El Espíritu Guerrero no es un punto destino, es un proceso.
A mí modo de entenderlo, el ser capaz de asumir la responsabilidad de la propia seguridad y la seguridad de las otras personas, familiares, amigos, subordinados, jefes, así como las que la sociedad misma, forma parte inalienable de ese Espíritu del que hablamos.
Y me atrevería a resumirlo en cuatro puntos.
1- Saber y tener asumidos los resultados y efectos de nuestras acciones, así como el coste de las mismas a nivel personal y social.
2- La capacidad para ser conscientes y consecuentes con nuestras propias batallas, internas o externas.
3- Poseer la capacidad de poner fin a la vida de otro ser humano si por desgracia ello es necesario para proteger la vida de inocentes.
4- Y por supuesto asumir la posibilidad de perder la propia vida en aras de esa protección.
Pero como en casi todo lo importante en la vida… aún hay mucho más.
Cuídense y cuiden de los suyos.
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