domingo, 31 de agosto de 2025

Force on Force... ¿Una eficaz forma de instruir? ¿O una moda divertida?

Force on Force... ¿Una eficaz forma de instruir? ¿O una moda divertida?

Por Cecilio Andrade.

"La vida es aprendizaje,

cuando dejes de aprender, 

mueres."

Tom Clancy.


Hoy escribo gracias a una “joyita” que he recibido vía Redes (In)Sociales a consecuencia de uno de mis últimos artículos, recortaré un poquito el texto intentando dejar el meollo del asunto.


“(…) Todos los bailecitos, movimientos, giros, y demás malabarismos que se pretendan enseñar no sirven una m(…). 

(…) Lo único que importa es darle primero, rápido y con precisión. Lo único que un tirador debe aprender es a disparar con precisión, y para eso lo único que vale es disparar, disparar y disparar. (…) 

(…) Entrenamiento en seco, en vacío, force on force, y todas esa chorradas solo sirven para que personajillos, con ansias de protagonismo como instructores, cobren por nada. (…) 

(…) ¿De que sirven todas esas tonterías si no son capaces de darle al enemigo? (…) 

(…) Un instructor debe enseñar a disparar y a acertar, punto. Lo demás es engañar (…)”.


Con toda seguridad no es nada nuevo para la mayoría, este comentario y otros varios son de uso cotidiano en muchas barras de bar. 

La mayoría son realizadas por personas como el emisor de este comentario, gran tirador deportivo (pese a que no le he visto ganar ningún campeonato relevante), mejor tirador táctico (pese a que tampoco es un profesional armado ni ha tenido enfrentamiento alguno), uniformidad con camisetas de “mega-SEAL” ajustadas a un parde tallas menos, chaquetas estilo 5.11, Blackhawk o similar, llenas, eso si, de parches con velcro de toda índole…. Etc.

¿Les suena? 

Seguro que si.

Para que nadie se ofenda más de la cuenta informo que tengo, y uso, chaquetas de esas marcas, así como un arcón lleno de parches con velcro (algunos sin el) esperando disponga del tiempo necesario para ponerlos en un segundo gran cuadro al lado del que ya está colgado... y lleno de recuerdos.

Por si acaso solvento esas dudas existenciales.

Y ahora, una vez justificado, pasemos a parafrasear al carnicero de mi barrio, vayamos por partes.

Lo cierto es que en verdad debemos entrenar y enseñar para acertar, esa es una verdad indiscutible e inapelable, no puedo darle más que toda la razón. 

Ahora bien, su cadena de razonamientos basada en los quién, qué, porqué, para qué, cómo, cuanto, cuándo y dónde, no coincide exactamente con la mía . 

Buscar el primer impacto a costa de permitir que él/los agresor o agresores impacten en nosotros implica un empate a todos los efectos. 

Y ahí  viene mi pregunta... 


¿Buscamos un empate cuando el único premio posible es la supervivencia?


Piénsenlo, pero con calma y un café... o tila si lo prefieren.


Malos versus nosotros, no hay empates.

La experiencia demuestra que los malos tienen los mismos efectos fisiológicos que los buenos,  generan el mismo efecto túnel, sufren el mismo ciclo OODA, pero cuentan con una ventaja, ellos son normalmente los primeros en actuar, obligándonos a reaccionar, y por tanto, a ir con retraso.

Es ahí donde la filosofía de acertar a toda costa no me sirve, sobre todo si eso implica inmovilizarme ante un ataque por sorpresa para lograr esa precisión. 

Debemos aprovechar, provocar y ampliar esos efectos fisiológicos, el efecto túnel y OODA de los agresores saliendo de la zona de ataque, logrando permanecer indemnes para poder responder. 

Si a la vez logramos desenfundar, alinear el arma, disparar e impactar con precisión, el efecto resultante es obviamente el correcto. Pero para ello debemos entrenar esa secuencia, y es ahí donde entramos en la importancia de esas “chorradas”, como las denomina el amable mensaje que da pie a este trabajo.

Disparando a cartones es evidente que los mejores resultados se logran con depuradas e inmóviles técnicas. Ahora bien, si ese “cartón” tuviera la posibilidad de sorprendernos, moverse y disparar, o atacarnos de alguna forma...

... ¿sería igual de factible nuestro disparo tan ultrapreciso e inmóvil? 

