domingo, 19 de mayo de 2024

Hoy “filosofadas tácticas” sobre instrucción…

 Hoy “filosofadas tácticas” sobre instrucción...

Por Cecilio Andrade.

... de esas que aburren y es mejor ignorar y no leer, así que ya saben. no sigan leyendo, el que avisa...

En el actual mundo “ciberconectado” no es fácil llamar la atención del mercado y despertar su interés, y en el campo “tactic-sexi-fashion” aun es más difícil. Lo que la semana pasada deslumbró hoy aburre, el listón de llamar la atención se eleva cada segundo. 

Existen estrategias publicitarias, tan conocidas por nuestros políticos, destinadas a atrapar el interés manipulando el sistema emocional, sin olvidar el antiquísimo método de contar con buenos argumentos, aparentes o reales. Argumentos que no solo se limitan a captar la atención, sino que también la mantienen.

¿Es distinto el “mundillo” de la instrucción con armas?

La atención tiende a centrarse en lo que importa y tiene sentido. El argumento que puede utilizar un instructor, como líder, debe imbuir con tal resonancia un determinado aspecto, que implique la necesidad de definir en qué concentrarse y dónde poner la energía. 

El liderazgo del instructor gira en torno a la necesidad de captar y dirigir eficazmente la atención colectiva. Y ello implica cuestiones como saber centrar, en primer lugar, su propia atención para atraer y dirigir luego la de los alumnos u oyentes, así como lograr mantenerla. 
El instructor-líder bien enfocado debe ser capaz de equilibrar su foco interno, dirigido hacia el ambiente y entorno del grupo, con el foco en los demás, los que aplicarán lo que enseñe, y el foco exterior, el de las realidades mayores que configuran el entorno en el que opera el grupo.

Al igual que ocurre en la práctica Zen, el reconocimiento de que nos hemos distraído es el primer paso para recuperar la concentración y el enfoque, individual y de grupo.

El campo de atención de un instructor, sus metas y objetivos, dirige, lo manifieste o no explícitamente, la atención de sus oyentes, que deciden dónde deben concentrarse en base a la percepción de lo que para el instructor tiene importancia. Esto deposita sobre la espalda de los instructores y líderes una carga importante de responsabilidad, porque no solo están enfocando su propia atención sino también la de los demás. Crea estrategia, que en este sentido representa la pauta deseada de atención que todo el grupo, cada uno a su modo, debe compartir. 

Una estrategia se basa en decisiones que contribuyen a discernir qué hay que ignorar y a qué hay que prestar atención. Cuando los instructores establecen una estrategia, están orientando hacia ella la atención de sus alumnos. 

El significado de la palabra estrategia originalmente se refería al “arte de liderar”, al ámbito de acción de los generales. La estrategia se centra en el modo de emplear los propios recursos, mientras que la táctica se ocupa del modo de luchar la batalla. En la actualidad, los instructores necesitan generar estrategias que tengan sentido en los entornos en los que imparten, una tarea propia del foco externo.

Una estrategia novedosa significa reorientar, con un nuevo enfoque, lo que hasta entonces había sido habitual. Pero, para dar con una estrategia radicalmente nueva, se necesita percibir una nueva posición que los adversarios no hayan comprendido, después de todo, sin duda alguna todo el mundo tiene acceso a las tácticas más efectivas, pero solo unos pocos las tienen en cuenta. Una cita clásica nos enseña que la estrategia efectiva “requiere creatividad e intuición”.

Cientos de “pseudoinstructores”, y en no pocos cassos "destructores", ofrecen sofisticadas técnicas, tácticas y estrategias, pero todos ellos enmudecen cuando se enfrentan a una única pregunta ¿de dónde proceden esas estrategias? 

Todos los “ingredientes” comentados están relacionados, respectivamente, con los focos interno y externo. Los mejores instructores poseen una conciencia sistémica que les ayuda a responder a las continuas preguntas de hacia dónde y cómo deben dirigir sus pasos. Su autocontrol y habilidades comunicativas combinan el foco en si mismo con el foco en los demás, para construir una inteligencia emocional que moviliza el ingenio necesario para llegar hasta el objetivo buscado. 

