domingo, 12 de marzo de 2023

¿Cantear el fusil? En principio no, pero analicemos el concepto...

 ¿Cantear el fusil? En principio no, pero analicemos el concepto... 

Hoy toca un artículo más largo que un nota corta, por Cecilio Andrade.


Durante siglos, cantear, traducido como inclinar lateralmente un arma colocada en línea de fuego, con arcabuces, mosquetes, escopetas y similares, era un pecado gravísimo. La potencia de fuego se basaba en la homogeneidad de la “nube” de proyectiles que una unidad podía lanzar a “los de enfrente”. Además, si los mosqueteros no querían provocarse daños físicos a si mismos, la “patada” del retroceso de estas armas obligaba a asentarlas exacta y perfectamente. Por otro lado, incluso a nivel de cazadores y tiradores aislados, las características balísticas de precisión de las armas y proyectiles de la época obligaba a ello.


Hoy en día todo esto ha cambiado. Estudios de balísticas, trayectorias, efectos, control y ergonomía de armas, etc., han generado que considerar el concepto de posiciones inamovibles en tiro no solo ya sea incorrecto, si no que incluso se convierta en contraproducente. En nuestros días, las municiones comunes, aun con su máximo retroceso posible, son totalmente controlables incluso por el usuario más endeble. Recordemos que existen competiciones de apenas adolescentes con armas que hasta hace muy poco eran consideradas exclusivamente militares. Después de todo, un .223 Rem/5.56 mm, por ejemplo, es poco más que un .22 LR con esteroides. Pero vayamos aun más lejos, un francotirador policial o militar con el teóricamente potente .308 Win/7.62x51 mm realiza disparos canteando, en mayor o menor medida, consiguiendo no solo agrupar sino además repetir y crear tablas de tiro para ello. En definitiva, hoy en día cantear un arma ya no es el pecado balístico ni anatómico de antaño.


Tácticamente no solo ha dejado de ser tabú sino que se convierte en algo fundamental para la actuación de todo profesional armado actual. Canteará su arma buscando adaptarse al equipo que porta, al entorno, al movimiento que realice, a los obstáculos y parapetos, en definitiva, a las circunstancias puntuales del enfrentamiento armado. Pero permítanme una matización sobre la frase anterior, ese canteo ayuda a moverse con la mayor fluidez y soltura posible, ni más ni menos. Recordemos algo importante, cuando hablamos de movimiento nos referimos tanto al operador en sus desplazamientos como de su cuerpo al dirigir el arma, esté dicho cuerpo estático o desplazándose. Es obligado analizarlo tanto desde el punto de vista operativo como táctico, dejando claro que en caso de verse forzado a realizar un disparo de máxima precisión, siempre buscara la posición más estable que le sea posible adquirir. 


Analizar el canteo de un arma implica considerar ángulos y sentidos de dicho canteo. Podría hacerse más de tres centenares de matices según el ángulo de la vertical del fusil respecto al operador, calculen Uds. si hay muchos o pocos ángulos posibles de definir, amén de considerar si el ángulo se dirige hacia dentro o hacia fuera, respecto al centro de masas del tirador. Es más que obvio la enorme amplitud de posibilidades, teniendo en cuenta que no todas son ni asumibles, ni aplicables, ni recomendables.


Definiendo parámetros de uso, respecto al centro de masas del tirador tenemos dos posibilidades:

  • Interior, hacia el centro del torso.
  • Exterior, hacia fuera del torso.

Y respecto al ángulo en sí mismo, mi estudio lo centro en tres ángulos genéricos:

  • Menor a 30º.
  • Entre 30º y 50º.
  • Entre 50º y 90º.

En referencia al último punto, ángulo mayor a 90º, no solo no es habitual ni recomendable, sino que normalmente implica que el tirador se inclinará, con lo que el arma respecto al eje del torso de ese tirador es imposible que supere los 90º de canteo... pero si respecto a una línea de referencia vertical con el suelo. 


Ambos parámetros se relacionan, y como hemos visto, el ángulo de canteo puede ser interior o exterior según las circunstancias, dependiendo básicamente de la lateralidad que el operador utiliza en ese momento, entiéndase que este aspecto se refiere a “que mano emplea”. Por otro lado, el uso de las miras puede verse restringido, deteriorado o totalmente anulado, con lo cual esta forma de dirigir el arma puede implicar un mínimo de apoyo ocular o casi exclusivamente por referencia corporal en algunos e indeseables casos. Resultando obvio que su utilidad para combate cercano y dinámico, donde la capacidad de fuego eficaz en conjunción con el movimiento y el uso de obstáculos priman sobre la exactitud de una precisión exacta y milimétrica.