Con seguridad, es muy probable que si sea factible, pero a cambio de recibir los impactos del agresor, o, lo más probable, de los agresores, porque no olvidemos que normalmente los problemas, estos sobre todo, no vienen de uno en uno.

Con el cambio de escena anterior... 

... ¿seguimos hablando de “chorradas”? 

¿O hablamos de formas de entrenar escenarios en las peores condiciones posibles, sin dispararnos unos a otros de verdad? 

Una vez más analícenlo con calma.

En un enfrentamiento real no hay empates, no se gana por puntos, o se neutraliza la agresión o no se logra, simple y llanamente. 

En un combate real no hay tiempo para posiciones de tiro perfectas y de manual, raramente se llega a visualizar  de forma consciente las miras, incluso el tan extendido doble tap puede ser contraproducente en muchas situaciones. 

Entonces... ¿nada vale? 

Todo lo contrario, todo vale, pero en su justa perspectiva, lugar y momento... o o que es lo mismo, en su contexto.

Todas las técnicas deben estudiarse, practicarse y analizarse. Y todas ellas, tras las fases anteriores, deben ponerse en la palestra de demostrar su eficacia en ejercicios que impliquen acción, reacción, prisas, estrés, errores, situaciones extremas, etc.

Obviamente no es buena práctica dispararse con munición real entre compañeros para demostrar quien tiene la razón. Lo que me lleva a preguntar si conocen Ud´s alguna forma de sincronizar todas las acciones aprendidas, tiro, movilidad, reacción, manipulaciones de las armas, y el largo etcétera que todos sabemos. 

Mi experiencia me ha demostrado que con lecciones bien aplicadas y gestionadas de Fuerza contra Fuerza (e.a. FonF) la mayor parte de las cuestiones suelen quedar perfectamente definidas. 

Los cambios de expresión en los alumnos tras los primeros ejercicios suelen ser muy explícitos, del tipo “vaya, nunca pensé en esto”.


FonF, gestión y homogenización.

Los entrenamientos de FonF muestran algo muy simple de la forma más realista posible, a saber, a lo que una persona tendrá que enfrentarse en una lucha real sin estar batallando realmente por su vida. Ni disparándose o apuñalándose de verdad entre compañeros, insisto. 

El dinamismo que implica este entorno de entrenamiento, seguro y controlado, da a los alumnos las pautas y capacidades para analizar sus acciones en una situación real.

Pero atención, nada, por mucho realismo con el que creamos entrenar, se acerca a la realidad de la lucha por la propia supervivencia. Unicamente podemos acercarnos a generar reacciones lo más próximas posibles, y con ellas analizar, estudiar y gestionar mejoras que podamos repetir de forma consistente una y otra vez en cualquier circunstancia. 

Ahí está el verdadero secreto del entrenamiento de FonF, análisis, estudio y gestión de nosotros mismos, de nuestras capacidades, reacciones y técnicas, para lograr un conjunto homogéneo de todo ello.

Si se consigue realizar todo esto de forma correcta debemos tener otra cosa muy clara, eso no nos convertirá en 100% eficaces. La cantidad de imponderables y detalles que intervienen en un combate real por la supervivencia hacen que asegurar ese 100% vital es una utopía. Pero si nos acercará más a la sincronización de esas habilidades y capacidades que nos permitan tener un gran porcentaje de probabilidades a nuestro favor.

FonF no es otro nuevo estilo o escuela de trabajo con armas, ni mucho menos, es un método muy antiguo para aglutinar y analizar, ni más ni menos. 

Nos da un laboratorio donde recopilar información para luego estudiar y razonar. 

Nos permite crear experimentos que consientan sacar lecciones y conclusiones para generar a su vez nuevos experimentos y ejercicios, que a su vez darán más lecciones y conclusiones, y seguirán ampliando el círculo.

Es una rueda de nunca acabar, he ahí el verdadero punto fuerte de este método de entrenamiento, que no tiene límites, entornos ni contextos específicos de aplicación. 


Sin este sistema, tendremos algo así como una magnífica silla con las patas a diferente altura, aparentemente funciona, y ahí está, pero ni es cómoda, ni es eficaz, a veces ni siquiera será útil, pero lo peor es que en muchos casos puede ser esa silla desequilibrada la que nos haga caer.

Insisto, no me hagan caso sin más, solo indaguen, estudien, profundicen, piensen, investiguen y analicen, esa es lo único que quisiera transmitirles con mis palabras.


¿Por y para qué? Con lo bien que está la zona de confort.

