domingo, 5 de octubre de 2025

Lo ineludible para los demás, jamás para nosotros mismos... la Seguridad con las Armas.

Lo ineludible para los demás, jamás para nosotros mismos... la Seguridad con las Armas.

Por Cecilio Andrade.

"Los guerreros victoriosos ganan primero 

y luego van a la guerra;

los guerreros derrotados van primero a la guerra

y luego intentan vencer". 

Sun Tzu.

¿La introducción?

Hace más de 2000 años los centuriones romanos ya lo sabían, enseñaban y demostraban, como muchas civilizaciones militares anteriores y posteriores supieron también lo importante que es el concepto de... 


“Entrenar como trabajas, trabajar como entrenas”.


Obviamente no eran ni un mínimo de lo “estúpidamente correctos” que se exige ser hoy en día.

Un momento... creo que … ¿me equivoqué? … ¿debí decir políticamente correctos? ¿verdad?...  en fin será cosa del jet lag. 

Volvamos a lo que nos ocupa, 

Esta frase no se aplica sola y exclusivamente a portar todos los fierros y equipaciones propias de un trabajo profesional armado.

Implica portar objetos materiales y herramientas, junto a “objetos” más inmateriales como son las capacidades técnicas, motoras, cognitivas y psicológicos, sin olvidar esos otros más etéreos como son las cuestiones éticas y morales... los aburridos y trasnochados Principios y Valores personales.

¿Les disgusta mi coctel tan saturado? 

No lamento decir que es lo que toca cuando de armas hablamos. Como decía un veterano zapador del aire español en Afghanistán...


... “es todo lo que hay, y no hay más, si te gusta bien, si no te gusta… también.”


 El conjunto completo de lo reseñado dos párrafos más arriba debe formar parte íntima de toda filosofía y modo de operar con armas, ya sea durante su mantenimiento y limpieza, simplemente portándolas, en el campo de tiro, en una acción de defensa o en otra de alto riesgo.

Si cuerpo y mente solo saben actuar de una forma unificada, y esta es la correcta, jamás podremos equivocarnos por muy estresados o apresurados que nos encontremos.

Claro que esa “forma correcta” suele acabar generando una excusa, cuando no un vicio, con un resultado final a veces mucho peor.

¿Cuántas veces han escuchado? espero, optimista de mi, que no pronunciado...


... “siempre se ha hecho así”, 

... “me lo enseñaron en…”, 

...“lo hacen en tal unidad…”, 

...“se lo vi a tal instructor…”, etc., 


... para con ese mantra quedarnos felices y contentos en nuestra charca del acomodo fácil e hipócrita. 

El mantra del inmovilismo y el estancamiento. 

El ser humano es un animal rutinario, no lo duden.

¿Lo sufren Uds? 

Analícenlo.


Normas de Seguridad con Armas... ¿Diez? ¿Doce? ¿Quince?

Pues eso...

¿Cuántas normas de seguridad para el trabajo con armas recuerdan? 

 Pero…siendo realistas y honestos.. 

¿Las aplican?

¿Las recuerdan?

Quien me ha sufrido en clase sabe que como formador de tiradores seguros, presiones académicas aparte, me gustan las técnicas, procedimientos y tácticas sencillas de aprender, de mantener y sobre todo de aplicar en cualquier situación y condición. 

Con dicho proceder adquirimos una confianza en nosotros y en nuestras capacidades que es fundamental para cualquier posibilidad de supervivencia operativa. 

Es por ello que buscando ser ese verdadero tirador seguro proverbial, sin duda incrementamos la confianza y seguridad entre compañeros, tanto en operativos de cualquier índole como en entrenamientos.

Permítanme recordarles un artículo de mi cosecha y ya viejo, entre otros muchos que hacen referencia a este tema de la Seguridad con Armas, en el enlace...


Solo "serán" buenos tiradores cuando "se conviertan" en tiradores seguros… todo lo demás son excusas.

Parafraseando al despreciable Jack “el destripador”, vayamos por partes. 


Una base sencilla y cómoda de gestionar la Seguridad con las Armas.

Personalmente empleo, aplico e intento transmitir una sencillísima lista de cuatro reglas básicas de sentido común, por más poco común que sea, que aprendí del Gran Maestro de Armas, así al menos lo considero, el Coronel Jeff Cooper.

Con ellas descubrí que, unido a ese menos común de los sentidos, esta simple y corta lista engloba a todos y cada uno de los puntos de esas otras más o menos larguísimas listas que todo tirador cree conocer, y pocos aplican realmente.