Debemos comprender el porqué y el para qué.

Todo usuario de armas largas considera que lo correcto es mantener el fusil vertical, considerando aquí la verticalidad como la relación plasmada entre la línea ascendente desde el suelo a través empuñadura hasta la línea de miras, si el ángulo de dicha línea es cero se considera que el arma está “vertical”. Cualquier variación de ese ángulo cero es considerado canteo. Al movernos el cuerpo busca su equilibrio de forma instintiva y natural, y no solo respecto al equilibrio de bipedestación, si no también al equilibrio interno, minimizando en lo posible tensiones y agarrotamientos musculares, principalmente en las zonas articulares. De forma innata casi todos los operadores con arma larga tienden a cantear el arma al moverse. Si el desplazamiento es de avance frontal suele ser menos común o destacable, pero en los retrocesos si suele manifestarse en gran medida al retrasar el hombro de apoyo mientras se desplaza hacia atrás todo el cuerpo. Este hecho suele ser más observable aún en movimientos laterales y oblicuos. 


Para un tirador diestro es más natural cantear un arma larga hacia el interior, esto ocurrirá en más de un 70% de los operadores que deban hacerlo. Este canteo busca básicamente relajar la tensión articular de muñecas, codo y hombros, sobre todo en movimiento, para facilitar la alineación del arma con el objetivo a alcanzar mientras se desplaza, pudiendo mantener durante más tiempo la efectividad y control del arma al retrasar el agotamiento muscular. 

El grado de canteo suele depender principalmente de la anatomía, variando de unos a otros, aunque hay estadísticas que dan medias aplicables a la hora de instruir de una forma personalizada y dirigida. Los chalecos de protección y equipación tienden a aumentar este efecto, al alejar el punto de apoyo de la culata y forzar más las articulaciones. Es por ello que es necesario ser muy conscientes a la hora de colocar accesorios en la zona donde se apoye el arma. Otros factores a considerar son en el uso y/o paso de obstáculos y coberturas, giros, cercanía del adversario/s, etc.  resumiendo, ni más ni menos que todo lo relacionado con el combate dinámico.

El control y orientación del arma sigue realizándose con el trípode de ambos brazos y la mejilla, aunque en algunos ángulos extremos ese tercer apoyo de alineación lo dará más la barbilla que la mejilla. Como vimos en otras notas precedentes, la mano de apoyo puede colocarse en tres zonas genéricas, con lo que respeto a este punto en canteos extremos la posición de máxima extensión tiende a facilitar y reducir tensiones en las articulaciones implicadas, facilitando la adquisición de una posición estable y segura. Desplazamientos de forma transversal u oblicua al objetivo, estando este en el lado de la mano de empuñe, resultará muy difícil dirigir la boca de fuego sin girar todo el cuerpo, por lo que frenará y dificultará la adquisición correcta de la línea de tiro. Para minimizar este esfuerzo de la cintura, o mejor dicho del core, es factible apoyar el costado de la culata, no la cantonera, en el lateral del hombro o incluso sobre él. Esto permite dirigir la línea de fuego hacia el lado de la mano de empuñe sin forzar y llegando alcanzar hasta casi los 60º de giro del torso, según la capacidad Individual de cada cual.  Igualmente, alzar, sacar o abrir el codo de apoyo de su posición natural bajo la línea del arma, hace relativamente sencillo empujar o tirar del arma lateralmente sin apenas girar el tronco. Lo cual, por cierto, es aplicable tanto a arma larga como a corta.


Respecto a otras necesidades de canteo, debemos recordar que el combate es tan fluido, ágil y variado en entornos y circunstancias que intentar listar de forma completa todos los escenarios es imposible, pero si podemos intentar buscar generalidades aplicables a muchos tipos de entornos.

  • En interiores muy reducidos, pasillos y escaleras muy estrechas, interior de un vehículo, alcantarillas, etc.  puede resultar imposible acomodar el fusil en la zona del hombro, obligando a colocar la culata no apoyando la cantonera en el frontal del mismo, si no pasándola por encima o el lateral hombro para reducir la longitud del arma. 
  • En combate muy cerrado en distancias con los objetivos, pueden darse los mismos casos que el punto anterior teniendo que acortar y alargar la longitud del arma canteando y situando la culata sobre o lateral del hombro en lugar de frente a él.
  • En situaciones de combate donde el arma sea agarrada o apartada por el adversario el uso y dominio de la “esgrima de fusil”, para redirigir el cañón hacia el enemigo, implica el uso de canteos y deslizamientos.
  • Ante parapetos donde no debamos o queramos realizar un cambio de mano de empuñe ni de hombro de apoyo.
  • Para disparar sobre parapetos bajos, como por ejemplo la zona del motor de un automóvil.

