domingo, 7 de julio de 2024

Recuerden siempre la necesidad de atención y enfoque versus la necedad de vivir distraídos

Recuerden siempre la necesidad de atención y enfoque versus la necedad de vivir distraídos.

Por Cecilio Andrade.

La concentración en medio del ruido de una descarga de munición, ya sea en un entrenamiento, curso o enfrentamiento, es un claro ejemplo del poder de la atención selectiva, la capacidad neuronal de dirigir la atención hacia un único objetivo, ignorando simultáneamente un inmenso aluvión de datos, cada uno de los cuales constituye, en sí mismo, otro posible foco de atención. Definiendo esa atención como:


 “La toma de posesión, por la mente, de un modo claro y vívido, de uno entre varios objetos o cadenas de pensamientos simultáneamente posibles”... en resumen "consciencia situacional".


Antes de hablar de atención primero debemos definir distracción, así como que existe de dos tipos, sensorial y emocional


Los distractores sensoriales son los más simples, permiten, por ejemplo, dejar de prestar atención a los márgenes que enmarcan el presente texto mientras lo leen. O cuando manejamos e ignoramos el tacto de la palanca de cambios y del volante del vehículo sobre la palma de la mano. 


Estos son dos ejemplos obvios para reconocer que son muchos los datos que un cerebro ignora en el continuo bombardeo de sonidos, formas, colores, sabores, olores y sensaciones de todo tipo que capta inconscientemente de forma ininterrumpida a lo largo de la vida.


Las distracciones emocionales son mucho más problemáticas. Puede resultar relativamente sencillo concentrarse en medio del bullicio de un parque, cafetería o campo de tiro, pero basta con oír que alguien pronuncia nuestro nombre, para que ese dato acabe convirtiéndose en un señuelo emocionalmente tan poderoso que resulte casi imposible desconectarse de la voz que acaba de pronunciarlo, ignorando todo lo demás. 


La atención se apresta entonces a escuchar todo lo que, sobre nosotros se diga, en cuyo caso puede suceder que ignore y no  de respuesta a ese agresor que ha desenfundado un cuchillo mientras nos observaba, o, menos letal en principio, responda a las órdenes del jefe o instructor de la línea de tiro.


Es por ello tan importante reconocer que el principal reto, al que aun las personas más enfocadas enfrentan, procede de la dimensión emocional de la vida. Cualquier actuación, ya sea ante un evento cotidiano e inocuo o un enfrentamiento a vida o muerte, será menos eficaz cuantas más interferencias obstaculicen esa atención vital. 


El centro neuronal gestionador de la capacidad de permanecer con la atención centrada en un objetivo, ignorando simultáneamente todo lo demás, reside en las regiones prefrontales del cerebro. 


Los circuitos especializados de esta región alientan la fortaleza de los datos en los que necesitan, quieren y/o deben concentrarse, ya sea para contestar un WhatsApp mientras vigilan al niño en el parque, cumplir la orden de ejecución de un ejercicio de tiro especialmente difícil o, más exigente por pura necesidad, responder con la velocidad y efectividad adecuada ante un ataque contra la integridad física propia o de terceros.


Debido a que la atención efectiva, sobre todo las de supervivencia inmediata, nos obliga a desconectar de las distracciones emocionales, los circuitos neuronales de la atención selectiva incluyen mecanismos de inhibición de la emoción. 


Esto significa que las personas que mejor se concentran y enfocan son relativamente inmunes a la turbulencia emocional, al menos durante el evento exigente, el después ya es otra cosa, siendo más capaces de permanecer impasibles en medio de la crisis y mantener el rumbo en medio de la inevitable  marejada emocional. 


En este punto la suma de experiencias previas, reales, simuladas, visualizadas, entrenadas, etc. son el ancla fundamental donde asegurar ese foco de atención vital para la supervivencia.


¿Y Uds.? ¿Viven atentos y enfocados? ¿O van por la vida pendientes de... nada?


... en el momento vital.

Pensemos por un momento en la consciencia situacional versus la incongruencia de estar totalmente pendientes de cómo nos ven sin ser capaces de enfocar la atención en el aquí y ahora... en el momento vital.


Atención selectiva, el verdadero caballo de batalla, esa que cuanto más la entrenamos más fuerte se hace, permitiéndonos enfocar la mente más profundamente en lo que estemos haciendo, ya sea una práctica en seco, eso tan aburrido que nadie hace y menos aún correctamente, como desenfundando y disparando a varios objetivos en movimiento en el campo de tiro o, la peor situación, en un caso real.


