domingo, 2 de junio de 2024

Aprendizaje, capacidad, motivación y responsabilidad, las cuatro patas del banco del instructor... en cualquier campo.

Aprendizaje, capacidad, motivación y responsabilidad, las cuatro patas del banco del instructor... en cualquier campo.

Por Cecilio Andrade.


Pretender que todo el mundo debe luchar de una forma única, autorizada, uniforme y homologada, es cuando menos …estúpido. 


"¿¿¿CÓMO SE ATREVE??? 

Obviamente solo existe una forma correcta… 

... que obviamente es la MÍA, 

la que YO utilizo, 

la que YO enseño… 

...la MÍA… 

...la única… 

...OBVIAMENTE... 

"caballero"". 


Sin pretender entrar en discusiones bizantinas, lo cierto es que existen infinidad de factores, internos y externos al operador, que influirán en toda actuación. Igualmente, en referencia a las obviedades del párrafo en cursiva, no hay dos situaciones iguales, ni jamás dos personas reaccionarán igual, ni siquiera la misma persona en una situación idéntica lo hará exactamente igual, de forma parecida sí, pero nunca igual, ya que después de todo, de una forma u otra, algo habrá aprendido de una situación a la siguiente… ¿o no?


Cantear, por ejemplo y tras lo publicado en artículos previos, es uno de esos factores a tener en cuenta, no es obligado, ni recomendable la mayor parte de las ocasiones, después de todo se pierde la calidad del uso de las miras, se pierde precisión en mayor o menor medida, pero pese a todo ello ocurre y se necesita saber emplearla con la mayor efectividad posible. El operador la realizará, la buscará incluso de forma natural en situaciones límite. Obviar el canteo y/o considerarlo un error a corregir y evitar a toda costa puede ser el verdadero y más grave error.


Todo organismo tiene las herramientas para sobrevivir y adaptarse, ignorarlas es ignorar la evolución natural que ha traído a nuestra especie, a través de un océano de tiempo de millones de años, hasta donde actualmente estamos.


La adaptación pasa por reconocer las capacidades y características propias y personales, tanto las innatas como las que es posible controlar y entrenar, para luego poner ese conocimiento en la ruta que permita sacar el mejor resultado posible ante las circunstancias externas que no dependen ya de uno mismo, por más adversas que estas sean. 


Recuerden, con estrés, y en un combate siempre hay estrés, que nadie se engañe, no hay tiempo para pensar, y mucho menos para aprender a utilizar algo que se obvió y descartó en la calma de los obligados entrenamientos previos. 


Eestrés nunca permite la realización de técnicas ni coreografías muy floreadas y por ende muy complicadas, después de todo lo primero que se degrada es la tan cacareada y mal comprendida psicomotricidad fina y avanzada, lo que hace que la realización de técnicas precisas y complicadas, el encadenamiento de movimientos y la coordinación ojo-mano-pies se convierta en algo mucho más allá de un simple "muy complicado". Acabando la mayoría de las veces como algo imposible si jamás se ha realizado correctamente, o solo se ha entrenado con la imaginación desde la barra de un bar con una cerveza en la mano, o algo más fuerte… … …


Albert Einstein dijo:


 “Todo debe ser lo más simple posible, pero no más simple”.


Es por ello que debemos reconocer que pretender hacer muchas cosas a la vez ya es difícil en las condiciones de tranquilidad de un polígono de tiro, de un gimnasio o incluso de un Dojo tradicional, pero el factor de enfrentar un malo, recuerden que nosotros somos los buenos, además incluye varios factores intrínsecos a todo ataque. 


A saber:

  • Sorpresa, que nos hace ir siempre un punto por detrás de la acción del malo.
  • Al ir ese punto por detrás se generará querer acelerar aun más todos los movimientos.
  • El estrés, el miedo, esa misma sorpresa, que unificados o por separado provocan reacciones fisiológicas generadoras de que todos los movimientos se vuelvan menos exactos, precisos y seguros.
  • Y todo lo anterior que a su vez generará mayor estrés aún, ya que se reconoce a nivel subconsciente que no se está realizando correctamente lo que se pretendía. 
    • Se puede engañar a los demás, un tiempo quizás, pero jamás al propio subconsciente, y muchos menos en plena lucha por sobrevivir… no se equivoquen en este aspecto.