El instructor necesita contrastar su decisión estratégica con todo lo que sabe; para una vez tomada la decisión, ser capaz de transmitirla con pasión y habilidad, apelando a la empatía cognitiva y emocional. En ausencia de sabiduría estratégica esas habilidades personales fracasan.

Tan importante es decidir qué no hacer como decidir qué hacer, y por ello, al pensar de forma sistémica surgirán los valores, la visión, la misión, la estrategia, las metas, las tácticas, las técnicas, la evaluación y el bucle de retroalimentación que reactiva todo este proceso. 

Como dijo Arthur Schopenhauer:

 “El genio es el que acierta en una diana invisible para otros”.

Sobre técnicas y procedimientos operativos.

Algo que ya comenté en múltiples ensayos previos, incluida esta serie de artículos, es que de todas partes se pueden extraer perlas de conocimiento, aun de aquellos lugares en los que creemos no tener ni lo más mínimo en común. 

Uno de esos lugares, autor en este caso, es el italiano Pier Paolo Pasolini, escritor, poeta, guionista y director de cine. Sus creaciones son consideradas como obras de arte por muchos, que esté de acuerdo o no sobre ello es lo de menos en este caso, mi opinión en según que aspectos, este entre otros, deben valorarla en menos de un ardite, o sea, de escaso valor. Disculpen la pedantería. 

En su película, de guión propio, “Teorema”, pueden escuchar unas lineas que aplican a la perfección al mundo actual. 

“Hay que inventar nuevas técnicas que sean irreconocibles, 

que no se parezcan a ninguna operación precedente.

Para evitar así la puerilidad y el ridículo.

Hay que construirse un mundo propio, 

con el cual no haya comparaciones posibles.

Para el cual no existan medidas de juicio anteriores. 

Las medidas deben ser nuevas, como la técnica.

Ninguno debe entender que el autor no vale (...).

Ninguno debe pescarlo en falta (…).

Todo debe presentarse como perfecto, 

basado sobre reglas desconocidas y, 

por lo tanto, 

imposibles de juzgar”. 


¿Les suena de algo? Estoy total y completamente convencido que si, que les suena y les resuena, aunque, fíjense Uds. por donde, Miyamoto Musashi ya se quejaba de lo mismo en el Japón del siglo XVII. 

Esa costumbre tan extendida de convertirse en uno parente, tradúzcanlo como "padre único" desde el latín, de técnicas novísimas, únicas y personales, creadas en base a experiencias también novísimas, únicas y personales, si hay verdaderas experiencias, claro, y que se atienen a reglas tan novísimas, únicas y personales como todo lo anterior. 

¿Sigo? 

No creo que sea necesario, con seguridad me acusarían de falta de respeto, algo con lo que no estoy muy dispuesto a confraternizar. 

Necesitamos la técnica, para todo, lo cual no implica que esa técnica, esas técnicas, las que sean del campo que gusten, resulten inamovibles e inmutables. 

Muy al contrario deben estar en continua adaptación y evolución, buscando rendir con el máximo de eficacia en cualquier circunstancia, situación y entorno. 

No se confundan, no pretendo decir que no se reconozca la adaptación de ideas a lo tiempos y circunstancias que nos toquen vivir, muy al contrario, admiro a quien es capaz de perfeccionar la rueda para adaptarla a otras circunstancias y situaciones distintas a las originales. Lo que desprecio es la falta de respeto a las raíces y la egolatría de querer escribir en piedra unas técnicas en base a aplicaciones únicas y asignarse paternidades cuando menos dudosas. 

Con dos brazos, dos piernas, un tronco y una cabeza rellena de más o menos 1300 gr. de gelatina gris, la calidad de la misma ya es otro asunto, desde hace por lo menos 6 millones de años las variaciones técnicas de combate del antropoide sin pelo, el auto nominado Homo Sapiens al que me he tomado la libertad de rebautizarlo como Glaber Simiae, no da para tantas alteraciones e invenciones fuera de las meras  herramientas que emplea.