Imaginen una clase de tiro, el instructor es un gran experto, reconocido y, sobre todo, multi-acreditado. 

La ropa y gestos del instructor transmiten profesionalidad, el ambiente es del tipo cómodo y relajado de un aula moderna. 

Cada alumno intenta recrear el estilo y gestos del instructor. 

Se habla de balística,  temperaturas, empuñamiento, fundas, estilos, escuelas, se proyectan películas y se analizan técnicas. 

Luego irán al campo o galería de tiro y realizarán ejercicios más o menos perfectos. 

Tras lo cual se les dará un diploma acreditativo como tiradores expertos o incluso como instructores.

Obviamente estos “expertos nóveles”, ¿será esto un oximoron?, debatirán sobre técnicas, calibres, equipo, procedimientos, y mil cosas más que han acumulado con sus diplomas y certificados. 

Y más obviamente todo esto sobre la zona de confort de los ejercicios más que conocidos y más que repetidos, sin salirse jamás del guión y esquema perfectamente controlado.

“Ok, Cecilio, ¿a dónde quieres llegar con todo esto?”

Perdón por tanta retórica y vueltas al... contexto. 

El problema surge cuando alguien les comenta sobre poner esas técnicas esmeradas y estructuradas en el caos de un ejercicio donde nada sale como se describe en tantos manuales. 

“Ese entrenamiento, ¿cómo se llama? ¿Force on Force? Otro invento”. 

El ego sale dañado, no damos la imagen perfecta e invencible que vendemos, es un riesgo, un simple juego, no se consigue precisión.

¿Para que esos jueguitos? 

Si basta con analizar tiroteos y decir como lo hubiéramos resuelto nosotros en base a tantas datos duramente... memorizados. Para que sudar y arriesgarse a fallar.

Mala suerte, la vida real es muy … ¿incómoda? 

Personalmente prefiero emlear el término neutral, no apoya a nadie. Vence y sobrevive el más diestro, el más apto, el mejor adaptado. 

¿Les suena un tal Darwin? 

Y para ello debemos generar procedimientos que busquen analizar la realidad neutral desde situaciones que se acerquen mental, física y emocionalmente a esa realidad tan incómoda.

Por suerte la situación que les voy a desvelar ahora se esta reduciendo, la actual globalización informativa nos permite saber todo de todos en un par de pulsaciones de teclado. Muchos instructores nunca se enfrentaron a nada más peligroso que un saco de box o un cartón en el campo de tiro. Y como decía el gran maestro Bruce Lee...


...“los sacos no devuelven los golpes”.


Los cartones de tiro, hasta donde sé, tampoco devuelven los disparos.

Se debe instruir en base a muchas premisas pero dos son ineludibles, hablo de conocimiento y experiencia. 

Hay más, lo sé, tranquilos, en varios artículos propios y de compañeros los definimos, pero aquí nos interesan estos dos particularmente.


¿Experto...? ¿En qué?

Los conocimientos son relativamente fáciles de adquirir hoy en día, unificarlos en un criterio común y eficaz ya es otro cantar. 

Respecto a la experiencia ahí tenemos un problema, no todos pueden ser Special Forces militares o policiales, ni tener en su haber  tiroteos semanales. ¿Cierto? 

La verdad es que no creo necesario ese tipo de curriculum para ser un buen instructor. La experiencia debe ser en el ambito que pretendemos entrenar. Conozco grandes instructores en trabajo policial, en técnicas operativas militares, de escolta, de seguridad privada,  defensa armada de civiles, defensa personal desarmada para policias, para militares o para civiles, etc. 

Por nombrar unos pocos campos específicos. Experto en dos de esos campos, en tres, si hay varios, y muy buenos, pero ¿expertos en todos ellos simultáneamente?, no se que decirles.

Esa es la primera premisa ¿experto en que campo?.

Segunda cuestión respecto a la experiencia...  ¿se puede adquirir experiencia desde o hacia otros campos? 

Aprovechando la parte que dominamos si, sin duda, podemos utilizar conocimientos en base a experiencias previas en otros campos, el saber raramente es “monoaplicable”, disculpen el invento pedante de esta palabra, en un solo ámbito. 

Recuerden que, por ejemplo, “El Arte de la Guerra” de Maquiavelo, Sun Tzu y/o Sun Bin se utiliza hoy en día en medicina, negocios, vida social, etc. 

Todo es factible de ser multifacético.

