Ceguera operativa, un concepto clave del entrenamiento efectivo del enfrentamiento armado... y de todo en la vida.
Por Cecilio Andrade.
Muchas veces se oye, y se lee, a infinidad de "expertos" alegando que es imposible entrenar todas las necesidades que un enfrentamiento armado exige, que para hacerlo bien hay que enfrentarse a ello muchas veces, que solo un instructor que haya “visto el toro” puede acercarse un poco a plasmar un mínimo de lo que se necesita para sobrevivir a ese hipotético enfrentamiento.
Y... realmente, ¿es esto cierto? ¿es correcto?
Para empezar, en la sociedad actual, ¿cuántos de los catalogados como instructores han estado en la “delgada línea roja”?, ¿tan difícil es diseñar entrenamientos que agudicen unas capacidades que permitirán tener unas mínimas garantías de supervivencia física, ética y legal en un enfrentamiento? ¿Se necesitan realmente, en modo sine qua non, "esos" medios técnicos de última generación, y sin olvidar lo tan caros que resultan, para lograrlo?
Lo cierto, por más que a muchos les suena a filosofía barata, es que querer es la mitad de poder, la otra mitad es un doble saber, primero saber lo que se quiere lograr, el objetivo, además de, lo segundo, saber cómo alcanzarlo. En este caso la "cosa" es bien simple, entrenar las capacidades que permitirán regresar a casa por el propio pie e intactos.
Así que no lo duden, es posible diseñar ejercicios que ayuden a tener más probabilidades de sobrevivir a un enfrentamiento, tanto trabajándolos por partes como en conjunto se puede lograr.
Y no son necesarias carísimas equipaciones; tampoco escenarios con escenografías inmensas, rebuscadas y circenses; ni tragarse miles de minutos de youtube tratando de discernir si el protagonista del videoclip, pretende emular al trapecista, al domador de fieras o simplemente al payaso bombero de ese circo virtual.
Piensen, tan solo piensen:
- ¿Qué capacidades debo generar y ampliar para mejorar?
Para responder a ello nada mejor que la antiquísima y, para muchos, misteriosa técnica de leer, analizar, investigar, probar, evaluar, volver a probar, contrastar, etc. Técnica no por más científica, lógica, comprobada y milenaria es mejor empleada a día de hoy.
Es muy común, seguro estarán de acuerdo con ello, observar ejercicios en los cuales el tirador o tiradores se sitúan de espaldas al blanco y a una señal determinada (normalmente un pitido), giren desenfundando, para antes de terminar el giro estar disparando, con una eficacia mayor o menor según sus habilidades, sobre unos blancos definidos.
¿Es esto real?
Ciertamente existen casos en los cuales no solo es real su necesidad, es imprescindible para lograr una mínima probabilidad de supervivencia, y no es mala cosa entrenarlo así, además también es bueno como entrenamiento de respuesta motora inmediata y eficaz, pero ¿lo es también enfocar todo el entrenamiento bajo este concepto?
Alguno de Uds., operadores armados, oficiales de protección o legítimos usuarios, ¿se imaginan escuchar una voz de alarma para instantáneamente girarse mientras desenfundan y dirigir su arma sin más al “bulto” que estaba situado a su espalda? ¿Tan solo por una voz de alarma? Y hablo solo de dirigir o encañonar, ni comento si le disparan.
Ya estén mirando su Smartphone de última generación (por tanto en condición blanca), o pendientes de su entorno y vigilantes (condición amarilla o naranja), lo más natural es que giren la cabeza con mayor o menor prontitud para Observar que ocurre, tras lo cual el cerebro se Orienta y deduce que está ocurriendo, para con dichos datos Decidir cual debe ser la respuesta más efectiva, y, por último, Actuarán, otra cosa es si la actuación es más o menos veloz, efectiva y/o precisa.
Les guste o no, lo crean correcto o no, el hecho real es que todos siempre actuamos así. Nuestro cerebro cubre dicho ciclo de forma natural innata o instintiva. Si esto no ocurriera no quiero ni pensar la de transeúntes que serían "tiroteados" o "golpeados" en las calles de cualquier urbe como consecuencia de una reacción de susto giro y disparo por…. el petardeo de un tubo de escape atorado.
Visualización y ceguera operativa.
La ceguera operativa es el mayor de los problemas al que el entrenamiento con armas se enfrenta, principalmente debido a la inadecuación del concepto denominado “efectos colaterales”. En una acción con armas no hay efectos colaterales, tan solo efectos a veces anticipados y otras no. Lo que se denomina "efectos colaterales" no son más que un reflejo de la propia incomprensión de la situación.
En un evento complejo, como es defender la propia vida, causa y efecto suelen hallarse muy alejados en el espacio y el tiempo, y me refiero a lo que se planea entrenar respecto a lo que se entrena y lo que finalmente se aplica en la realidad. Una de las peores consecuencias de esta ceguera operativa se produce cuando, con la intención de resolver un problema, los instructores implantan estrategias y/o técnicas que ignoran la dinámica real subyacente.