En eso últimos casos extremos de lucha por la propia supervivencia, descubrimos que fracasar en lograr atención selectiva que nos permite un enfoque total,  buscando en su lugar "medio centrarnos" eficazmente sobre un objeto de atención mientras pretendemos simultáneamente ocuparnos de otros “focos”, deja la mente sumida en dudas, cavilaciones, bucles de pensamientos repetitivos y ansiedad inhibidora. 


Todo lo cual puede acabar desembocando en sensaciones de impotencia, incapacidad, desesperación, autocompasión, así como la repetición incesante de rituales, gestos y acciones cíclicas e inútiles junto a pensamientos, que podrían ser definidos como parte de un TOC*


La capacidad de desconectar la atención sobre una cosa superflua y dirigirla hacia otra verdaderamente importante ha resultado esencial para la supervivencia de la especie humana a lo largo de los millones de años de evolución del actual Glaber Simiae, ya saben, ese “mono sin pelo” de mi particular y personal nombre científico para todos nosotros, los humanos modernos. 


La concentración, enfoque y/o atención tiene también sus “efectos” negativos en la vida cotidiana, como cuando sume a los futuros Harry “el sucio” en las imágenes de YouTube Tactical Academy, al punto de hacerles olvidar las palabras y ejemplos que les rodean. O en caso de personas más “normales” viendo el fake de moda, un tierno gatito, el tropezón de una pobre persona y, como no, el porno más o menos acorde con sus gustos. 


Ese desenfoque “cotidiano” permite también a los policías en medio de una calle concurrida concentrarse en una conversación con un potencialmente peligros sospechoso, con los ojos y oídos fijos en su interlocutor, independientemente de que en el bar de al lado un adolescente estúpido destroce los tímpanos de todos con algo que llama música de moda. La mirada de los agentes no concentrados, inseguros, por el contrario, deambula a la deriva de un lado a otro, en busca continua de algo a lo que aferrarse.


Como pueden ver, los factores negativos y positivos del enfoque depende de la situación, entre otras muchas cuestiones. 


El hecho de centrarse en algo es una de las muchas capacidades vitales esenciales, cada una de las cuales se asienta en un distinto sistema neuronal, que ayuda a navegar a través de la turbulencia de la propia vida interna, del mundo interpersonal y de los retos que la vida depara. 


En los momentos de mayor concentración, luchar por la vida puede ser el tope de esa escala, los circuitos cerebrales de la corteza prefrontal se sincronizan con el objeto de ese foco de atención, entrando un estado denominado en Neurología como “cierre de fase”. 


Cuando se observa un determinado gesto identificado como, por ejemplo, “sacar un arma”, la persona reaccionará casi con toda seguridad moviéndose fuera de la línea de ataque, intentando simultáneamente extraer su propia arma. 


Si lo ha practicado con la concentración, enfoque, atención y precisión adecuadas, las señales electroquímicas procedentes de su región prefrontal se activarán con una sincronía muy precisa con el movimiento agresor observado.


Cuanto mayor es la concentración más fuerte es también la conexión neuronal. Y esta concentración nace desde el primer instante y gesto del entrenamiento previo. Si en lugar de concentración y enfoque lo que hay es una maraña de pensamientos desenfócanos, la sincronía acaba desvaneciéndose, con lo cual ya sea entrenando o en un enfrentamiento real casi con toda probabilidad se perderá la “batalla”. 


Por cierto esa pérdida de sincronía es propia de quienes padecen también el TDA**, ese mal que estamos volviendo verdaderamente  pandémico en este siglo XXI.


La atención concentrada mejora el aprendizaje, ya que cuando nos concentramos en lo que se está aprendiendo, el cerebro relaciona la nueva información con la que ya conoce, estableciendo nuevas conexiones, o sendas, neuronales. 


Si el alumno presta total atención a algo que el instructor le muestra, con toda seguridad aprenderá lo que le enseña, que le salga mejor o peor tras X repeticiones es otro asunto, aprendizaje que no sucederá en el caso de que la concentración del alumno sea, por el contrario, pobre.



Cuando la mente divaga, el cerebro activa una serie de circuitos relativos a cosas que nada tienen que ver con lo que se está tratando de aprender o ejecutar. 


Por ello es tan difuso el recuerdo de lo que se pretende aprender estando desenfocados y distraídos.… ahora imaginen recordarnos a nosotros mismos luchando por la propia vida.


¿Trofeo al buen perdedor?


En la vida real no obtienes un trofeo al “buen perdedor”, lo obtienes por ser el mejor… por sobrevivir.


