El Espíritu Guerrero no es un punto destino, es un proceso.
Un proceso de por vida, de esfuerzo extenuante y de sacrificio.
De invertir tiempo y esfuerzo para llevar uno mismo a su espíritu, a su mente, a su cuerpo y a sus acciones hasta un lugar indeterminado donde cultivar y fortalecer con éxito su propio Espíritu de Guerrero.
Cuídense y cuiden de los suyos.
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Cuídese y cuide de los suyos.