domingo, 8 de enero de 2023

Toca dar una explicación de algo y dejar que el mundo siga…. Al menos una parte.


Nota muy corta (o quizá no) por Cecilio Andrade.


Con seguridad la nota de hoy generará tres reacciones. A saber:

  • ¡¡¡Por fin!!! Ya era hora que lo reconocieras, capullo.
  • Vaya, qué lástima, me gustaba su trabajo.
  • ¿Y eso qué? ¿A quién le importa lo que hace o deja de hacer? Por cierto… ¿quién es?

En los tres casos, con toda seguridad, las reacciones habrán sido extremas… es lo que hay, y no hay más.


El último curso privado operativo o de armas que impartí en España ya tiene 15 añitos de terminado, no recuerdo si fue el de la Semana Táctica que impartí en Almería con Eduardo de de Cobos y José María Bautista, o en Madrid con Javier Pecci de padrino. Al año siguiente recién regresado de Afganistán decidí solicitar una excedencia para trabajar primeramente en un proyecto de seguridad avalado por la ONU y finalmente acabar como freelance por un total de 13 años.


Desde entonces, fuera de trabajos con universidades, instituciones y gobiernos, con los controles administrativos correspondientes, no he hecho ningún trabajo práctico ni operativo, o cursos si lo prefieren, salvo una semana por año desde el 2014 al 2018 en Algeciras, en el enormemente exitoso evento solidario, importante ese detalle, que tuve el privilegio de coordinar con el permiso de Auxi y Domingo en primera instancia, y de todos los que decidieron subirse con valor a un carro endeble en su origen, pero sólido y firme en su resultado final.


En tan solo 5 años logré, permítanme un golpe de pecho y ego, después de todo la nota versa sobre mi propia justificación, logré, decía, mis cuatro objetivos primordiales.

  1. Aportar a una asociación en beneficio de familias con niños con cáncer, “Por una Sonrisa”, tanto desde el aspecto económico como en el de compartir y arropar a los seres humanos que allí nos encontramos.
  2. Dar cursos, talleres y monográficos de máximo nivel y calidad a precios accesibles para profesionales armados y de seguridad.
  3. Dar a conocer a instructores españoles muy capaces hasta entonces desconocidos y a los que en algunos casos tuve que obligar, pese a sus amenazas de desmayarse en plena clase, a compartir sus conocimientos.
  4. Y finalmente dar el empujón y el ánimo para que cada uno generara su propia senda.

Y logré el éxito en cada uno de los puntos. Evidentemente no solo es mi éxito, en este caso como en todos los proyectos que lograron salir adelante, ya sea en mi época militar en los temas de francotiradores, combate urbano y tiro de combate, como en el ámbito privado e internacional, a nivel operativo o de capacitación, ese éxito siempre es la suma de “masas críticas” de voluntades, motivaciones, capacidades e ilusión de lograr la excelencia. Jamás se logra nada sin un equipo motivado y capaz ,empujando cual “muro de escudos” al más puro estilo clásico.


Mi familia misma me llega a reprochar que me preocupo mucho más de empujar y motivar a otros a lograr sus sueños y objetivos que de los míos propios, lo cual no es cierto, ya que mis objetivos de siempre, incluso sin saberlo en mi egocéntrica juventud, era, es, y espero que siga siéndolo hasta el final, empujar a todo el mundo para que logren todo lo que son capaces de ser.


No lo he logrado en todas las ocasiones ni con todos los que me he propuesto, pero tanto en mi tierra natal como en todas las patrias lejanas que me acogieron como un hijo pródigo, puedo decir que he ayudado a muchos a lograr encontrar su senda. La inmensa mayoría son infinitamente mejores que yo en mis mejores tiempos, los que no lo son aún en breve superarán cualquier marca que yo pudiera tener.


Ese es mi orgullo personal, como ven también peco de ego, no soy el mejor en nada, pero puedo decir orgulloso que ayudé a serlo a muchos, y espero me dejen seguir ayudando a esos mismos y a más.


¿A que viene todo esto? No lo nieguen, se lo están preguntando.