Aunque si bien es cierto que, considerada a corto plazo, muchas prácticas en el polígono de tiro o de entrenamiento permiten obtener una aparente solución, muchas veces, normalmente a medio y largo plazo, el problema mal gestionado reaparece, y muy a menudo multiplicado.
A modo de digestión y ejemplo simplista, hablemos de diseñar una funda de pistola que maximice y priorice la seguridad desde el punto de vista de la extracción del arma por un posible agresor, prioridad que suele generar que ante una situación de ataque sorpresivo el desenfunde defensivo se convierte en imposible.
No negaré jamás la importancia de implementar diseños estructuralmente seguros para evitar que un agresor sustraiga nuestra arma, pero quizá, y para ser sincero con mi modo de pensar sin “quizá”, la solución discurra de forma mas correcta y efectiva por una mejor y más profesional capacitación en porte, control y protección de la propia arma, con una funda acorde al servicio que se ha de realizar.
Dicho lo cual, me comentarán que todo lo recomendado en el párrafo anterior hace más aparentemente largo el tiempo para alcanzar una efectividad y seguridad mínima, amén de ser cansado y muy… aburrido, ante lo cual mejor compremos una funda con 35 seguros de extracción y un candado… de combinación mecánica y numérica.
Fin de la digresión... ya les dije que era simplista.
La gente suele atribuir lo que le sucede “durante” un incidente armado a acontecimientos cercanos en el espacio y el tiempo, al momento, cuando en realidad el resultado final suele ser el fruto de la dinámica del sistema mayor en que se hallan inmersos, me refiero al entrenamiento previo, a la reacción ensayada y/o visualizada, a la focalización y, sobre todo, a la conciencia situacional desde el antes al durante hasta el después.
Solemos excusar los disparos "fallados", sean a cartón o a carne bípeda y sin pelo, sin pensar que esos fallos son fruto y consecuencia de una dinámica de sistemas personales que incluye entre otras cosas, y repito a riesgo de resultar grosero, falta de entrenamiento previo, y si lo hay resultándo insuficiente y/o incorrecto; a una reacción ni ensayada ni visualizada, con nula focalización y, sobre todo, sin concienciación alguna del antes, el durante y el después del evento violento.
Excusas que pasan por culpar a dioses, espíritus, órbitas lunares y/o planetarias, efecto Coriolis o cualquier otra que creamos “correcto” emplear. Y el problema se agrava por lo que se se denomina “ilusión de la profundidad explicativa”, que nos lleva a creer que entendemos un sistema complejo por ser capaz de nombrarlo cuando, en realidad, no tenemos más que una comprensión superficial del mismo... si se tiene.
Además de la incongruencia entre los modelos perceptivos y cognitivos respecto a los sistemas que creemos “cartografiar” y comprender, existe un problema todavía más profundo, nuestro cerebro perceptivo y emocional es totalmente ciego a los sistemas.
El “cerebro humano” ha sido modelado por las herramientas que le ayudaron a sobrevivir en una época en la que los primeros homínidos empezaron a vagar por la Naturaleza, en particular durante la era geológica del Pleistoceno, desde hace unos 2 millones de años hasta unos 12000 años.
Estamos íntimamente conectados con el crujido de una rama, que podía advertir de la proximidad de un tigre dientes de sable, pero carecemos de un aparato perceptual que permita detectar en grado de detalle pormenorizado lo que sentiremos, como lo percibiremos, como reaccionaremos, etc. ante un ataque sorpresivo. Y, aunque las potenciales y actuales amenazas pueden acabar siendo tan letales como la del extinto tigre, el cerebro sigue careciendo de un radar innato que le permita identificarlas detalladamente con anticipación, es por ello que es necesario entrenarlo.
Es por ello que el entrenamiento inteligente, perfectamente analizado, planificado y minuciosamente visualizado es de suma importancia.
Cuídense y cuiden de los suyos.
P.E.: Cecilio Andrade. Aunque la nota parece estar escrita exclusivamente para entrenamiento dinámico, el concepto base de ceguera operativa, lo planteado y sus minimizaciones se aplican en igual medida a cualquier problemática de seguridad, protección, negocio y vida personal.
4 comentarios:
Excelente como siempre
Saludos y gracias por compartir instructor, espero verlo pronto de nuevo por aquí en México, abrazo sincero.
Es Tremendamente importante entender y visualizar estos conceptos, ya que con ellos podremos entregar de manera correcta un entrenamiento adecuado para cada necesidad en un enfrentamiento armado. Mis respetos para usted Cecilio.
Como siempre, un gran artículo.
Publicar un comentario
Gracias por su tiempo y su comentario.
Por motivos de seguridad se requiere revisión de todo lo comentado, en breve se autorizará su publicación.
Cuídese y cuide de los suyos.