A saber:

        1. Trate todas las armas como si estuvieran siempre cargadas.
        2. No permita que su arma apunte hacia algo o alguien a quien no quiere disparar.
        3. Mantenga el dedo alejado del disparador hasta que no haya decidido disparar.
        4. Identifique siempre su blanco y lo que hay más allá de él.

Y con esta tan sencilla lista, si la recordamos, aplicamos, interiorizamos y hacemos parte de nuestro bagaje mental y biomecánico adquirido, con entrenamientos inteligentes y realistas, lograremos de una forma natural aplicar muy largo desglose de procedimientos y controles que paso a definir en detalle... pues, cada una de esas cuatro simples Normas de Seguridad con las Armas engloban en su simplicidad decenas, quizá cientos en conjunto, de detalles, pormenores, particularidades, especificaciones, puntualizaciones y aclaraciones... que debemos comprender de forma total y completa.

¿O creían que con esta simple lista acababa el artículo?

Pues no... no se vayan aún... aún hay más.


Claves de Seguridad y… sentido común.

Para todo profesional es evidente que sin unos mínimos requisitos de seguridad cualquier trabajo puede pasar de ser un simple y asumible riesgo a convertirse en una grave negligencia, paralela al delito, cuando no lo sea en si misma.

Las Normas de Seguridad pueden dividirse en tres apartados.

        • Seguridad general.
        • Seguridad durante los entrenamientos.
        • Seguridad durante las operaciones.


Aunque a priori esta división nos resulta válida debemos tener en cuenta que todo irá a caballo de una correcta instrucción, asumiendo que con la base correcta, las acciones siempre responderán al entorno en las que se realicen.

Cinco son las claves básicas fundamentales de seguridad, y sentido común. Las cinco son totalmente aplicables a cualquier situación, del tipo que sea. Como intentaré plasmar a lo largo de este trabajo es indiferente el encontrarse en una galería de tiro o en una acción armada para tenerlas presentes.

Recuerden que partiendo de estas claves de sentido común será fácil aplicar de forma natural todo lo demás.

    • Estar siempre alerta.
        • Dice el proverbio “hombre prevenido vale por dos”.
        • Si pueden detectar los problemas por anticipado, casi siempre se podrán evitar.
    • Confiar en los sentidos cuando éstos dicen que algo anda mal.
        • El sexto sentido es algo real, no algo esotérico.
        • Es simplemente el subconsciente, siempre alerta, detectando algo anómalo, erróneo, incorrecto, no reconocemos conscientemente lo que es, pero indudablemente algo no está bien.
        • Negarlo no sirve de nada.
        • De forma consciente el ser humano analiza un máximo de 2000 bits por segundo, lo que es tan solo el 0.0000005 % del total con el que nuestro subconsciente trabaja.
        • El subconsciente trabaja con la asombrosa cantidad de 400.000.000.000 bits por segundo.
        • Debemos confiar en ese sexto sentido, instinto, intuición, ángel de la guarda, etc. ... nómbrenlo como gusten.
        • Denomínenlo como gusten pero escúchenlo y busquen lo que está mal.
    • Adquirir anticipadamente los conocimientos, habilidades y equipo necesarios para garantizar una capacidad de reacción correcta.
    • Planificar las acciones, crear y entrenar un plan de batalla, general y adaptable.
        • Esto es válido para todo lo que se realice en la vida.
        • Fracasar en planificar es planificar el fracaso”.
    • Actuar en el momento crítico, ser decidido, tener la capacidad de hacer lo que se debe hacer en el momento necesario, asumiendo dicha capacidad de forma total y completa.
        • La acción imperfecta en el momento exacto es mejor que la acción perfecta un segundo tarde.


Normas Generales de Seguridad.

Las Normas Generales de Seguridad deben presidir cualquier acción relacionada con las armas de fuego. Asumiendo y teniendo en cuenta que legalmente se habla de profesionales, cuya titulación y cualificación técnica nos hace merecedores de una destreza “indiscutible” en el uso de las armas. 

Así debiera ser, aunque, reconozcámoslo, la realidad sea otra muy distinta, independientemente de las razones o excusas que queramos o deseemos emplear.