En general los últimos meses me he mantenido muy “fuera de campo” a nivel de trabajo académico y de adiestramiento. Hay épocas que nos obligan a pararnos, sentarnos en una piedra bajo un árbol más o menos frondoso, y ver como “sale el sol por Antequera”. Quien por no ser indígena de la piel de toro desconozca esa cita del saber popular hispano búsquenla en la red, vale la pena. Y en eso ando, en una de esas salidas de sol antequerano que nos hace replantearnos rutas, itinerarios y recorridos, todo ello cambiando objetivos y metas. Viendo a grandes amigos crecer y superarse, y a la vez viendo a otros, por contra, buscando la forma de crecer no por su propia y personal búsqueda de la excelencia, sino más bien buscando flaquezas y debilidades, en muchos casos inventadas, en otros reales pero… ¿Es Ud., estimado lector perfecto e inmaculado? A andar se aprende cayendo, errando, y de esos errores se busca encontrar la senda correcta.


Salvo una semana solidaria por año del 2014 al 2018, no he impartido cursos privados en mi tierra natal desde el 2008. No soy competencia de nadie ya que no estoy en “el mercado” desde entonces, no se preocupen por mi, damas y caballeros, puedo confirmar que abandoné una hoja de ruta que ya en realidad no estaba siguiendo desde el 2008. Reconozco, sería hipócrita por mi parte no reconocerlo, que de una forma u otra tenía cierta ilusión, infantil sin duda, de retomar tras quince años fuera de mi tierra el transmitir en casa.


No es posible, sin duda alguna. A día de hoy, salvo apoyos no nominales, a conocidos y amigos de confianza para sus proyectos en España, no hago trabajo académico ni de capacitación en el país. Espero con calma y paciencia poder pasar a la reserva de las Fuerzas Armadas de mi país en breve, cerrando una puerta como creo que la abrí en 1986, con ilusión y cariño, pero sobre todo como una persona profesional y dedicada.


Mientras llega ese momento sigo apoyando a universidades, instituciones, organizaciones y gobiernos fuera de España, sin interferir en nada en el mercado de capacitación local, más allá de, como ya dije, apoyos a amigos muy puntuales. Busco, una vez cumplido mi paso a la reserva nacional, poder dedicarme al completo a proyectos con esas mismas universidades, instituciones, organizaciones y gobiernos.


¿Seguiré escribiendo? Si, es mi forma de transmitir y una cierta forma de calmar un ansia interna de transmitir y motivar. Seguiré investigando, seguiré estudiando, analizando y llevando al público mis conclusiones, no para convencer a nadie, solo para que alguien recoja esas migajas de datos y finalmente haga algo útil con ellas.


Lo que deseo dejar muy claro es que siempre he seguido una máxima de mis tiempos mozos, “se parco en palabras y que los hechos hablen por ti”, pese a lo cual a veces toca explicarse con detalle y precisión.


Como me ha tocado hacer ahora… gracias, damas y caballeros.


Cuídense y cuiden de los suyos.

4 comentarios:

Juan Pablo dijo...

Al menos estimado lo vamos a seguir leyendo!!!

Anónimo dijo...

“… y finalmente, después de tan arduo viaje, divisó el puerto, y le invadieron la alegria de haber triunfado y la nostálgia de lo vivido…”
Grácias, Cecilio, por todo.

Patricia Rendon Vela dijo...

Le agradezco por su labor , misión en esta senda
Porque ha dejado una huella ,una guía.
He aprendido con usted tanto .y cada vez que tengo una duda existencial o de ejecución
Leo una nota corta o varias .
Para reflexionar
Para mi ha sido un maestro con mayúscula.
Gracias.
Porfavor no deje de seguir mandando en esas notas cortas
Que me parecian que tenían neurociencia , lenguaje ., sabiduría.

.

Rolando Gómez Ruiz dijo...

Te conozco desde hace poco tiempo, amigo, pero ha sido de una formidable intensidad personal, al menos para mí. España debería estar orgullosa de personas como tú y, como bien has dicho, es tiempo de terminar tu vida laboral, docente y táctica (aunque espero sigas escribiendo). Es hora de disfrutar de la familia. Gracias por todo. Un fuerte abrazo, aquí sigues contando con un amigo.

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