Todo lo cual acaba creando un círculo vicioso, donde las soluciones únicas… ¿mágicas?… no existen, y donde lo más cercano a una “solución” pasa por:

  • Intentar entrenar previamente situaciones de la forma más parecida que nos sea  posible a la realidad.
  • Minimizar la cantidad de movimientos.
  • Que estos mínimos movimientos sean instintivos, tanto del tipo innato como adquirido.
  • No pensar, actuar, “una mala técnica a tiempo es mejor que una estupenda un segundos más tarde”. 
  • Técnicas que deben haber sido aprendidas y practicadas mucho antes.

Pero además hay otro pequeño y sutil detalle a considerar de forma sine qua non:


La propia vida y las de las personas a proteger, 

familia, amigos, compañeros, VIP, etc. 

no son lo primero, 

son lo ÚNICO.


Eso significa que la mente debe actuar perfectamente enfocada, sin trabas internas y en base a una única premisa:


SI ME ATACAS… CAES.

Aprendizaje, capacitación y responsabilidad.

Respecto a la última palabra del título de este apartado, responsabilidad, siempre en el contexto de este artículo y del trio de palabras del subtítulo,  lo cierto es que siempre pasa lo mismo, acabamos por buscar excusas, volvernos escatológicos y volcar toda la culpa en el gato… … jamás es nuestra… obviamente no lo puede ser… 


Respecto a muchos de los conceptos, ideas, criterios, procedimientos, etc. que ya he comentado en infinidad de publicaciones, notas cortas y artículos, amén de seminarios, clases y conferencias varias, donde siempre dejo caer pensamientos sobre si la responsabilidad es de uno o de otros, solo diré una cosa, sencilla y a saber:


Piensen que de ello depende su vida y la de terceros


Con esta frase, o con el concepto de la misma, concluyo, más o menos acertadamente, la mayor parte de mis comentarios. 


Por desgracia la experiencia me ha mostrado y enseñado que esta frasecita se queda muy pero que muy corta. Si solo fuera la vida del agente, bueno, pues sinceramente allá el mismo, pero esto no es así y ni siquiera es éticamente tan simple, la vida de muchas terceras personas dependen de ello. 


Todo profesional armado, policía, militar, oficial de protección, etc. amén de salvaguardar su propia vida, debe poseer las habilidades y capacidades de proteger la vida e integridad de sus compañeros y, por supuesto, de los ciudadanos, ya que en definitivas cuentas, para eso nos pagan, para salvaguardar vidas. 


No es solo la propia vida la que se pone en juego con una negligencia en la preparación, es la de los compañeros, la de los civiles y, por qué no, la de algunos malos, ya que, siendo sinceros y honestos, no todos merecen la muerte, y mucho menos por una incapacidad, cuando no directamente Incompetencia Consciente o Inconsciente, por nuestra parte. 


Tenemos responsabilidades ineludibles para con otros. 


Y entonces ¿a quién hacemos responsable? ¿a la administración? ¿al profesional? 


En realidad da igual, no importa ni a quien o al que.. Existe el hecho y debe remediarse de alguna forma. Quizá es todo un 50% de responsabilidad compartida. O un 80% para la administración por no facilitar esa preparación, y un 20% del agente por desentenderse. O quizá el porcentaje debe invertirse… sin duda demasiados quizás.


El segundo punto que me lanzan siempre que imparto cualquier tipo de clase o seminario, es lo de dobles turnos, patrullas agotadoras, problemas personales y familiares, deudas, facturas, equipos inadecuados o inexistentes, etc., etc. y muchos etcéteras más. Todo lo cual seguro que les suena a muy conocido, trillado y vivido ¿verdad? Yo mismo muchas veces he estado, y a veces aún lo estoy, tentado de tirar la toalla, pero ¿saben qué? ganarían todos aquellos que quieren que solo haya borregos en las unidades, carne de cañón y de presidio por fallos de instrucción.


Ante todos los problemas que suelen plantearme, y que todos podemos sufrir de una u otra forma, suelo contestar RR, rudo y radical, “búsquese otro trabajo que no sea tan exigente”. 


