domingo, 19 de noviembre de 2023

Empuñamientos, desenfundes y encares... y el dedito fuera hasta que toca disparar.

Empuñamientos, desenfundes y encares... y el dedito fuera hasta que toca disparar.


Por Cecilio Andrade

Mi pasado militar me ha imbuido del concepto de aprendizaje “por tiempos”, aplicado principalmente para el orden cerrado de paradas militares, pero muy útil para dominar cualquier técnica que requiera habilidades motoras más o menos complicadas y/o finas. La idea es clara para todos, estoy seguro de ello, aprendemos cada movimiento aislado hasta que lo dominamos, haciendo lo mismo con cada movimiento requerido para la secuencia completa. Al final vamos uniendo y enlazando esos movimientos, aprendidos de forma aislada, para convertirlo en una secuencia única y fluida. Y esto es válido para cualquier aprendizaje biomecánico, no solo con armas.

Con el desenfunde y presentación es exactamente igual de necesario y beneficios este sistema “por tiempos”.

Para ello primero localizaremos los tiempos que debemos analizar y entrenar, los cuales podríamos listar partiendo de tan solo cuatro puntos:

- Traslado de la mano.
- Agarre y empuñamiento
- Extracción del arma.
- Presentación final.

Visto así parece muy sencillo, y realmente lo es, pero lo que para la mayoría no es tan evidente es que cada uno de esos cuatro puntos tiene una infinidad de microgestos y detalles que merecen un análisis profundo para ser capaces de maximizar y dar fluidez a esta acción fundamental.

La posición corporal y situación con el entorno antes de cada desenfunde pueden ser tan infinitas como las circunstancias, pero para comenzar a aprender y perfeccionar es necesario empezar con propuestas sencillas.

Un tirador diestro (los zurdos y ambidextros, por favor, les ruego giren la imagen presentada) se colocará de tal forma que su cadera este en 45º (aprox.) respecto al objetivo usado como referencia. Con lo cual el pie izquierdo, adelantado, apuntará al objetivo; y el derecho un poco atrasado y hacia la derecha, apuntará algo menos de 90º a la derecha (también aprox). La distancia de ambos pies será más o menos la de anchura de los hombros, de forma cómoda y relajada en la medida de lo posible.

Si se dan cuenta describo una posición simple de alerta y vigilancia relajada, de guardia sin guardia, que dirían los practicantes de artes marciales tradicionales. Los ojos jamás pierden de vista a la amenaza, antes, durante, ni después de la acción puntual.

Empuñamiento y encare... Algo más que una simple cuestión de opiniones.

Para la mayoría de los instructores existe un punto perfectamente claro y definido, debe mantenerse el dedo fuera del disparador hasta encarar el objetivo. Por desgracia también hay muchos otros que opinan que su dedo es el mejor seguro.

Otra cuestión polémica es aquella de hacia dónde debe apuntar el arma cuando no está encarada al posible objetivo, ¿hacia arriba o hacia abajo?

Tanto por “lo aprendí en…”, o el clásico “yo siempre lo he hecho así”, la mayoría de profesionales armados tiene su propia opinión, y algunos juzgando que los demás están equivocados.

Como ya se ha comentado, existe una regla de seguridad fundamental:

"Hasta que no se tenga el objetivo en las miras no poner el dedo en el disparador".

La razón por la que esto debe ser así es consecuencia del fenómeno denominado Interacción Entre Miembros. Término que describe la contracción instintiva de los músculos (de la mano entre otros) en situaciones de stress.

Este fenómeno se subdivide en tres factores o respuestas interconectadas que son importantes a conocer y comprender.

- Respuesta de Pérdida de Equilibrio.
- Respuesta de Presión Simpática.
- Respuesta Sorpresiva.

Respuesta de Pérdida de Equilibrio.

Esta respuesta es fácil de comprender si se piensa en una actuación, al pisar vidrios, canicas, aceite, tropezar en un escalón, etc., es fácil perder el equilibrio llegando a caerse. En estos casos la respuesta instintiva es tensar todos los músculos intentando recuperar ese equilibrio y/o minimizar los daños de la caída.

¿Qué ocurrirá si el dedo está sobre el disparador? 

Probablemente un ¡¡¡BANG!!!

Respuesta de Presión Simpática.

Para un profesional armado es común verse obligado a realizar algún gesto brusco o de fuerza con una mano mientras la otra empuña el arma. Por ejemplo, en una entrada en la que un civil desarmado y aterrorizado se echa encima y viéndose obligado a apartarlo con brusquedad para encarar el objetivo real, en el traslado de un detenido si este se revuelve, etc. En cualquiera caso una mano realiza un gesto o fuerza y la otra (la que empuña) por reflejo realiza una presión similar.

Si el dedo está encima del disparador ¿Qué es lo probable que ocurra? 

¡¡¡BANG!!!

Respuesta Sorpresiva.

Cuantas veces en el propio hogar, ante la aparición inesperada de un familiar, una voz a la espalda estando concentrados, un sonido fuerte, etc., se acaba prácticamente saltando con las pulsaciones aceleradas. No es miedo, ni siquiera es algo negativo ni malo, es una sorpresa, es lo que familiarmente se denomina un susto. Es la respuesta de alerta del organismo, natural y sana.

Si en un registro o una entrada, con todo el stress que conlleva, un gato sale donde no se le espera, una bocina suena bruscamente, alguien grita de miedo o dolor, en fin, algo que sorprende, y el dedo está encima del disparador ¿qué probabilidades existen de que no se produzca un disparo?