    • Tratar todo arma como si estuviera cargada y dispuesta para abrir fuego.
    • Cuando se toma un arma, incluso en nuestro propia casa, cajón o armero, armería o cuarto de armamento de cada unidad, antes de realizar ninguna otra manipulación debemos comprobar si se encuentra cargada o no.
        • Siempre en dirección y ángulo seguro.
        • ¡No suponer ni creer nada!
        • Las suposiciones son la excusa de los metepatas”, versión educada.
        • La suposición es la fuente de m… para hacer cagadas”, versión escatológica y políticamente menos correcta.
    • No apuntar a nadie con el arma si no se está dispuesto y convencido de la necesidad de disparar.
    • Igualmente no introducir el dedo en el guardamonte si, de nuevo, no se está dispuesto y convencido de la necesidad de disparar.
    • Apuntar siempre la boca de fuego hacia lugares o zonas en los que disparos negligentes no causen daños personales.
    • No abandonar nunca un arma ni dejar las armas al alcance de nadie, sean compañeros o no.
        • Puede ser empleada contra uno
        • La “atracción de las armas” es algo más que un vago concepto psicológico.
    • No jugar con las armas, sean reales o no.
        • El cuerpo repite de forma natural todo lo que acostumbra a realizar de forma cotidiana.
        • Si nos acostumbramos a manipulaciones inseguras con la excusa de que es un arma de juguete, inerte o descargada, la mano actuará de la misma forma el día que empuñemos un arma real cargada, alimentada y, por ello, lista para hacer fuego.
    • Jamás arrojar el arma contra el suelo, una mesa, o incluso una mullida cama, siempre debemos depositarla.
    • Cuando no se porte toda arma debe guardarse en un armero de seguridad.
        • Si el armero se encuentra en el domicilio se puede, y debe, considerar también el mantener la munición en un lugar diferente.
    • Evitar, dentro lo posible, que otras personas conozcan el emplazamiento del armero.
    • Es recomendable, y una buena política preventiva, ocultar incluso que somos propietarios de un arma, o armas, de fuego.
    • Alcohol, o cualquier sustancia que afecte a la mente, jamás debe asociarse con el uso, manipulación ni transporte de un arma de fuego.
    • Las armas es preciso conocerlas en profundidad para manejarlas con seguridad, si esto no es así debemos acudir a un instructor.
    • Los accidentes son siempre consecuencia de la negligencia personal.
        • Existen los fallos mecánicos, estructurales y de otros tipos, es evidente, lo cual no es razón, ni excusa, para dejar de pensar que uno mismo es el único responsable de cualquier accidente ocurrido con el arma que portamos.


Seguridad en Entrenamiento.

Existe un viejo adagio, sutil y quizás en cierta medida irónico, aplicable a cualquier cosa que deseemos realizar correcta, segura y perfectamente, a saber...


 “Entrenar, entrenar, entrenar, y después más entrenamiento”.


Exigiéndonos todo ese trabajo hasta que su mecánica forme parte intrínseca de nuestra propia naturaleza e instintos adquiridos.

Debemos buscar adquirir un perfecto nivel de habilidad y destreza en el empleo y manipulación de toda arma que portemos, no existe excusa justificable alguna en este asunto. 

No la busquen, no la hay, todas son invenciones.

Una vez llegados al campo o polígono de tiro, a las Normas Generales de Seguridad, que hemos visto en el apartado anterior, sumaremos un grupo más de Normas de Seguridad en Entrenamiento, tendentes estas a evitar riesgos y accidentes en nuestro entrenamiento.

    • Si vamos a entrenar en solitario siempre comunicaremos a alguien de la unidad, familia o amigos, donde estaremos y dentro de que ventana horaria.
    • Cuando el entrenamiento se realice en grupo, siempre habrá un director del mismo, quien no necesariamente actuará como instructor.
    • Este director marcará y controlará el quién, qué, cómo, cuándo y dónde, así cualquier otra información y norma que se considere pertinente.
    • Entre sesiones toda arma estará con el seguro puesto, si dispone de seguro externo.
        • Colgada si es arma larga.
        • En su funda si es arma corta.