Según qué circunstancias es muy necesario.

Las indicaciones y aplicaciones que siguen deben considerarse orientativas y jamás como una regla fija, algo que a titulo personal muy raramente tengo. Se trata de ayudar a cada operador individual, no de crear nuevas e irreales leyes inamovibles.

  • Por debajo de los 20º más que canteo se considera cuestión anatómica de empuñamiento, e implica simplemente homogenizar el arma y sus miras respecto al usuario.
  • En movimientos frontales suele ser hacia el  interior y superior o igual a los 30º.
  • En movimientos de retroceso también suele ser hacia el interior y  superar los 45º.
  • El movimiento lateral hacia la derecha (para diestros) puede dar lugar a canteos  interiores superiores a los 45º así como a canteos exteriores de hasta 90º en algunos casos muy puntuales.
  • Si el movimiento es a la izquierda (seguimos con diestros) existen dos opciones básicas:
    • Retroceso reculando, caminando ligeramente de espaldas, donde el canteo tiende a ser inferior  de los 45º, en cuyo caso es tan común el empleo del canteo interior como el exterior, dependiendo de cada operador.
    • También se puede dirigir la cadera en la dirección de avance, girando el tronco hacia el objetivo y, sin desempuñar el fusil con la mano derecha, girar el arma hasta los 90º normalmente al interior, apoyando el arma sobre el hombro o en su lateral. En este movimiento arma vertical fuerza excesivamente la cintura, y el canteo exterior tiende a forzar gravemente las articulaciones superiores.
  • En movimientos oblicuos los grados de inclinación suelen suavizarse respecto a los movimientos transversales.
  • Corriendo frontalmente el arma suele quedarse entre los 45º y 90º hacia el interior hasta bajar el ritmo y acomodarse en su posición estándar vertical cercano a los 0º.
  • En los cambios de ritmo y sentido de movimiento se va variando de ángulo según la orientación del objetivo, de acuerdo con los puntos ya comentados. Pasando de un ángulo a otro de forma dinámica e inconsciente.


    Ante cubiertas, abrigos, parapetos y obstáculos, ya sea en estático o en movimiento, el concepto primordial es ofrecer un mínimo de exposición mientras arma y ojo tienen el máximo de capacidad para localizar y neutralizar. Aquí el ser capaz de cantear cobra máxima importancia, y casi ningún operador realista pone en duda su eficacia y necesidad de dominar el procedimiento.

    • Un tirador diestro raramente canteará asomando por el costado derecho del parapeto, aunque puede darse un canteo exterior de hasta 45º en movimientos al rebasar u ocupar el obstáculo.

    • Por el lado izquierdo ese mismo tirador podrá llevar el arma hasta los 90º hacia el interior sin cambiar de hombro. 
    • También puede cambiar de hombro pero manteniendo la mano derecha empuñando, con lo que es imposible la verticalidad del arma, llegando a cantear hasta los 90º, apoyando la culata sobre el hombro izquierdo. Con o sin canteo este punto dependerá mucho de la equipación y anatomía del tirador.
    • Asomando por la parte superior de un parapeto cantear interiormente en 90º ayudará a minimizar la exposición al fuego enemigo, permitiendo asomar menos superficie de la cabeza.
    • Por otro lado evitará que con las prisas y el estrés se acabe viendo nítido el objetivo con las miras, pero el cañón esté alineado con el borde superior del parapeto, por lo que se acabe disparando contra este, o si al darse cuenta de ello asomar la cabeza casi completamente para poder “liberar” la línea de tiro del borde del parapeto, exponiendo el cráneo.
    • Si es necesario agacharse, inclinarse, disparar por debajo de un obstáculo, o por encima de uno muy bajo, adquiriendo una posición distinta a las comúnmente entrenadas, sin duda alguna se tiende a cantear en mayor o menor medida para buscar la posición más anatómicamente estable, cómoda y, sobre todas las cosas, protegida.
    • Disparando a través de rendijas estrechas, grietas, boquetes, etc, algo muy común en combate urbano, ocurre lo mismo que en el punto anterior, el arma debe acomodarse y cantear para librar la boca de fuego de forma limpia hacia el objetivo.

    La lista de cuestiones que podría reseñar quizás cubriría una gran parte de un grueso libro, pero con esto creo que ya es suficiente, de muestra basta un botón… o eso dicen.


    Les veo el Viernes sobre temas fisiológicos… dejaré cosas como el canteo por una temporada.


    Cuídense y cuiden de los suyos.

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