El entrenamiento FonF nos ofrece un laboratorio donde disponer de las herramientas para recopilar datos a analizar, estudiar, contrastar, demostrar y repetir, podemos redirigir conocimientos y experiencias para adaptarlas a las nuevas situaciones y entornos. 

Así de simple.

Obviamente este entrenamiento no nos convertirá en un “megafashioncoolspecialforces”, vuelvan a disculparme por este “adjetivo” inventado, pero si que nos ayudará a adquirir referencias para saber como encauzar nuestro entrenamiento en vías de conseguir encarrilar y redirigir  otras habilidades y capacidades tan necesarias.

La vida en general nos ofrece miles de campos y entornos donde podemos sacar lecciones aplicables a otros tantos campos y entornos distintos. El ejemplo más claro es el de la conducción y las situaciones que nos plantea, estrés de todos los tipos, necesidad de reaccionar o de calmarnos, coordinación motora y de enlace ojo-mano-pies, etc.

En todos los cursos en los que participo me encuentro con alumnos o compañeros  de escuelas o estilos muy definidos y marcados, posiciones de pies, uso de miras, forma de colocar los brazos, tipo de funda, lugar donde colocar los “agujeritos” en los cartones llamados "blancos", son algunas de las miles de consignas o leyes que deben regir su actuación.

Y son muy buenos dentro de esos parámetros, magistrales en algunos casos. 

El problema surge cuando se les modifica algunos, a veces un simple “alguno”, de esos parámetros magistrales.

En las clases suelen resistirse con vehemencia, al menos al principio. “Yo lo hago así”, “mi estilo es así”, “lo aprendía así”. Pero si son personas coherentes, y la mayoría lo son, esta conducta no dura más allá de un par de ejercicios, como máximo. 

Para que con las situaciones generadas en los entornos FonF, a veces con el primer ejercicio basta, ver ceños fruncidos y miradas pensativas.


FonF, DJ de la supervivencia táctica.

FonF es un eficaz ecualizador, con el primer ejercicio ya se tambalea mucha fe inquebrantable hasta ese instante. 

Es en ese momento cuando toca explicar que sus conceptos no son incorrectos, normalmente, solo son rígidos e inamovibles. Que flexibilizando su actitud y aptitud en este entorno de riesgo pueden lograr mucho sin cambiar básicamente su forma de trabajar. 

No se trata de descalificar escuela y/o estilo alguno, solo de colocar cada pieza en el lugar correcto y que estas piezas tengan la suficiente flexibilidad para adaptarse a cualquier entorno, situación, escenario y contextos dentro de todos ellos.

FonF no es un estilo, no es una escuela, insisto, repito y reincido en ello. Si lo comparamos con el trabajo de un DJ, uno bueno al menos, esta forma de entrenar y analizar es como el ecualizador de tonos graves y agudos, con el que juega hasta que logra el equilibrio perfecto, ese que nos hace disfrutar de una noche de música en buena compañía. El ecualizador no es un estilo musical, pero permite combinar a Wagner con AC/DC de una forma equilibrada y agradable, según las habilidades del DJ obviamente

Un ejercicio con réplicas de airsoft, simplemente, enseña mucho más sobre reacciones propias ante un enfrentamiento que cientos de horas y miles de disparos ante a uno, o varios, cartones indefensos.

Lo cual no implica que no debamos también sumar esos cientos de horas y miles de disparos a “cartones indefensos”.

Para terminar con Albert Einstein.

FonF les cambiará conceptos aparentemente inamovibles, creará una vibración que agrietará todo lo estático y paralizado de nociones, conocimientos y percepciones.

Los puntos de vista no cambiarán, se lo garantizo, solo se ampliarán, se abrirán y les dará más profundidad de campo, verán un entorno más lejano y más amplio.

Albert Eistein nos dejó una frase magistral.


 “La mente que se abre a una nueva idea,

jamás vuelve a su tamaño original”.


Aplíquenla, verán que en este contexto es tan aprovechable como en todos los demás de sus vidas.

Conviertan sus habilidades, capacidades, destrezas, pericias, experiencias, mañas, trucos, técnicas, maestrías, artes, hábitos, tácticas, estilos, rutinas, prácticas, métodos, conocimientos, etc, y todos los etcétera que se les ocurra, en un conjunto homogéneo, eficaz y equilibrado que les permita alcanzar ese porcentaje vital necesario para poder regresar a casa con los suyos, sea cual sea la realidad a la que se enfrenten.


Cuídense y cuiden de los suyos.

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