    • Nunca se manipulará un arma a la espalda de los compañeros que están trabajando.
    • En la línea de tiro, nunca nos adelantaremos o atrasaremos exageradamente con respecto a los demás compañeros, manteniéndonos siempre a la misma altura aproximada, salvo que el ejercicio, el instructor o director del ejercicio, definan y marquen otra cosa.
    • Prestar especial atención a derecha, izquierda y atrás, buscando evitar tropezones, golpes o disparos fortuitos por cruces de trayectorias o movimientos indebidos.
    • En entrenamientos de asaltos y entradas:
        • Se acotará siempre la zona. 
        • Incluso acotada se revisará todo antes de cada ejercicio.
        • Tras la revisión se indicará el comienzo de todo ejercicio, donde se vayan a realizar acciones con fuego real, con un silbato, sirena, voz o cualquier otra señal convenida.
    • Si sabemos que vamos a realizar entrenamientos con armas de fuego, nos mantendremos despejados, comiendo ligero, nada de alcohol ni, en lo posible, bebidas gaseosas.
    • Jamás trabajar sin gafas de tiro ni protectores auditivos.
        • Así como todos aquellos accesorios de protección y seguridad que la situación, entorno, entrenamiento específico y/o nivel de los alumnos marquen como necesarios.
    • La Seguridad es responsabilidad de todos y cada uno de los presentes en la zona de entrenamiento, no solo del instructor o director del entrenamiento.


Un último punto, también de sentido común.

    • Para la implementación de este grupo específico de Normas de Seguridad en Entrenamiento es indiferente que los entrenamientos sean individuales o en grupo.


Seguridad Operativa.

Personalmente parto siempre de una premisa, una que ya me han leido infinidad de veces, la Seguridad en el uso de las armas es la regla ética y moral básica para todo agente, operador y/o legítimo usuario con un mínimo nivel de profesionalidad.

Con este punto claro y bien definido, dicha premisa adquiere toda su máxima importancia cuando se trata de acciones reales en las que surgen factores no controlables. 

El hecho de que sean acciones defensivas, reactivas o intervenciones, no importa, seguimos siendo los únicos responsables de cada proyectil que abandone nuestra arma, sea de forma controlada o negligente.

    • Estar seguro de la propia capacidad para hacernos cargo de la acción o reacción.
        • El exceso de confianza, o la sobreestimación de las capacidades, no solo indican poca o nula profesionalidad, si no que puede acabar degenerando en una situación donde se juegue y arriesgue la vida de compañeros o ciudadanos.
    • Evitar disparar si no se reconoce claramente el objetivo, o se observen movimientos no identificados tras de el mismo.
    • Máximo cuidado si se abalanzan hacia uno, es muy posible que sean ciudadanos aterrorizados buscando auxilio, protección o simplemente intentando huir por la única salida posible.
    • La primera directriz, y premisa fundamental, para la mayoría de las acciones armadas actuales, ya sean policiales o militares, en misiones de mantenimiento de paz o de combate, así como para legítimos usuarios reaccionando ante una agresión potencialmente letal, es simple, debemos preservar toda vida inocente.
        • En principio siempre es preferible que un criminal huya a dañar a inocentes por el ansia de capturarlo o neutralizarlo.
        • El punto anterior tiene matizaciones muy importantes a tener en cuenta según el tipo de criminal contra el que se actúe.
        • Debemos considerar su peligrosidad ante el riesgo de que se generen riesgos o daños mayores si logra huir, frente a los que se puedan provocar con una acción de neutralización.
    • La acción será estudiada con atención al detalle, obviamente si ello es posible y la premura de tiempo lo permite.
        • Debe ser entendida por todos los componentes del grupo actuante.
        • Así como por todo aquel que de una forma u otra tenga algo que ver en la acción.
    • Si no es factible el estudio detallado del punto anterior una forma de minimizar sus factores negativos es poseyendo un entrenamiento previo realista y adaptado.
        • Entrenar con la mayor asiduidad posible nos dará las capacidades necesarias para poder hacer frente a acciones inesperadas.
    • Durante la ejecución de la acción evitaremos, en la medida de lo posible, apuntar y abrir fuego sobre las zonas en las que pueden aparecer compañeros y/o civiles inocentes.
    • El nivel de estrés de este tipo de acciones provocará el llamado “efecto túnel”.
        • Hay que tratar de mantener una visión abierta y general de la zona para evitar acciones y actos que puedan desembocar en disparos negligentes.


Las Normas Generales de Seguridad y las de Entrenamiento son especialmente importantes en todas las acciones Operativas.

Son todas estas Normas las que se aplicarán de una forma instintiva y natural, evidentemente si están bien diseñadas, entrenadas, aprendidas, asimiladas e interiorizadas.


El menos común de los sentidos.

Sobre todas los principios, normas y reglas de seguridad reseñados y aplicables debemos emplear siempre la mejor arma que como seres conscientes poseemos, y esta es simple y llanamente nuestro propio cerebro, para con él sacarle partido al mejor y menos común de los sentidos, ya saben cual, el sentido común.

