miércoles, 8 de marzo de 2023

"El tamaño si importa" pero tranquilos.... no hablo de eso que pasa por sus sucias mentes... lo mío es la seguridad y las armas...

"El tamaño si importa" pero tranquilos.... no hablo de eso que pasa por sus sucias mentes... lo mío es la seguridad y las armas...

Nota corta por Cecilio Andrade

La distancia entre la boca de fuego de un arma individual, sea esta larga o corta, y la cabeza del mono sin pelo que la empuña suele estar aproximadamente a una distancia muy similar, salvo, obviamente, los casos de armas extremadamente largas. Piensen a que distancia está el extremo del cañón de su pistola con los brazos extendidos, en mi caso ronda los 70 a 75 cm. Con un fusil o subfusil estándar, insisto que no hablo de armas especiales, la distancia suele estar, en mi caso, entre esa distancia y 50 cm con algunos subfusiles. Les daré tiempo para que comprueben ese detalle. ¿Lo han hecho? Perfecto.

¿Y eso qué? Seguro que lo preguntarán con irritación. Tengan un poco de paciencia a este viejo, la edad me hace salirme con digresiones, pero ya voy al punto.  La longitud de las armas, dentro del mismo modelo, es la practicamente la misma, la variable a considerar aquí es la envergadura y tamaño de cada operador. Esta variable, respecto al uso del arma larga, afecta tanto a la comodidad como al equilibrio, y por ello a la eficacia en el uso de la misma. 

Permítanme un poco de personalismo en mis comentarios, no presumiré, tan solo me mostraré como conejillo de indias. 

Mido 1.60 m de altura, con la edad seguro que ya algo menos, mis brazos son relativamente cortos... mejor dicho sin relatividad realmente, son brazos de pitufo. Un MP5 estándar, un M4 o un H&K G36K, por ejemplo, me ofrecen una longitud óptima de trabajo, y más aún si sus culatas permiten modificar su longitud para adaptarla a mi equipación puntual, ya qu es evidente que no es lo mismo trabajar con chaleco balístico o sin él a la hora de apoyar una culata, vestir una sencilla camiseta o un chaquetón con relleno de plumón de oca sintética, como tampoco lo es llevar un chaleco interior bajo un traje de Armani que un chaleco exterior con placas con una elegante camisa 5.11 Style. 

Cuando debo cambiar de fusil, por otros un poquito más largos, como pueden ser los FN FAL, CETME C, G36E, etc., u otro modelo tanto o más largo, mis brazos necesitan ejercer más fuerza de tracción y soporte, y no es por el peso, que no varía tanto realmente, la mayor longitud me obliga a que mis ya nombrados bracitos de pitufo deban estirarse mucho más, y es esa palanca más larga la que me genera mayor agotamiento.

Trabajando con compañeros/as más altos, lo más normal en realidad ya que soy siempre el más bajo de cualquier grupo de greemlims, observé que con el primer conjunto de armas largas nombradas, las más pequeñas, a veces su altura y envergadura les hacia tomar posiciones incómodas, demasiado encogidas, muy apretados y cercanos al cuerpo. No tenían posiciones cómodas de empuñe que les ayudará como con las armas más grandes, que a mí, por el contrario, me dificultan su empleo y cansan antes. Como todo, en su caso y en el mío, los grandes y el chiquitín, el entrenamiento inteligente, enfocado, continuado y analítico, tiende a subsanar esos condicionantes negativos.

En ambos casos, sean grandes o pequeñas anatomías, es posible analizar varios puntos para sacar líneas de trabajo y entrenamiento.

1º. La longitud de los brazos del tirador generan condicionantes que hacen más cómoda una posición de tiro que otra, y más manejable un arma que otra.
2º. El tamaño del arma respecto al tirador es un factor a considerar, tanto en el aspecto de muy grande como el de demasiado pequeña. 
3º. El calibre y munición, en cambio, no es un factor tan importante en este aspecto.
4º. El equilibrio está en tener un arma larga que permita tener su boca de fuego a casi la  misma distancia aproximada que empuñando una pistola en posición isósceles.
5º. A mayor tamaño de arma se genera que el cañón tienda a vibrar más, bailar sería más descriptivo. 
6º. Este “baile” se acentúa tanto en empuñamientos muy recogidos como muy alargados en armas muy grandes, algo a tener muy en cuenta en los entrenamientos físicos, técnicos y/o tácticos. 
7º. El equipo que se interpone entre la cantonera de la culata y su apoyo en el hombro del operador es otro de los factores a considerar.
8º. La misma cómoda y estable posición usada y enseñada como única desde determinada perspectiva personal, puede no serlo tanto para otro usuario. 
9º. Anatomía, envergadura, lesiones previas independiente de la antigüedad de las mismas, gestos de agarre innatos, diferencias de equipo y/o arma, etc. modificarán la comodidad y aplicación eficaz de cualquier posición.


Y eso entre otros muchos detalles a considerar … como ven, detalles, detalles, detalles… lo sé, la cantinela de nunca acabar de puro repetitivo y aburrido.

Les veo en breves con otra nota corta.

Cuídense y cuiden de los suyos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Coincido.
Este es un factor que todos padecemos pero del que pocos reflexionamos.
Me gustaria pedirle una reflexión sobre diestro-zurdo en situación de estrés en la que estemos “obligados” a utilizar la parte contraria a la habitual.
Grácias.

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