El experto en productividad David Allen no se refería a la Teoría de la Evolución ni a la hoy políticamente incorrecta aplicación de la violencia justificada, legal y éticamente, si lo hacía sobre eficiencia e importancia de la técnica cuando escribió:

“El juego del trabajo y los negocios de la vida en realidad son lo mismo si los reducimos a los principios, los comportamientos y las técnicas que eliminan las distracciones y fomentan un enfoque beneficioso“. 

Después de todo para eso es la técnica, eliminar distracciones y enfocarse, ya sea para vender un nuevo modelo de tanga masculino, o para aprender a emplear una linterna en combate, que era sobre lo que pensaba escribir hoy, fíjense Uds.

Añadan a ello el instinto de supervivencia innato en sus genes y obtienen algo que se parece mucho a  lo que comentó el ultramaratoniano Scott Jurek en su libro “Correr, comer, vivir”: 

“Al combinar el instinto con la técnica, buscaba esa pequeña zona donde me podía exigir al máximo sin hacerme daño y desentrañar los sistemas de mi cuerpo.  
Acceder y permanecer en esa pequeña zona es la clave del éxito.” 

Éxito que en nuestro negocio políticamente incorrecto, insisto en ello, del profesional armado, es ni más ni menos que sobrevivir y salvar vidas. 

Pero bueno, a lo mejor debí reducir las casi de 900 palabras de este, pedante, acusador y aburrido apartado del artículo, a la simple y sencilla frase de un filósofo y ensayista tan hispano como D. José Ortega y Gasset

“La técnica es el esfuerzo para ahorrar esfuerzo”. 

Si... sin duda debí empezar y terminar por ahí. Pedante de mi, quería hablar de técnicas y procedimientos operativos, acabé, decepcionado, escribiendo de paternidades, gelatinas, monos sin pelo y otras lindezas… me hago viejo.

A ver si puedo recuperar algo de interés en el tercio final de este artículo.

Vivir con Principios… Valores… Coraje… Honor… 

"¿De qué habla Cecilio? ¿Se le ha ido la cabeza? No empieza muy bien esta parte."

Espero que se den cuenta porque me ha tocado escribir este artículo pseudo filosófico-táctico a modo de panegírico, en su definición de la RAE como elogio enfático de algo o de alguien... espero haber sabido finalmente transmitir algo.

¿Principios?


La definición más aceptada de Principios, y sí, con mayúscula, es: 


Conjunto de creencias y normas, que orientan y regulan la vida. 

Son el soporte de la visión, la misión, la estrategia y los objetivos. 

Principios que se manifiestan y se hacen realidad en la cultura, 

la forma de ser, pensar y conducirse”. 


Parafraseando a mi hija que de pequeña me lo decía, sin usar palabras “farmacéuticas”, es todo aquello que nos dice que está bien y mal en nuestro actuar en la vida que nos tocó vivir y en la que decidimos permanecer. Teniendo muy claro que si alguien atenta contra esos Principios toca defenderlos, porque, no lo olviden, son los cimientos de todos. 


Los Principios no son solo de militares, policías, personal entrenado, gente trasnochada... no,  son de todos y cada uno de nosotros como ciudadanos de una sociedad


Sociedad mejor o peor, imperfecta siempre como todo lo humano, pero nuestra. Sociedad que hemos hecho crecer con la sangre y el dolor de miles de años y millones de seres. 


Con sufrimientos de parto lento y doloroso. Donde millones han muerto y se han sacrificado, voluntaria o involuntariamente, para  que ahora tengamos una forma de vida civilizada y más segura. 


Sabiendo que si cada uno de nosotros no defiende cada milímetro de esos Principios, es un milímetro menos para el futuro. 


Y un futuro sin Principios no existe, no se equivoquen.


¿Valores?


Valores viene del latín, “valere”, “ser fuerte”, aludiendo a todos aquellos Principios que permiten a los seres humanos, mediante su comportamiento, realizarse como mejores personas. 


Son cualidades y creencias que vienen anexadas a las características de cada individuo, ayudándole a comportarse de una forma determinada. 