Después de una grosería profesional de esta envergadura podría suplicar indulgencia por ello y pedir disculpas, pero nunca lo hago, ni lo haré. Y volviendo a mi grosera contestación piensen y añadan que ese otro trabajo, por otra parte, suele estar mejor pagado y hasta mejor visto en muchas sociedades. 


Un profesional cualquiera de tipo medio puede perfectamente doblar el sueldo de un policía, y triplicar, o más, el de un militar de tropa, y sin más responsabilidad que el horario aparente que debe respetar, ya que de lo demás se encarga su supervisor, jefa o director. 


Y en este punto si pido disculpas, no menosprecio el trabajo de ningún profesional de cualquier campo, muy al contrario, realizan una labor importantísima en el crecimiento de la calidad de vida de cualquier sociedad. 


El problema no es de ellos, es de aquellos, ya sean ciudadanos o políticos, que no valoran el esfuerzo y sacrificio de esos otros profesionales que ponen su vida en la senda y misión de proteger y servir. No trato de desvestir un santo para vestir a otro, trato de buscar coherencia, porque lo mismo aplica para muchos otros profesionales, lease de la medicina, de la enseñanza a todo nivel, etc, etc y de nuevo muchos etcéteras más.


Si su trabajo le parece muy exigente para buscar y/o poner los medios y el esfuerzo de hacerlo bien, de salvar vidas, la suya para no dejar a su familia desamparada, la de sus compañeros, o la de los ciudadanos que ha jurado defender y proteger, incluso de la incompetencia y negligencia de Ud. mismo si es mínimamente coherente, dedíquese a otra cosa. 


Hay dos frases muy en boca de muchos de mis mejores compañeros y compañeras por todo el globo, “para esto nos pagan”, y “si fuera fácil lo haría cualquiera”. Y así es, ni mas ni menos, “para esto nos pagan”, y “si fuera fácil lo haría cualquiera”… empezando por los políticos a la hora de tomar determinadas actitudes cara al tendido.


Otra cuestión, para terminar esta escatológica cuestión, es que en el ámbito de casi cualquier profesión que puedan imaginar, el 75% de las habilidades, capacidades y experiencias se generan y mantienen con tan solo dedicar de 10 a 15 minutos diarios. Ahora piensen que ocurriría si amplían unos minutos más esa dedicación diaria… imagínenlo… y piensen que tan poco se necesita.


Claro que el sillón, el futbol, la cerveza y el encefalograma plano es muy tentador. 


Hay otra frase más en mi arsenal, y esta si es bien grosera:


 “Las excusas son como los culos, todos tenemos uno, y a todos nos huele mal”. 


No me disculpen... por favor.


Permítanme en cambio una breve reseña a modo de ejemplo del trabajo análisis que todo profesional armado debe realizar de cualquier técnica y/o procedimiento, en este caso con un sistema que siempre crea discusiones extremas, me refiero al Center Axis Relock, C.A.R. System, el Arte Marcial de Paul Castle. 


Center Axis Relock System una muy breve visión. 


Haré un mínima y muy escueta referencia al Sistema C.A.R. en forma de análisis breve que busca aclarar, recordar y/o resumir conceptos muchísimo más amplios y que requieren en muchos casos enciclopedias enteras para desarrollar en detalle. Partiendo de ahí, mi análisis es más que obvio que no busca ser enciclopédico, si no recordatorio para que Uds., sufridos lectores, investiguen y trabajen en desarrollar lo aquí comento de forma muy extractada. Ahora pasemos al asunto.


El Sistema C.A.R. fue desarrollado por el, en su momento, policía británico Paul Castle (ϯ 14/09/2011) a lo largo de 3 lustros. Me atrevo a considerar este sistema como un Arte Marcial, dentro del concepto definido por estas dos palabras, ya que además de pretender ser adaptativo a la mayoría de las situaciones de combate, como las Artes Marciales Tradicionales, utiliza los mismos principios de estabilidad, exposición corporal de costado y posiciones de combate específicas, según el entorno y las distancias al objetivo.


