amenaza se mueve, ya que la Evolución ha hecho que los ojos humanos se sientan atraídos de forma instintiva por el movimiento. Dirijan siempre la linterna encendida hacia los ojos del agresor, lo cegara y distraerá, sin que por ello Uds. dejen de controlar lo que pueda hacer o portar en las manos, a la vez que su propio instinto alineará arma y foco de luz en la misma línea que el agresor.


Cuídense y cuiden de los suyos.

2 comentarios:

Juan Pablo dijo...

Un espectáculo, cuando habla de las escaleras siempre dejan el punto ciego cuando bajan es raro que lo iluminen. Un placer leerlo!!!

Anónimo dijo...

👏👏🙌.. FORMIDABLE ENSEÑANZA y SUMAMENTE PROFESIONAL COMO SIEMPRE.. MAESTRO CECILIO🙌🙌

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