Los Valores posibilitan definir prioridades; ayudan a encaminar la vida del ser humano a su autorrealización; son creencias que permiten elegir entre una situación u otra. 


Donde los Valores corresponden a las acciones o comportamientos correctos o incorrectos, permitiendo diferenciar el bien del mal, de lo que se debe y lo que no, lo justo de lo injusto; pudiendo decir que los Valores involucran sentimientos y emociones, como por ejemplo cuando enaltecemos el amor y aborrecemos el odio, cuando estamos de acuerdo con la paz y no con la guerra, cuando valoramos la libertad contra la esclavitud.


Cada individuo debe identificar sus Valores, dándose cuenta de lo que realmente es importante en su vida. 


Para mantener Principios y Valores se necesitan actitudes y conductas, ya que es la forma en la que se actúa en un momento determinado lo que define que  creemos, sentimos y valoramos. 


Los Valores son valiosos por lo que son, es decir, por lo que pueden llegar a significar o representar, y no por lo que se opine de ellos. 


Entre los Valores más comunes tenemos: responsabilidad, respeto, audacia, compromiso, compasión, consistencia, competitividad, cortesía, creatividad, confianza, disciplina, justicia, bondad, lealtad, apoyo, gratitud, por seleccionar entre muchísimos otros que cada uno de Uds. puede y debe añadir.


¿Coraje?


Otra sencilla palabra, Coraje, con dos significados aparentemente antagónicos para muchos, y que para mi, y espero que también para muchos de Uds., en realidad son complementarios. 


Su primer significado es valor, decisión y apasionamiento con el que se acomete una acción, especialmente cuando se afronta un peligro o una dificultad. 


El segundo es la rabia, enfado o disgusto, que causa no haber podido evitar una situación o suceso adverso. 


Es una palabra curiosa, ya que es préstamo del francés del siglo XIV, “courage”, que significa valentía; a su vez derivado del latín “cor”, corazón


Etimológicamente las dos acepciones del sustantivo pertenecen a la familia de corazón, respecto a los sentimientos. Y si a cualquier ser vivo se le detiene el corazón, ¿qué ocurre? Así es, se muere. 


Pero vayamos más lejos... ¿Qué le ocurre a una persona y sociedad sin Coraje para defender sus Principios y Valores? ¿Para defenderse como individuos? Sin Coraje, y etimológicamente hablamos de corazón no lo olviden, perecen, biológica y éticamente. 


¿No me creen? 


Quizá podrían preguntar a los romanos del siglo V, a los aztecas del XVI, o persas, China Imperial, España Imperial, Sacro Imperio Románico Germánico… ¿sigo? 


Por cierto, la palabra coraza, tiene el mismo origen etimológico. Curioso, ¿no creen?


¿Honor?


Y finalmente Honor, esta si se considera hasta despreciable y trasnochada a día de hoy. Siendo tan banales que confundimos Honor con simple reputación, y esta con fama y notoriedad. 


Cuando es la cualidad moral que impulsa a una persona a actuar rectamente, cumpliendo su Deber con Coraje, de acuerdo con sus Principios y ValoresEs el respeto y buena opinión que se tiene de las cualidades morales y de la dignidad de una persona. 


Honor viene del latín “honos”, “honoris”, describiendo cualidades como rectitud, decencia, dignidad, gracia, fama, respeto, etc. que deben tener las personas. De ahí surgen también las palabras honesto, honrado, honradez, honra, honorable, etc. 


Por cierto.. respecto al concepto "deben tener", no es lo mismo que "tienen” … ¿verdad?

La Hoja de Ruta final.


Todas las cualidades morales descritas son las que deben marcar la hoja de ruta en la vida, siendo la brújula de esa ruta la propia conciencia. Y sí, lo sé, en las sociedades actuales conciencia propia hay poca y cada vez menos, lo sé, no me lo recuerden.


Procuraré regresar a escribir de cosas más mundanas, sobre pegar tiros y demás.


No disculpen mi salida de tono en este articulo... hay días que toca... y cuando toca... toca ...


Cuídense y cuiden de los suyos.

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