El IVº Conde de Chesterfield decía que...


“El sentido común es el mejor sentido que conozco”. 


Muchos dirán que no es exacto ni fiable en el 100% de las ocasiones, algo con lo que en otra época de mi vida diría que no podía estar más de acuerdo, aunque a día de hoy aporto una matización muy importante.

Esos muchos que opinan así, como yo mismo en el pasado, lo hacen sin darse cuenta de que en realidad lo que no es fiable es como utilizamos la base de experiencias, conocimientos y capacidades con las que interpretamos lo que nos indica ese “sentido común”.

Personalmente si considero que es el sentido que debe guiar nuestro camino, eso si, con un análisis y estudio profundo y esmerado.

El filósofo Martin Heidegger consideró que...


“El sentido común del hombre tiene su propia necesidad; 

afirma su legitimidad con la única arma que está a su alcance, 

esto es, la invocación a lo obvio de sus aspiraciones y reflexiones.” 


Debemos reflexionar con los datos correctos, en el contexto correcto y para las metas correctas, todo lo que se salga de esa corrección obligatoria es simple y neto autoengaño.

Por otro lado vivimos en la época de lo rápido e instantáneo, sopas, cafes, pastillas para las cefaleas, adelgazantes, diversión, felicidad y demás “derechos” del ser humano del siglo XXI. 

Vivimos en el mundo de la información instantánea, tanta que ni la miramos, está ahí, por lo que ni le prestamos atención, ¿para qué? Si la necesito la requiero en “mi” buscador. La red es omnipresente, la cual nos lleva a lo que la escritora Gertrude Stein definió tan perfectamente...


“Todo el mundo recibe tanta información durante todo el día que pierde su sentido común.” 


Para que preocuparnos de nada, si lo que necesitamos aparece con tan solo buscarlo en nuestro celular tan inteligente. Ni de lejos creemos que las balas son más rápidas que San Google para que este nos diga como salir de un atolladero con armas por medio… ¿o sí lo serán? 

Un fanático e integrista religioso dijo hace siglos, por experiencia propia sin duda,...


“La fe debe sofocar toda razón, sentido común y entendimiento.” 


El señor Lutero sabía de que hablaba, no lo duden.

Como lo sabia la poetisa Marguerite Yourcenar...

“En todo combate entre el fanatismo y el sentido común, 

pocas veces logra este último imponerse.” 


¿Pensaría en el señor Lutero? 

No lo creo, habiendo tantos como él en la Historia y la vida cotidiana.

A día de hoy vivimos ese tipo de fanatismo en todos los campos, todos poseemos la verdad absoluta de “algo”. En el campo de las armas y su empleo no puede ser distinto, siendo aún más acentuado si cabe. 

Llegamos a extremos de defender cual dogma religioso estilos, escuelas, técnicas, instructores, unidades, “videoyoutubes”, etc. Sin pensar, sin analizar, sin adaptar, en definitiva, como fanáticos integristas del mundo de la seguridad y las armas.


Todo procedimiento de seguridad debe tener respuesta clara y concisa a las cinco preguntas clave de cualquier trabajo científico y profesional.

      • ¿Quién? - Definiendo quien aplica determinado procedimiento podemos discernir si podemos utilizarlo en nuestro día a día personal.
      • ¿Qué? - Lo que vale para una unidad o trabajo específico puede no ser lo correcto para nosotros y nuestro quehacer ordinario.
      • ¿Cómo? - Las condiciones de actuación definirán la forma de implementar cualquier procedimiento. 
          • Lo mejor de lo mejor, ¿de lo mejor?, no siempre se podrá aplicar, pero debemos ser capaces de deducir que es eso de “lo mejor” en nuestro marco temporal, físico, puntual, específica y concretamente.
      • ¿Cuándo? - Lo que es eficaz en este momento puede ser contraproducente un segundo más tarde. 
          • Saber “ver” el momento adecuado requiere muchas horas de trabajo previo. 
          • Entrenamiento, entrenamiento, entrenamiento. ¿Recuerdan?
      • ¿Dónde? - Cada rincón de su mundo, de su ciudad, de su barrio, de su casa, de su entorno específico y familiar, es un cosmos en si mismo que requiere de análisis inmediatos y, sobre todo, adaptación.