Que la vida es un esfuerzo competitivo no es nada nuevo, a diferencia de lo que nos  “venden” las tan de moda ideologías populistas para mentes infantiloides, en la vida real no obtienes un trofeo solo por estar, y mucho menos por ser un "buen perdedor". En la vida real solo se obtiene el trofeo por ser el mejor. 


En paralelo a esa verdad fundamental surge otra cuestión importantísima, por lo que no debemos olvidarla jamás, sobre todo debemos ser los mejores jugadores de equipo, no basta con ser el mejor a título individual, la mayoría de los verdaderos y más importantes trofeos lo son por la excelencia en los esfuerzos de equipo, no por logros individuales.


Esta es una realidad que he validado infinidad de veces a lo largo de mis carreras profesionales, pero particularmente durante los periodos que he dedicado a trabajos operativos y de instrucción. 


Por mucho que me ilusionara llevar el protagonismo, logré encontrar que mi contribución más importante al esfuerzo general debía ser la de apoyar, de todas las formas posibles, a los equipos de trabajo con los que compartía ese momento, esa era, y es, la única razón del esfuerzo principal, el crecimiento del equipo. 


En consecuencia, renunciar al protagonismo personal para lograr esa excelencia de ser los mejores como equipo. Dejando a un lado nuestras ambiciones personales y egoístas, debemos tener claro que lo que importa es siempre el esfuerzo general, y eso es lo que debemos buscar fortalecer y extender, la importancia y necesidad de la excelencia del equipo por encima de la del individuo.

Evidentemente esto es algo que se aplica a cualquier ámbito de la vida real, como ya quedó claro contra la opinión general de la corrección política imperante, pero ciertamente es mucho más evidente cuando esa excelencia de equipo se relaciona con salvar y proteger vidas. 


Ya seamos legítimos usuarios con una familia que cuidar, agentes de policía buscando servir y proteger a los ciudadanos, sanitarios de emergencias, bomberos, o militares y Oficiales de Protección Ejecutiva, todos ellos poniendo sus propias vidas por delante, a modo de escudos, para proteger la de terceros.


Con todo, no debemos olvidar la necesidad primordial de aplicar ese mismo parámetro en la misma instrucción y capacitación de todos esos equipos que he nombrado. Aplicación que debe integrase tanto en la ejecución de la instrucción en si misma, como en los fundamentos transmitidos sobre las metas a alcanzar por cada uno de los instruidos.


Como ya he repetido en otras notas cortas, así como en clases o seminarios, ahí está la importancia y valor de ser un líder, instruir a más líderes, y de ahí la necesidad de conocer las características de un líder e instructor. 


Se que ya he comentado distintas listas de chequeo a considerar, listas que como podrán comprobar no solo son recíprocamente compatibles, sino que además son complementarias y reforzadoras entre si.


En la lista que les presento hoy las preguntas surgen de las características que los líderes comparten mutuamente, esas mismas características que ya les mostré en la nota corta anterior.

  • ¿Trabajo en equipo?
  • ¿Doy autonomía al individuo? ¿Y al grupo?
  • ¿Creo un ambiente de equipo?
  • ¿Muestro interés por el éxito y el crecimiento individual? ¿Y de grupo?
  • ¿Soy productivo?
  • ¿Estoy orientado y oriento hacia los resultados?
  • ¿Soy un buen comunicador?
  • ¿Escucho?
  • ¿Comparto información?
  • ¿Ayudo al crecimiento de las personas?
  • ¿Analizo mi/su desempeño y rendimiento?
  • ¿Tengo una visión estratégica clara para el equipo?
  • ¿Poseo capacidades técnicas y conocimiento?
  • ¿Se colaborar en busca del objetivo común?
  • ¿Puedo tomar decisiones aunque estas no sean populares?

Como en las preguntas de la nota corta anterior, se repite el concepto de que los instructores y líderes reales lo son gracias a que tienen una visión y objetivos claros, al mismo tiempo que dan libertad para conseguirlos, permitiendo que cada uno encuentre su mejor senda dentro de unos estándares y unos procesos bien definidos.


En resumen, transforman la dinámica en la que sus, temporalmente, alumnos tienen que hacer cosas por otra en la que quieren hacer cosas, transformando sus logros en algo mucho más significativo para ellos, en una expresión positiva de su talento, sus habilidades y experiencias.


Cuídense y cuiden de los suyos.


Trastorno Obsesivo-Compulsivo.
** Trastorno de Déficit de la Atención.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No puedes exponer mi cerebro y trastornos mentales públicamente Cecilio jajaja.
Bromas.
Un abrazo de oso, querido amigo.

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