¡¡¡BANG!!!

El corolario de todo lo anterior es que nadie dispara más rápido por llevar el dedo en el disparador, dispara más rápido hacia donde no debe y hacia quien no debe.

“Gatilleando” el disparador… o algo así... ¿verdad Mishi?

Estoy seguro que algo en lo que todos los usuarios e instructores de armas coincidirán, me refiero a esa cuestión en la que el punto crítico de un disparo preciso, y quizás el más importante, es el control del disparador, de la palanca de disparo, del gatillo. Un control correcto permite disparar sin que afecte en modo alguno al control de puntería y alineación. Debe ser pulsado suave y fluidamente hacia atrás, sin brusquedades, y sin ningún tipo de presión angular que afecte a la alineación del arma con el blanco. Aquí más que nunca resulta importante recordar mi mantra favorito, a saber, “lo lento es suave y lo suave es rápido”, siendo obligado reconocer que la suavidad da precisión, y que suavidad no es jamás sinónimo de escasa velocidad. El punto donde estoy seguro que no hay acuerdo es en como ejercer esa presión controlada y, sobre todo, como generar y entrenar esa habilidad.

Dos son los elementos clave para un perfecto control, la correcta colocación del dedo y que la presión ejercida no sea excesiva ni brusca. Respecto al primer punto, perfecta colocación del dedo, se necesita mucho más de lo que una simple nota corta da de si. Tamaño del arma, de la mano o manos respeto a la empuñadura, energía necesaria para presionarlo y fuerza que puede ejercer el dedo del tirador, ángulo de la empuñadura respecto a las muñecas, psicomotricidad fina del tirador, tipo de disparador, entre otras muchísimas cuestiones más a considerar. Lo dicho, excesivo para una nota corta.

Está el archiconocido procedimiento del “disparo por sosrpresa”, que por más eficaz que sea en determinados momentos del aprendizaje y entrenamiento de la habilidad, incluso en algunas y puntuales situaciones reales y/o deportivas, es  evidente que no es válido para una acción defensiva o de combate. ¿Es factible invertir tanto tiempo en realizar un disparo cuando la propia vida, o la de terceros, están en juego? Sin olvidar que en estas situaciones la atención siempre está, por instinto de supervivencia inapelable, en el objetivo, jamás en el disparador y apenas en las miras. Por ello es tan sumamente importante este entrenamiento específico, ya que si no se ha entrenado el movimiento del dedo de la forma correcta, consciente, inteligente, suave, fluida y pormenorizada, este actuará de forma brusca, demasiado enérgica y descontrolada. He ahí donde entra en juego otro factor muy importante, y también muy olvidado, en el entrenamiento, el "gatilleo".

Este consiste en identificar los distintos pasos o tiempos que realiza el disparador antes de que se produzca el disparo, buscando reconocer cual es el recorrido mínimo que debe soltarse el disparador para que vuelva a armarse el sistema de disparo tras una acción de fuego, para después de la cual poder volver a presionarlo buscando repetir el disparo. Es evidente que cuanto menor sea el recorrido del disparador, menor será el movimiento del arma, y por tanto menor la posibilidad de errar el punto de impacto. Y, no es menos evidente, no se puede aprender correctamente a realizarlo “corriendo” y sin pensar ni analizar cada práctica.


Al disparar un arma esta se elevará, mientras se mantiene la atención en recuperar la alineación con el blanco, sobre todo del punto de mira, el dedo no debe soltar el disparador. Mientras el retroceso siga actuando se mantendrá esa presión. Una vez comienza la recuperación de la alineación del arma respecto al objetivo, se procederá a soltar controladamente el disparador hasta que el sistema vuelva a armarse para otro disparo, ni una décima de milímetro más. Y ¿cuándo ocurre esto? En la mayoría de las armas modernas de defensa y combate, con disparadores de dos tiempos, basta con soltar un par de milímetros notando un ligero “clic” más o menos vibrante y sonoro que lo identifica, tras lo cual es posible volver a presionar para repetir otro disparo.

Evidentemente en una acción real no se puede estar pendiente de detectar u oír ese “clic”, esto es algo que debe entrenarse previamente en el “relax” del trabajo en seco y/o del polígono de tiro, para que luego en la cruda realidad surja de forma natural como instinto adquirido. El no entrenar de forma inteligente este punto genera que el dedo suelte en exceso el disparador, con lo cual, no solo el arma se moverá en exceso entre cada disparo sino que además se perderá un tiempo precioso y vital.

No es un secreto de maestros, todo lo contrario, es algo que todo el mundo en el gremio de los tiradores, del tipo que sean, repiten hasta la saciedad, pero desgraciadamente muy pocos entrenan correcta y realmente, y muchos menos comprenden su importancia.

Quedo con la promesa de dos más sobre el mismo tema... ese gatillo.

Cuídense y cuiden de los suyos. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

mis reglas de seguridad con cualqier tipo de arma
- Siempre guardar mis armas descargadas, controlandor mejor dos veces que una
- un arma siempre debe considerarse como cargada
-nunca apuntar o dejar apuntar el cañon de mi arma a algo que no quiero destruir
- guardar el index fuera del gatillo mientras no estoy seguro de mi objetivo
-Estar seguro de mi objetivo y de su entorno proximo.
-- esto me ha trabajado durante mucho tiempo....
las armas las carga el diablo, pero quien tira del gatillo.....

Luis Rodríguez dijo...

Que gusto dar leerlo. Siempre la palabra justa y derribando supuestos creadores de fórmulas secretas.
Abrazo respetado Cecilio.

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