Son estas cinco preguntas universales del saber científico con las que podemos sacar el máximo provecho al sentido común, pero por más que sabemos esto tan evidente, sigue siendo el menos común de los sentidos.

Sin ese sentido común, no hay capacidad de discernimiento que nos permita trabajar con seguridad, y sin seguridad no podemos trabajar con armas, punto y final.

La ecuación demostrativa de todo lo expuesto es increiblemente simple:


Sentido común

Capacidad de análisis eficaz 

Seguridad con las armas 

Eficacia con las armas


Ecuación sencilla sin una sola incógnita que genera una pregunta de sentido común...


¿Por qué tan pocos son capaces de desarrollar esta ecuación tan sencilla?













Vamos con el epílogo pedante... ¿o creían que me olvidaba tras el apartado anterior?

Según el príncipe Talleyrand...


 “Con las bayonetas, todo es posible.

Menos sentarse encima.” 


Lo cual, si lo piensan bien, se aplica a todas las armas ciertamente.

Trabajar con armas implica muchas cosas, y trabajar con seguridad es la primera y fundamental cuestión a dominar. Sin ella, la seguridad, todos los espectáculos circenses que seamos capaces de implementar no valen mucho, o quizás sí, si pensamos en las vidas que arriesgamos con nuestra negligencia. 

Después de todo Charlton Heston lo expresó maravillosamente...


“No hay buenas armas o malas armas. 

Cualquier arma en la mano de una persona mala es mala. 

Un arma en la mano de una persona decente no representa amenaza alguna.” 


Lo cual nos demuestra y confirma que toda persona negligente en la seguridad es, por definición, una “mala persona”. 

¿No lo creen así? 

¿Han visto la película “Perros de paja”? 

Si lo han hecho quizás recuerden una de las escenas donde Dustin Hoffman conversa con Del Henney con un arma en la mano:


“- Está descargada. 

- ¿Estás seguro? 

- ¿Por qué no disparas y lo compruebas?”.


¿Cuántas veces en su vida han observado, acciones de ese tipo? 

Sean sinceros.

De todas formas ya ven que soy optimista, hablo de si lo han visto, no si lo han hecho. 

Por cierto, y ya que hablamos de películas, ¿vieron “Al filo del mañana”? Tom Cruise le grita a una tranquila Emily Blunt...


“- ¡No soy un soldado! 

- Claro que no, eres un arma.” 


Eso somos, armas, todo lo demás que portamos son meras “herramientas” para mejorar la capacidad intrínseca de esa arma. Y por tanto ser un arma segura o insegura depende sola y únicamente de nosotros mismos. 

El antropólogo Marvin Harris lo describe con gran acierto cuando escribió...


“Somos la especie más peligrosa del mundo no porque tengamos los dientes más grandes, las garras más afiladas, los aguijones más venenosos o la piel más gruesa, sino porque sabemos cómo proveernos de instrumentos y armas mortíferas que cumplen las funciones de dientes, garras, aguijones y piel con más eficacia que cualquier simple mecanismo anatómico.” 


Hasta alguien de tan infausto recuerdo como Mao Tse Tung lo supo reconocer... 


“Las armas son un factor importante en la guerra, pero no el decisivo.

El factor decisivo es el hombre, y no las cosas.”


Es el factor humano el que trasmite intencionalidad y razones, si no lo creen sumen a lo anterior las palabras Margaret Hilda Thatcher, la “Dama de Hierro”...


“Las guerras no son causadas porque se construyan armas. 

Son causadas cuando un agresor cree que puede alcanzar sus objetivos a un precio aceptable.” 


Y es ahí donde los “buenos” de la ecuación deben ser eso mismo, “buenos”. 

Buenos en sus principios y valores, buenos en sus acciones, buenos en sus intenciones, buenos en sus habilidades, buenos en sus capacidades y, como base de lo último, habilidades y capacidades, excelentes en el desempeño de sus obligaciones con una seguridad total y absoluta, que no permita, bajo condición alguna, eufemismos del tipo “precio aceptable” y “riesgos asumibles”.

¿Cuál es la primera norma de sentido común que aplicarían? 

Mark Twain lo tenía muy claro, como yo mismo... 


“Se puede andar con una pistola cargada,

se puede andar con una pistola descargada;

pero no se puede andar con una pistola que no se sabe si está cargada o descargada.”



Cuídense y cuiden de los suyos… con seguridad siempre.


Original en Centroamérica, Abril 2017.

Actualizado en Almería, Abril 2025.

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