Los que sigan mis trabajos académicos y procedimientos, ya conocen la importancia que le doy a un entrenamiento realista acorde con las reacciones neurofisiológicas que nos encontraremos ante una situación operativa. Pues bien, este sistema busca favorecer una reacción efectiva ante una situación sorpresiva y altamente estresante, mientras también busca facilitar a la vez el uso eficaz de las armas o técnicas para defenderse y/o actuar. 


Busca aplicar posiciones naturales, dentro de lo poco natural que puede ser disparar un arma de fuego, y que personalmente prefiero definir como posiciones basadas en actos reflejos


Utiliza posiciones corporales perfectamente conocidas por todos los guerreros de cualquier milenio, lo que permite trabajar con las habilidades motoras gruesas, sabiendo que las habilidades motoras finas son las primeras en desaparecer ante el estrés de supervivencia


Sobre el tema del estrés dentro del combate y su entrenamiento previo, ya saben lo que recalco esta relación en mis trabajos y seminarios.


Como cualquier practicante de Artes Marciales Tradicionales o Modernas sabe, en las posiciones de combate se enfatiza la propiocepción respecto a la relación espacial del movimiento corporal propio con la distancia de combate y la visión. El sistema C.A.R. así lo hace también, logrando un estilo de trabajo relativamente eficaz y versátil, pensado para entornos extremadamente hostiles y estresantes.


Personalmente destaco más la filosofía de trabajo del sistema C.A.R. que sus técnicas específicas, ya que estas no son innovadoras ni únicas. El sistema busca adaptarse al usuario y a las situaciones, intentando simplificar y facilitar las reacciones más seguras y efectivas. 


En resumidas cuentas, Paul Castle buscó un método de trabajo que uniera todo lo anterior de una forma coherente y sencilla, tanto de aprender como de mantener lo aprendido. Y para ser sincero, aunque no de forma perfecta, realmente lo logró. 


Ahora bien, pretender que un sistema, el que sea, por más completo que resulte o parezca, cubra todos los aspectos posibles de forma absoluta, es un gran error. Pretender que es la panacea así como un sistema único y sin relación ni simetría con otros procedimientos, es algo, cuando menos, exagerado. Mr. Castle reunió muchos procedimientos y conceptos en un sistema unificado destacable, pero no es la panacea que todo lo soluciona. 


Como en todo lo humano, el integrismo excluyente y el fanatismo táctico e instructivo, que maximiza un sistema ridiculizando a otros, es un error de consecuencias, en muchos casos, fatales. 


En la antigüedad, ya fueran caballeros andantes occidentales o samuráis nipones, los grandes guerreros viajaban durante años visitando a muchos maestros para aprender procedimientos y técnicas de distintas escuelas con filosofías diferentes, es el Musha Shugyō (entrenamiento del guerrero) que en japonés designa dicha práctica de viajar o peregrinar para aprenderBuscando, al final de ese periplo, sacar un conjunto uniforme utilizable, que en muchos casos han llegado hasta nuestros días como lo que denominamos Artes Marciales Tradicionales.


La filosofía creada por el Maestro Paul Castle es elogiable y aplicable en su conjunto. Pero quizás no todos sus sucesores y herederos han sabido tomar y asumir consecuentemente el concepto base original de adaptación y flexibilidad. Como en toda obra humana el error está más en el ser humano que en la obra.


Este Sistema es una magnífica filosofía de trabajo, independientemente que sirva plenamente o no en todos los contextos que gustaría. En mi caso, por ejemplo, aplico, combinados con otras muchas técnicas, varios procedimientos y TIP´s que pueden considerarse dentro de este sistema, a pesar de emplearlos desde mucho antes de conocer el Sistema C.A.R. Combinaciones que conforman mi propio sistema, el cual, estoy seguro, adolece de mucho más que algún que otro hándicap... ya saben, no existe nada perfecto, absoluto ni total.


Sean alumnos, operadores, instructores o maestros, miren el concepto y no el espectáculo. Entrenen, estudien, analicen, prueben y vuelvan a analizar usando siempre el sexto y menos común de los sentidos, ya saben de cuál hablo, de ese mismo, el de siempre, el sentido común


Cuídense y cuiden de los suyos.



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